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viernes, 23 de octubre de 2015

Otra emocionante relectura


 
 
Efectivamente, el nombre de este blog proviene del título de este libro. Vuelvo a leerlo después de haber pasado varios años desde la última relectura y vuelvo a emocionarme como siempre y a disfrutar con un escritor que, aunque seguramente no será un gran novelista y probablemente tampoco un gran poeta, tiene la capacidad de lograr algo no siempre fácil que es llegar al lector o, al menos, a determinado tipo de lector.
Historia del exilio y el desexilio, como denomina Benedetti al regreso; del encuentro con los que se quedaron y en muchos casos sufrieron la represión, la tortura y la cárcel; de soledades y búsquedas; de amores y desamores; de jóvenes que no saben qué hacer con su futuro y mayores que no saben qué pensar de su pasado. Y como siempre sucede con este gran escritor, tratando  a sus personajes con respeto y ternura, como seres de carne y hueso que sienten y piensan.
Otro aspecto importante en el libro, como en todos sus libros, es el mantenimiento no solo en los diálogos del lenguaje coloquial uruguayo que lo hace más próximo y realista. Como hace muy poco que he leído un libro con entrevistas a José Mujica tenía muy presentes bastantes expresiones que me encantan.
Si a todo esto le añado que hay referencias a Ángel González, Juan García Hortelano o El guardián en el centeno de Salinger, me queda un recuerdo imborrable y el deseo de volver a leerlo pasado un cierto tiempo.
Dejo tres frases del libro; dos por mi coincidencia total en preferencia y emoción, y la tercera porque me parece original y, como dicen por aquellos pagos, hermosa.
 
 “(…) la bahía de Pollensa, en Mallorca, uno de los lugares de España que siempre he preferido.” (p.26)
 
“Anoche Camila fue con sus amiguetes a un recital de José Agustín Goytisolo y Ibáñez. Dice que cuando escuchó Palabras para Julia se puso a llorar. Y que la voz aguardentosa del Paco la movió en las tripas.” (p.47)
 
“Fijate que mi luto no fue vestirme de negro sino quedarme sin risa.” (p.42)
 
Si hace pocos días recomendaba Primavera con una esquina rota, creo que estos Andamios completan magníficamente un acercamiento a la obra narrativa de Benedetti.
 
 
Mario Benedetti, Andamios

lunes, 28 de septiembre de 2015

Provechosa relectura



 
No soy relector habitual, de hecho creo que se pueden contar con los dedos de una mano los libros de narrativa que he releído. Sin embargo, con esta Primavera mantengo desde hace años una relación muy especial. Como ya comenté en una entrada del blog hace tiempo, cuando me dedicaba a mi profesión de profesor y empezaba el curso, ante las ansiedades y los nervios, usaba como relajante la lectura de este libro. Como estoy jubilado desde hace seis años no lo había vuelto a leer y me pareció hace unos días que el inicio de este nuevo curso era un buen momento para recordar aquellos tiempos.
Benedetti está considerado y valorado como poeta y no tanto como novelista. A mí, sin embargo, me gusta mucho su prosa que desgraciadamente no cultivó en exceso. He leído todas sus novelas y con todas también he tenido la misma sensación: una cierta tristeza y bastante cercanía con muchos de sus personajes. Creo que, precisamente,  lo mejor del autor es la forma en la que trata a sus personajes: suelen tener una gran humanidad, son seres siempre de carne y hueso, no especialmente felices, con cierta carga de soledad, con mucha historia detrás, con dudas, con vacilaciones,…Seres, en definitiva, en los que resulta fácil encontrar cosas de uno mismo.
En este libro hay varios así y es una de las cosas que más me atraen del mismo, pero es que además está construido de un forma magnífica a través de monólogos, correspondencia, escritos de la niña que componen un contrapunto con cierta carga humorística para un tema que no lo es, pensamientos y también alguna escena dialogada. Además están los temas de fondo: el exilio, la soledad, el amor y el desamor,  que hacen que el texto sea muy atractivo.
Como decía antes, a medida que lo releía me iba invadiendo una cierta tristeza, pero al mismo tiempo una curiosa serenidad que, imagino, es lo que me llamaba la atención y me hacía bien hace años.
Un libro muy recomendable que no ha perdido valor ni vigencia,  con el que he vuelto a disfrutar, que se ha convertido con mucha diferencia en el libro que más veces he leído y que me anima a releer las otras novelas del autor.
Como curiosidad tengo que decir que el título del blog sale del de una novela de Benedetti, y que el primer intento de blog se llamaba Primavera con una esquina rota, algo que, lógicamente, no era casual.
 
 
Mario Benedetti,  Primavera con una esquina rota

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Algunas de las últimas citas registradas

Que las nuevas generaciones estaban asfixiadas, eso es innegable, pero semejante comprobación también significaba que el país entero estaba asfixiado. Porque los jóvenes suelen ser los pulmones de la comunidad. Y si esos pulmones respiran mal, debido a que el sistema es asfixiante, todo el organismo social se va llenando de odios y otras impurezas.

Mario Benedetti, Daniel Viglietti, desalambrando


Porque la verdad histórica como tal es un concepto bastante convencional, algo como una maleta de doble fondo en la que, al pasar por un control de aduanas, se ven unas cosas, mientras que por debajo de ellas que ocultas otras.

Angel Wagenstein, Adiós, Shanghai


-Es decir, que su dios no es único, ¿no es así?
El rabino se puso a pensar y al cabo de un rato respondió con cierta tristeza:
-Para serle franco, ya no me consta. ¿Pero en qué son peores los chinos que nosotros?¿O, digamos, los hindúes o los polinesios?¿Por qué sus dioses serán falsos y sólo el nuestro, auténtico y único? El de ustedes, po0r lo menos no es tan solitario, tiene un hijo…La gente tiene necesidad de creer. Dejemos que lo haga como le plazca y donde le placa: Y si esto alivia sus sufrimientos, ¿por qué privarla de este último refugio de la fe?

Angel Wagenstein, Adiós, Shanghai


Esa gente convierte a Dios en un ídolo al que lo sacrifica todo, hasta su propio entendimiento. Los ortodoxos-también los de otras religiones- me dan la impresión de ser personas que no reaccionan ante la vida, que están muertas por dentro y se entregan al pétreo dogma; están completamente anquilosadas.

Fred Wander, La buena vida o de la serenidad ante el horror

viernes, 1 de octubre de 2010

Más poesía: Benedetti recitando a Benedetti

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Para mí dos grandes poesías que son además muy conocidas. Ambas han tenido gran influencia en lo que me ha sucedido en los últimos años. Me atrevería a decir que sin ellas algunas cosas, si no todo, hubiesen sido distintas. Gracias una vez más amigo Mario que me has ayudado tantas veces sin tú saberlo a arreglar mi vida.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Algunas frases sobre el, ¿ineludible?, compromiso

Está el que se derrumbó junto con el muro de Berlín y probablemente nunca se volverá a enderezar ni tendrá ánimo para enderezar a los demás. Sigue considerando que el mundo es injusto pero ha terminado por convencerse de que un cambio esencial es inverosímil. Basta de utopías, rezonga. Su escepticismo lo paraliza. (...) Está el que transmuta su escepticismo en resentimiento, y el resentimiento en oportunismo, y hoy se lo ve muy campante en tiendas conservadoras.

Mario Benedetti, Andamios


Comprendo que cueste rehacerse, desafiliarse de la mezquindad, forcejear con el egoísta que todos escondemos en algún recoveco de la achacosa almita. Pero claudicar no trae sosiego. Si se acabó la época de las grandes arengas, pues habrá que hacerlo boca a boca (...), dialogar, intercambiar dudas y ansiedades, desmantelar el fariseísmo.

Mario Benedetti, Andamios


—Creo que lo ideal es tener creencias y llevarlas a la práctica. No creer en nada significa estar perdido para siempre, pero creer en algo y quedarse paralizado sin hacer nada es el infierno.

Naguib Mahfouz, Miramar


— ¿ Nos hará este favor, señor Fowler?
— No sé—dije, no sé.
— Tarde o temprano —dijo Heng, y me recordó al capitán Trouin en el fumadero—, uno tiene que elegir partido, si quiere seguir siendo humano.

Graham Greene, El americano impasible.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Mis autores favoritos III: Mario Benedetti

Dice Tzvetan Todorov en La literatura en peligro: “(...) pero no puedo prescindir de las palabras de los poetas, de los relatos de los novelistas. Me permiten dar forma a los sentimientos que experimento, ordenar el curso de los pequeños acontecimientos que constituyen mi vida. Me hacen soñar, temblar de inquietud o desesperación. Cuando estoy sumido en la pena, sólo puedo leer la prosa incandescente de Marina Tsvietáieva, porque todo lo demás me parece aburrido.”
Bien, si en lugar de Marina ponemos Mario Benedetti podría firmarlo ahora mismo. Es un gran cuentista, de hecho yo no soy aficionado al género y, sin embargo, me encantan sus cuentos. No es un gran novelista ni un gran poeta, pero ha sido el escritor que más me ha ayudado en los malos momentos. Las relecturas de Primavera con una esquina rota o Andamios han sido providenciales. Esta última es la que da título a este blog y no por casualidad. Más de una vez me he preguntado por qué esta facultad de Benedetti para mejorar mis estados de ánimo cuando, además, no se trata de un autor especialmente optimista o alegre. Creo que es debido, por una parte, a su humanista tratamiento de los personajes que los acerca al lector y fomenta la identificación y, por otro lado, al uso de un lenguaje cálido y cercano.
En fin, creo que ha sido un gran hombre que ha sabido llevar su grandeza a la literatura.