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jueves, 11 de mayo de 2023

En la Italia de la posguerra


No ha pasado aún un mes desde que comenté La decisión, novela que supuso mi descubrimiento de esta magnífica y muy interesante escritora italiana, y ya estoy comentando la primera que escribió que, según parece, tuvo un gran éxito tanto en Italia como en otros países.

Ambas tienen algunas cosas en común. Así: se basan en hechos reales sucedidos hace tiempo, reflejan realidades duras aunque por distintas razones y están narradas en primera persona por un protagonista que está presente a lo largo de toda la obra.

En este caso la historia se desarrolla en 1946, en una posguerra que fue magníficamente retratada, sobre todo en el cine, por el neorrealismo que me parece que ha sido fuente de inspiración de Ardone al menos en la primera parte de la novela.

Amerigo, un niño de 8 años, nos cuenta en ella cómo era su vida en el sur de Italia; el viaje que le llevó en tren hasta la ciudad de Módena para vivir unos meses con una familia de acogida y cómo vivió esa temporada; y su posterior vuelta a casa para marcharse definitivamente con esa familia que terminó adoptándolo. Esto se cuenta en las tres primeras partes en las que está dividida la novela. En la cuarta, que se desarrolla en 1994, Amerigo vuelve a su lugar de origen por la muerte de su madre y se encuentra con la gente que conoció de niño.

Un resumen tan breve deja fuera muchos aspectos importantes de la novela. El viaje, que hicieron miles de niños y niñas (en la novela irán también, por ejemplo, Tommasino y Carolina, sus grandes amigos), fue organizado por el Partido Comunista como muestra de solidaridad con un sur en  el que había muchas necesidades, si bien las familias que los acogían también tenían sus problemas. Esta solidaridad deja constancia también de las diferencias que siempre han existido en ese país entre el norte y el sur. También trata el tema de las relaciones afectivas ya que la madre de Amerigo -el padre se marchó hace tiempo y no ha dado señales de vida-, no le da el afecto que necesita un niño de esa edad. Por otro lado, está el desarraigo que el protagonista tendrá que arrastrar al menos al principio y que su amigo no podrá soportar y hará que vuelva al sur.

En fin, varios temas importantes que, además, son tratados con la sensibilidad de la que ya dio buena muestra en La decisión e incluso, en este caso,  con cierto sentido del humor en algunos momentos. Si se añade la buena escritura de la autora y su agilidad narrativa, tenemos un libro que merece mucho la pena leer. Se disfruta y también se sufre con los dilemas del protagonista.

En este sentido me parece interesante esta respuesta que da Ardone en una entrevista con Núria Escur en lavanguardia.com.

 

 “¿Qué escena le costó más construir y por qué?

Sin duda el momento en que el pequeño Amerigo regresa a Nápoles con su madre. Siente que su cintura se encoge, como un par de zapatos apretados. Pero en realidad es él quien ha crecido, en todos los sentidos. Lo que le parecía suficiente antes de irse ahora le parece poco o nada. Debe elegir: por un lado su madre, su ciudad, su mundo, y por otro una vida mejor, la posibilidad de estudiar, aprender a tocar el violín, soñar con un futuro. Describir este desgarro fue muy doloroso para mí, como si lo viviera yo misma”.


Habrá que esperar más traducciones de textos de esta escritora napolitana que tan bien cuenta interesantes historias.

Viola Ardone, El tren de los niños. Traducción Maria Borri.

 

viernes, 14 de abril de 2023

Gran descubrimiento


“Un canto maravilloso sobre la condición femenina, pero quizá pensado para los hombres. Intenso, emocionante, irónico y dramático (…). Uno de esos libros que, cuando los terminas, te dejan una sensación de plenitud y vacío a la vez”.

 

Este fragmento de la crítica hecha en Il Cittadino que la editorial reproduce en la solapa es un gran resumen de lo que como lector he experimentado con la lectura de este libro. Nada más terminarlo he escrito a la librería en la que compro para que me pidan la otra novela que se ha publicado de esta escritora napolitana que parece ser que tuvo un gran éxito.

El tema fundamental del libro, basado en hechos reales, es como poco a poco a partir de los años sesenta se empezó a romper con la tradición e incluso la ley que obligaba a la mujer objeto de abusos a casarse con el abusador. Eso es lo que hace Oliva, la protagonista absoluta de la novela y al mismo tiempo su narradora salvo en la última parte.

La novela está dividida en cuatro partes. Las tres primeras se desarrollan en 1960 y la cuarta en 1981.

En la primera se hace una presentación de los principales personajes y se refleja cuál era el ambiente en el pueblo de Sicilia en el que se desarrolla y el papel que tenían reservado las mujeres. Oliva, que apenas tiene dieciséis años, cuenta también cosas de su niñez.  La segunda está dedicada a explicar cómo va aumentando la tensión a raíz de algo que pasó con Paternò, el joven que abusa de ella. La familia encuentra la salida de casarla con un ciego de una de las mejores familias de la localidad. La tercera es, en mi opinión, la más completa porque se muestran las diferentes posturas. Hay una entrevista con el comisario de policía en la que este manifiesta qué es lo que hay y otra con Calò, el padre comunista de su mejor amiga y uno de los grandes personajes de la novela, que le plantea lo que se puede cambiar. En la cuarta parte, que como decía antes se desarrolla en 1981, los narradores son Oliva y su padre alternándose en los diferentes capítulos con la nota original de iniciar cada uno con la frase o la idea con la que termina el anterior. En esta parte vemos cómo han ido evolucionando las diferentes historias.

No suelo escribir en mis comentarios demasiado sobre el contenido del libro, pero esta vez me ha parecido que era bueno hacerlo así.

Evidentemente, en literatura es importante lo que se cuenta pero, sobre todo, cómo se hace y aquí hay que decir que Ardona escribe muy bien y ha construido un elenco de personajes realmente magnífico en los que yo destacaría: el padre, con unas actitudes difíciles de mantener en ese ambiente; Calò, el comunista que hace reuniones para intentar cambiar la mentalidad tan atrasada de la gente; la amiga Liliana, hija de Calò, que apoya a Oliva en todo momento y, lógicamente, Oliva un personaje femenino plenamente logrado.

Gracias a estos personajes Ardone logra transmitir esa intensidad y emoción que dice el fragmento citado al inicio del comentario.

Solo queda recomendarlo encarecidamente. Yo ya lo he puesto en la lista de los mejores libros del año y eso que la competencia por ahora es muy grande.

 

Viola Ardone, La decisión. Traducción Maria Borri.