He sido un seguidor de Muñoz Molina hasta la última
novela que no he leído a pesar de que me la han recomendado varias personas.
Tampoco pensaba leer este ensayo, pero finalmente lo he hecho y no me
arrepiento ni mucho menos.
Toca un conjunto de temas y aspectos de la realidad
española con una mirada crítica, desde una posición de izquierdas, pero muy
moderada y siempre defendiendo el respeto por las ideas ajenas y la necesidad
de algunos consensos. Parte de la actual crisis económica con ejemplos tomados
de magnates estadounidenses, para luego centrarse en la desmesura del gasto que
se produjo en España y el descontrol del mismo a nivel municipal. A
continuación critica a la izquierda, sobre todo aunque sin citarlo al PSOE, por
su posición ante la religión y el nacionalismo. Viene luego una acerada crítica
de cómo se hace política en nuestro país y qué tipo de políticos tenemos (aquí
pone ejemplos muy significativos de visitas a Nueva York de políticos autonómicos).
A partir de ahí describe algunas actitudes típicas de la forma de actuar de los
españoles como, por ejemplo, la costumbre de llevar la contraria, el ruido, la
aceptación incondicional de lo que piensan o dicen “los tuyos”, etc.
En definitiva, como se puede apreciar muchos temas interesantes
sobre los que se suele pensar, hablar, analizar o discutir. La principal
aportación del libro creo que consiste precisamente en plantearlos de forma
bastante ordenada y con una visión comprensiva en algún caso y de fuerte
crítica en otros, la mayoría. Tengo que reconocer que en general coincido con
las opiniones del autor y me producen rechazo los mismos comportamientos que a
él. No obstante, si tuviera que criticar alguna cosa, lo haría no tanto con lo
que dice sino con lo que se puede traslucir de alguna de sus opiniones sobre el
nacionalismo o la educación.
Una lectura muy recomendable para estos tiempos
porque anima a plantearse cosas, debatirlas y, en última instancia, a estar más
atento a lo que pasa y por qué pasa. Obviamente, aunque no lo he mencionado,
una de las virtudes del texto es lo bien que está escrito, pero es que tratándose
de muñoz Molina no podía ser de otra forma.
Como muestra de ideas compartidas valga este botón: “Pareció
que no importaba ser mediocre o ser ignorante o venal para hacer carrera
política, y ahora que necesitamos desesperadamente dirigentes políticos que
están a la altura de las circunstancias y que sean capaces de tomar decisiones y
llegar a acuerdos nos encontramos gobernados por toscos segundones que no
sirven más que para la menuda intriga partidista gracias a la cual ascendieron,
todos ellos, mucho más arriba de lo que se correspondía con sus capacidades”
(p.245)
Antonio Muñoz Molina, Todo lo que era sólido
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