Este es, creo, el
vigésimo libro que leo de un escritor al que tengo entre mis favoritos como se
puede comprobar en el blog. Excepto dos libros que me decepcionaron con el
resto de su obra he disfrutado mucho, sobre todo con sus primeros textos que siempre me
han parecido los más interesantes más allá de que, lógicamente, estaban peor
escritos que muchos de los posteriores.
Este Corazón de
almendra es un texto que se sale bastante de lo que suelen ser los temas
más habituales de Khadra y por eso al principio me despistó, pero poco a poco
he ido entrando en la peculiar historia que cuenta.
Ness, el protagonista y
narrador, es un enano (término que aparece en la novela aunque aquí se les
suele llamar pequeños) de 31 años que vive con
Mami, su abuela que fue madre soltera y cuya hija no quiere saber nada de ella
ni de su hijo. En la primera parte de las dos en las que está dividido el texto
vemos la vida cotidiana de un barrio de París, Barbès, y Khadra, además de
mostrar la relación entre nieto y abuela, aprovecha para mostrar otras
realidades del barrio de una forma un tanto costumbrista. Así, aparece gente
como: uno que se dedica a las apuestas y si gana invita a todos, el futbolero
fanático, el traficante ocasional, el dueño de una tienda de desbloqueo de
teléfonos, un capo influyente con su red de vendedores, un emigrante
clandestino que vende cigarrillos de contrabando y un conjunto de amigos de
Ness. La segunda parte cambia de localización y de trama pues, tras ingresar a
la abuela en una residencia, Ness se traslada a un pueblo del sur donde vive su
amigo Léon, que también es pequeño, porque quiere tranquilidad para seguir
escribiendo el libro que tenía ya comenzado en París. Libro que se publicará
con cierto éxito (este aspecto de la novela me parece que está un tanto forzado
y poco explicado).
Una historia bastante
sencilla, pero que contada por Khadra resulta enternecedora ya que, además,
muestra la gran solidaridad que existe entre los personajes que pueblan la
novela. Además, está la solvente escritura del autor y su gran especialidad que
son los diálogos.
No es desde luego una
gran novela, pero sí un libro que he leído con gusto y del que borraría unos
pocos fragmentos en los que está muy cerca de la cursilería.
Yasmina Khadra, Corazón
de almendra. Traducción Wenceslao-Carlos Lozano.
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