“Limónov, en cambio, fue un gamberro en Ucrania; ídolo
del underground soviético; mendigo y
después ayuda de cámara de un multimillonario de Manhattan; escritor de moda en
París; soldado perdido en los Balcanes; y ahora, en el inmenso desmadre del
poscomunismo, viejo jefe carismático de un partido de jóvenes desesperados.”
(p.30)
“-Es extraño de todos modos. ¿Por qué quiere escribir
un libro sobre mí?
Me pilla desprevenido pero le respondo sinceramente:
porque tiene -o porque ha tenido, ya no me acuerdo del tiempo del verbo que
empleé- una vida apasionante. Una vida novelesca, peligrosa, una vida que ha
arrostrado el riesgo de participar en la historia.
Y entonces él dice algo que me deja de una pieza. Con
su risita seca, sin mirarme:
-Sí, una vida de mierda.” (p.392)
Basten estas dos citas del libro para explicar en qué
consiste, aunque como siempre en Carrére esto no sea lo único importante. No
tiene el dramatismo ni la emotividad de De
vidas ajenas. Tampoco su estructura es tan original como la de El adversario. Limónov, el protagonista
de esta historia, es lo suficientemente complejo y raro como para no despertar
los mismos sentimientos de rechazo, ternura o compasión que los protagonistas
de sus otros libros. Todo ello es cierto y, sin embargo, vuelve a tratarse de
un texto que, en mi opinión, hay que leer por la maestría con que están
contados los acontecimientos de la vida de tan original personaje, porque se
obtiene una visión diferente de lo que era la URSS y, sobre todo, la Rusia
poscomunista, porque es difícil soltarlo cuando se ha empezado gusten más o
gusten menos las peripecias narradas, porque una vez más, y premios conseguidos
aparte, Carrére demuestra que es uno de esos escritores que dejan huella en el
lector lo que, en los tiempos que corren, no deja de ser algo muy importante.
Recomendación absoluta al igual que hice con los otros
dos. El orden de su lectura da igual; lo importante es leerlos.
Por cierto, en YouTube hay un documental, Serbian epics, en el que se puede ver a Limónov en las colinas que rodean Sarajevo acompañando a dirigentes serbios.
Por cierto, en YouTube hay un documental, Serbian epics, en el que se puede ver a Limónov en las colinas que rodean Sarajevo acompañando a dirigentes serbios.
Emmanuel Carrére, Limónov
¡Pinta muy bien!
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