En muy poco tiempo he leído gran parte de los libros
publicados por esta gran periodista argentina. Hasta ahora consistían bien en
una historia concreta, Opus Gelber o Una historia sencilla, bien un conjunto
de perfiles de personajes sudamericanos del mundo de la cultura, entendida en
un sentido amplio, como hace en Plano
americano. En este caso el contenido es bastante diferente; se trata de un
conjunto de 29 artículos y conferencias que se dedican en su mayoría a
reflexionar sobre el periodismo y el trabajo del periodista. Abarcan el periodo
que va de 2006 a 2013.
A mí, como he demostrado muchas veces ya en este
blog, el tema me parece muy interesante aunque solo sea porque, hoy por hoy, la
información acapara una parte importante del tiempo de la gente. Por ello, el
que alguien que se dedica a esta profesión ponga negro sobre blanco sus ideas
sobre la profesión me parece especialmente valioso, a pesar de que el tipo de
periodismo que hace Guerriero no tiene mucho que ver, ni en sus temas ni en sus
formas, con el que suele acaparar horas y horas, páginas y páginas, en los
diferentes medios.
En muchos momentos aparece en el libro el nombre de
Martín Caparrós como ejemplo de periodismo de calidad. Se nota la admiración de
la autora por él, algo que comparto plenamente porque me parece quizá el mejor
periodista-cronista del momento en lengua castellana.
Aunque todos los textos tienen su valor y ninguno
tiene desperdicio, me gustaría destacar, por ser los más completos y donde
quedan mejor hilvanadas las reflexiones, los siguientes: ”Qué es y qué no es el
periodismo literario: más allá del adjetivo perfecto”, “Leer para escribir”,
“El periodismo cultural no existe” y “La
imprescindible invisibilidad del ser, o la lección de Homero”.
En ellos se pueden leer fragmentos como los que reproduzco
a continuación:
“Sean invisibles: escuchen lo que la gente tiene
para decir. Y no interrumpan. Frente a una taza de té o un vaso de agua, sientan
la incomodidad atragantada del silencio. Y respeten.” (p. 20)
“El periodismo –literario o no- es lo opuesto a la
objetividad. Es una mirada, una visión del mundo, una subjetividad honesta.“ (p.
58)
“La pregunta, claro, es cómo se hace.
La respuesta es que no sé, pero que, en todo caso, a
mí me sirve aplicar la curiosidad, derrochar paciencia y cultivar discreción:
preguntar como quien no sabe, esperar como quien tiene tiempo y estar allí como
quien no está.” (p. 207-208) (Se está
refiriendo a cómo se hace un perfil.)
“Para ser periodista hay que (…) Llegar, después de días, a un texto vivo,
sin ripios, sin tics, sin autoplagios, que dude, que diga lo que tiene que
decir –que cuente el cuento-, que sea inolvidable. Un texto que deje, en quien
lo lea, el rastro que dejan, también, el miedo o el amor, una enfermedad o una
catástrofe.” (p. 84) (Aquí, quizá, se
“pasa un poco de frenada”.)
Cuando leía lo de la invisibilidad, el respeto y el
uso de materiales diversos (ella habla de “textos integrados”), me venían a la
cabeza cosas que he pensado, y también escrito en mis comentarios, cuando leía
sus libros. Es muy curioso sobre todo cómo se puede llegar a percibir esa
invisibilidad.
También me ha llamado la atención la insistencia
sobre la necesidad de la lectura que hace en “Leer para escribir”, y no en
cualquier tipo de lectura. Esto es algo que se deberían aplicar también muchos,
muchísimos, profesores de lengua cuyas lecturas, cuando las hacen, se limitan a
los libros de mayor venta.
En un libro que recoge tantos artículos es
inevitable que haya alguna idea y algún ejemplo que aparezca repetido. No importa
porque, además, son muy pocos.
Para terminar una última cita que refleja algo que
está sucediendo también por aquí, sobre todo en la literatura francesa:
“Se dice, se repite: que lo más interesante de lo
que se escribe y se publica hoy en Latinoamérica pertenece al género de la no
ficción. Que es allí donde hay que buscar los saltos en altura, las cuerdas
flojas, los riesgos de la forma y del estilo.” (p. 79)
Un libro recomendable como todos los de su autora
que no solo es una gran periodista sino una muy buen escritora y alguien que
cuida mucho sus textos lo que hace que su lectura no sea solo interesante, sino
también gratificante.
Hay una buena reseña de Juan José Millás, por cierto
el único no sudamericano que sale en el libro Plano americano, en elpais.com.
Leila Guerriero, Zona
de obras.
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