Esta Yamilia fue
escrita en 1958, cuando el autor tenía treinta años. Se trata de una novela
corta, apenas tiene 90 páginas en pequeño formato, pero que ofrece bastantes
cosas al lector. La historia es muy sencilla: transcurre el año 1942 en una
aldea seminómada kirguisa y Yamilia, casada con un joven que está luchando en
la guerra, se termina enamorando de Daniyar, un soldado que llega a la aldea
para reponerse de sus heridas. El narrador, Siet, es un niño que a su vez es el
hermano menor del marido de Yamilia. Estos tres personajes le bastan a Aitmátov
para, por un lado, contarnos una historia de amor, pero también para dejar
constancia de la vida, las costumbres y los trabajos del campo de los
habitantes de ese mundo rural. Esta segunda parte la convierten en una novela
casi etnográfica, pero todo está contado con una gran sensibilidad y, en muchos
momentos, con gran sensualidad. Evidentemente, sin olvidar la preciosa historia
de amor que resulta bastante rompedora en ese ambiente y en esa época.
Aparece así uno de los grandes valores de esta novela que es
su escritura concisa, precisa y con una gran riqueza de lenguaje (ha anotado
hasta ocho palabras de la traducción que desconocía como, por ejemplo, duba,
pingueras o tezadas). Una escritura que hace que dé gusto leer simplemente por
el mero placer formal, algo que no siempre se consigue.
Tengo que reconocer que, además, las descripciones de las
faenas agrícolas que se hacen me han recordado mucho las épocas que pasaba en
el campo colaborando en tareas similares a finales de los 50 y principios de
los 60.
Desde luego ha sido un gran descubrimiento y espero que
Automática, gran especialista en publicar autores eslavos, publique algún otro
texto de este autor.
Hay una buena reseña de Anabel Vélez en culturaca.com.
Chinguiz Aitmátov, Yamilia.
Traducción Marta Sánchez-Nieves Fernández.
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