Inicié la lectura de este libro de Martin Amis con ilusión después de varios años sin leer nada de él excepto la, por otro lado, frustrante Koba el Terrible. Amis fue uno de los autores que leí bastante en los ochenta, pero que luego abandoné como hice con la mayoría de los anglosajones, al dejarme de interesar tanto sus temas como su forma de contarlos. Me pasó con Auster, con Ford, con Barnes, etc. De Paul Auster sí he leído algún libro después y reconozco que me ha gustado. La Casa de los Encuentros que ahora comento, tiene muy buen inicio y dos estupendas primera y segunda parte, pero de repente se cae totalmente. La historia deja de interesar y se hace lenta y tediosa. El tema que al principio era la relación entre dos hermanos en un campo de trabajo siberiano en los años cuarenta y cincuenta y el ambiente del propio campo, pasa a convertirse en una historia de amor y celos. La originalidad de que un británico se acercase a los campos de Stalin y a la propia época del dictador se trunca así. Una pena pues se trata de una novela que prometía.
Martin Amis, La casa de los encuentros.
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