Preocupación
Anda estos días muy preocupada la derecha mediática con la caída electoral del PSOE. Hay tertulianos que ven la urgente necesidad de que ese partido se recupere sea como sea. Cuando se oyen esas cosas de según quién, los oídos retumban y el cerebro se esfuerza por comprender, ¿se habrán vuelto locos?¿alguna extraña enfermedad habrá invadido el país?¿se han hecho de izquierdas así, de repente? Pues, evidentemente, no. No les preocupa hoy más que ayer la situación de los trabajadores o de los parados, ni están dispuestos a manifestarse contra los recortes, en eso nada ha cambiado, pero ven con mucha preocupación la situación de España, de la nación española, de la unidad, o sea, lo de siempre. Ante los “feroces ataques” que desde Cataluña se están haciendo y los que previsiblemente se harán pronto desde el País Vasco a esa unidad, la derecha mediática piensa que no debe estar solo el PP en la defensa de España, sino que hace falta el concurso y el apoyo del otro gran partido nacional, el PSOE y de ahí la preocupación de la que hablaba antes.
Mientras tanto, estos defensores de la unidad patria, actúan como verdaderos separadores: insultan a quienes plantean otras opciones aunque lo hagan siempre por cauces democráticos, rechazan todo lo que signifique que otras lenguas tengan la misma consideración que el castellano en los territorios bilingües, llegan a decir que el bilingüismo lleva a la esquizofrenia (Gabriel Albiac en una tertulia de Intereconomía ), en fin que lo que defienden no es la unidad de España, sino la unidad de “su” España, la eterna, la grande y libre aunque ellos no lo expresen así en el fondo por vergüenza.
En este contexto, sale una vez más Josemari, alias “el tabletas”, a animar el cotarro. No se ha podido reprimir, el cuerpo (perdón, el cuerpazo) le pedía guerra y él, siempre combativo como nos demostró hace unos años, se la ha dado. Pues venga, “leña al mono hasta que hable inglés” (o castellano en este caso).
La ultraderecha
Leo en el diario de ayer informaciones sobre el auge de la extrema derecha en Gracia y en Hungría, que se suman a los que se han producido en Holanda o Finlandia. Me llama especialmente la atención el caso húngaro. Se trata de grupos organizados, como la Guardia Húngara, creados para aterrorizar a los gitanos. Su líder es ultranacionalista, antisemita, revisionista y antieuropeo. No le falta, pues, ningún elemento identificativo. Es una pena que en un país que tan gran literatura ha dado al mundo en el siglo XX, aunque yo la esté descubriendo ahora, en este siglo esté dando personajes y grupos de esa ralea. A veces, leyendo ese tipo de informaciones me viene la idea de por qué no se quedaron disfrutando del paraíso comunista del que, seguramente, muchos eran firmes partidarios.
Cambio de tercio
Después de lo escrito me apetece hablar de algo más divertido, de cine. Aunque se trate de una serie de televisión, Homeland es cine y del bueno. Guión, dirección, interpretaciones, puesta en escena, todo es magnífico, y al terminar la primera temporada después de varias noches viéndola, se queda uno un poco vacío echando de menos a los protagonistas y sus historias. En cine de pantalla grande, Argo me parece también un estimable película con el añadido de basarse en unos interesantes hechos reales que, eso sí, en algunos momentos parecen un tanto inverosímiles.
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