Anoche tuve la ocasión de escuchar al secretario de organización del PSOE, Óscar López, intentando explicar lo que ha pasado en Ponferrada; asumiendo la responsabilidad y pidiendo perdón no menos de diez veces en un corto espacio de tiempo. También afirmó que Rubalcaba desconocía hasta ayer mismo lo que estaba pasando y que, en cuanto se enteró, le llamó para que se parase la operación.
Independientemente de lo increíble de esta última afirmación, creo que ha llegado el momento de que se vaya toda la actual dirección de ese partido, intenten su refundación y ,si no, que cierren el chiringuito.
El daño hecho a la izquierda de esta país puede ser irreversible, pero lo será seguro si continúa la actual dirección con su falta de criterio en tantas y tantas cosas. Una vez más, un dirigente político con un buen historial a sus espaldas, tiene un final desastroso. No saben terminar cuando deben o, seguramente, es que el poder no sólo corrompe sino que es adictivo.
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