“La izquierda necesaria”
Acudí la semana pasada en el Club del Diario de Mallorca a la presentación del libro que con tan sugerente título ha publicado Josep Ramoneda. Quien siga este blog con cierta asiduidad sabrá que es uno de los comentaristas de la política española que más respeto e incluso admiro. El fiasco fue total. La sala repleta, gente sentada en las escaleras, máxima expectación y…
No sé si fue falta de preparación de la charla, desconcentración del conferenciante o, lo que me temo, la propia dificultad de hablar de alternativas; el caso es que fue dando tumbos por la crisis durante cincuenta minutos sin plantear en ningún momento nada sobre esa “izquierda necesaria”.
Abierto el debate-coloquio se le planteó por dónde podían ir las alternativas a lo que Ramoneda contestó más o menos lo siguiente:
Se podría crear un grupo de expertos independientes de verdad que elaborase una serie de propuestas para modificar el marco político. Estas propuestas habría que haber pactado previamente que serían aceptadas por los grupos mayoritarios en el Parlamente para convertirlas en leyes. Me ahorro el comentario.
Su otra propuesta fue convertir los distritos electorales en uninominales con la idea de acercar el diputado al votante, reservando, eso sí, una parte para el conjunto nacional y así no convertir el sistema electoral en totalmente mayoritario. Ésta me parece más acertada y plausible.
En fin, como en los dos casos que comentaré más brevemente a continuación, sabemos lo que no queremos, lo que no nos gusta, lo que está pasando con la actuación de los gobierno…., pero no tenemos mucha idea, por no decir ninguna, de cómo enfrentar la situación para hacer una política de izquierdas.
Tertulia nocturna de Àngels Barceló en la cadena SER. Entrevista a Fernando Luengo, profesor de Economía de la Complutense, sobre la austeridad. Nefasta, no nos conduce a ningún sitio,…, pero, una vez más, me quedo con las ganas de enterarme de otras posibilidades.
Ayer por la mañana, también en la SER una larga entrevista con el dirigente de Equo, López Uralde. Aumentar el uso de las energías alternativas y el consumo de productos de la agricultura ecológica (pues exportamos el 80% de lo producido), son dos de las alternativas para transformar la realidad y salir de la crisis. Comentó también que en un estudio realizado por el gabinete de presidencia del anterior presidente de gobierno, la inversión en temas ecológicos podría llegar a crear 2,7 millones de puestos de trabajo. Sin comentarios.
En fin, desmoralizador. Encima, si se miran las encuestas, las alternativas hoy son Rosa Díez o Cayo Lara. Como dice un amigo, “no sé si cortarme las venas o dejármelas largas”.
Hugo Chávez
Ya se ha desatado la jauría. ¿”Muerto el perro se acabó la rabia”? Ni mucho menos, más bien al contrario, ahora que está muerto: “leña al mono”.
No soy ni he sido especialmente seguidor de Chávez. No me gustan los líderes carismáticos y, menos aún, si son un tanto mesiánicos. No me gustaron en su día Perón ni Evita. No es tan solo por un problema ideológico, que siempre sería matizable, sino sobre todo se trata de un problema de carácter, de mi carácter.
En todo caso, lo importante es otra cosa; lo importante es el legado que deja, las realizaciones y su posible duración, los avances hacia ese socialismo que pregonaba, en definitiva, su obra más que sus palabras o la forma de expresarlas. Me falta información y me parece que gran parte de la que se está dando no está lo suficientemente contrastada. Dejo aquí dos enlaces que hablan de su obra: un artículo de Olga Rodríguez (periodista de la que me fío bastante) en eldiario.es, y otro de Moisés Naím (que fue ministro en el último gobierno de Carlos Andrés Pérez y actual colaborador del periódico) en El País.
Decía antes que no me gustaba especialmente el personaje, pero tengo que decir que otra cosa es lo que ha hecho. Ayer en la radio coincidieron dos periodistas bien distintos, Ramoneda y una redactora de una televisión crítica con Chávez, en una misma idea: lo mejor que ha hecho Chávez ha sido hacer visible la pobreza. A los que hemos conocido algún país de Sudamérica en diferentes momentos sólo con esto ya tendríamos suficiente para alabar la obra del presidente. Si además de hacerla visible la ha combatido aunque sea de forma asistencial más a su favor.
Dos comentarios más.
Durante años y años Venezuela estuvo gobernada por la democracia cristiana y la socialdemocracia (por cierto, muy reconocida por sus homólogos europeos) que dejaron una país que facilitó o provocó un golpe de estado. Posteriormente Chávez fue capaz de ganar elecciones y de perder un referéndum. Se ha peleado con los medios de comunicación como hace Fernández en Argentina; claro, Berlusconi no se pelea con ellos, los compra.
Desgraciadamente, no tengo muy claro que los avances conseguidos se vayan a consolidar. En un libro que comentaba recientemente en el blog (El nuevo topo, Emir Sader), el sociólogo brasileño también planteaba algunas dudas en el mismo sentido para el caso venezolano; no así para Ecuador o Bolivia.
Una matización final. Se tacha de clientelismo y al mismo tiempo de dictadura. ¿No es una contradicción? ¿Para qué necesita una dictadura las clientelas? El eurocentrismo que se estás desatando al analizar la situación de Sudamérica es muy preocupante, pero hay un hecho cierto: con gobiernos de izquierda en la mayoría de esos países y bastante alejados de la política de su gran vecino del norte, llevan varios años creciendo y desarrollando proyectos muy interesantes. Seguramente esto es lo que les duele y les preocupa a muchos.
Cine
No, del chileno Pablo Larraín. Un tema interesante, la campaña por el no ante el referéndum convocado por Pinochet, y una muy acertada forma de contarlo y filmarlo. En muchos momentos me emocionó.
Weekend. Una película británica sobre la homofobia que a mí me hizo pensar bastante y darme cuenta de que me quedan muchos restos de una educación deplorable. A veces me resultó un poco aburrida, pero queda compensado por los golpes al hígado.
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