Pasión argentina
Durante muchos años sentí pasión por ese país. Viajé
ocho veces, prácticamente iba un año sí y otro no. Leí bastantes libros sobre
su historia siempre intentando comprender cómo un país con tantos recursos
naturales y humanos había llegado a situaciones tan penosas como las de la
segunda mitad del siglo XX. No lo descubrí porque es difícil saber cuál de las
muchas interpretaciones es la correcta.
¿Por qué esa pasión? Yo diría que me han influido principalmente
dos cosas: Por un lado, es el lugar donde me he sentido mejor tratado tanto
afectiva como intelectualmente; los
argentinos son, por lo general, gente muy afectuosa y, a pesar de lo mucho que
les gusta hablar y que los escuchen, también escuchan y aceptan opiniones
ajenas. Por otra perte, es un territorio desde el punto de vista físico de una
riqueza inaudita: paisajes a lo Suiza en Bariloche, la desnudez de las
inmensidades de la cordillera de los Andes, las cataratas de Iguazú y la selva
de Misiones, la Pampa y la Patagonia tan distintas y tan impresionantes,…No ha
habido un lugar de los muchos que he conocido en mis diferentes viajes que me
haya dejado indiferente lo que, en un país tan grande y variado, tiene su
mérito.
Y luego está, claro, como cualquier conocedor aunque
sea mínimamente de aquel país sabe, el gran tema del peronismo. Es la pregunta
que todo el mundo se hace y que hace a los propios argentinos: “¿Qué es el
peronismo?”. Obviamente, no hay respuesta o, peor, hay casi tantas respuestas
como habitantes de la república. Esta es otra de las grandes riquezas del país
aunque, me temo, que también una de las causas de sus dificultades en muchos
momentos; me refiero en parte a la existencia actual de ese fenómeno llamado peronismo, pero sobre todo al hecho de
que cada uno lo interprete a su manera.
No sé muy bien por qué hoy me ha dado por escribir de
este tema. Me gustaba tanto Argentina que incluso hice averiguaciones para obtener
la doble nacionalidad. No pudo ser porque pedían dos años de estancia
consecutiva.
La calle Corrientes de Buenos Aires, sobre todo en el
tramo que va de Callao a la avenida 9 de julio, es uno de esos lugares del
mundo en los que me siento distinto, transformado y, además, me he sentido así
cada vez que he ido. (El otro lugar en el que me sucede lo mismo es la playa de
San Antolín en Asturias tan diferente en todos los sentidos a Corrientes, sobre
todo en el olfativo pues el olor del Cantábrico sustituye al de la nafta
argentina.)
¿Cierta nostalgia? Sí, pero también menos pasión. El
tiempo pasa y cambia perspectivas.
Desgraciadamente se están cumpliendo los peores
presagios y los enseñantes están perdiendo claramente su batalla. Era bastante
previsible aunque nunca pensé, ni en los momentos más pesimistas, que el
enrocamiento del gobierno autonómico iba a ser tan drástico. Minusvaloré su
carácter autoritario (no sé si tendrá que ver con la herencia genética del
president).
Al mismo tiempo, las pocas informaciones que me han
llegado sobre el funcionamiento del TIL en secundaria son, por decirlo con
suavidad, tristes. En la mayoría de los lugares donde se está poniendo en
marcha se hace en asignaturas como en Plástica o en Educación Física con la
intención, al menos eso es lo que parece, de minimizar sus efectos negativos. Pero los
dos casos que conozco en los que ha sido en asignaturas “importantes”, el
propio inspector ha recomendado bien exámenes tipo test o, si los resultados
fuesen muy malos, ¡dar las clases en castellano! Estos días comienza un estudio
sobre la puesta en marcha y los resultados. Veremos si son capaces de decir la
verdad.
No soy ningún experto en lenguas, pero tengo el
suficiente conocimiento y sentido común para darme cuenta de que un alumno de
secundaria no tiene el mínimo dominio del inglés para poder seguir una clase normal
en ese idioma. Realmente es importante que un alumno salga de la enseñanza
secundaria sabiendo inglés ya que es la verdadera lingua franca de nuestra época, pero no deben aprenderlo dejando de
aprender otras cosas. Creo que lo sensato sería empezar el sistema en primaria,
donde los contenidos son menos densos, de tal manera que al llegar a la ESO los
alumnos tuvieran ya los mínimos imprescindibles. Claro que eso significaría ir
paso a paso y no, como parece que le gusta al actual gobierno de las Baleares,
entrando como un elefante en una cacharrería, o ¿no será también, quizás, que el
objetivo no sea principalmente el aprendizaje del inglés como algunos
malévolamente sospechan, sino ...? En fin para qué seguir.
Una última reflexión: No sé si será cierto aquello de
que “la verdad es revolucionaria”, pero sí lo es que el “sostenella”, y me
refiero ahora a la huelga, puede ser un error de consecuencias imprevisibles.
Aceptar una derrota y guardar fuerzas es bastante mejor que empeñarse en darse contra un
muro, y los Estarellas, Camps, Bauzàs, etc están demostrando que lo son en
varios sentidos.
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