Cuarto
libro que leo en muy poco tiempo de Fante y segundo de la serie de Bandini.
Como ya he escrito varias veces sobre este autor, me limitaré aquí a dejar
constancia de la opinión de otro grande de la época del que no he leído nada,
pero que por el éxito que ha tenido siempre debe de ser otro interesante
escritor.
Dice
Charles Bukowski en el Prólogo que escribió para la edición de 1979:
“Las
líneas se encadenaban con soltura a lo largo de las páginas, allí había
fluidez. Cada renglón poseía energía propia y lo mismo sucedía con los
siguientes. La esencia misma de los renglones daba entidad formal a las
páginas, la sensación de que allí se había esculpido algo.”
No está
nada mal viniendo de un colega de profesión.
En mi
caso, tengo que reconocer que este libro me ha gustado un poco menos que los
otros quizá porque no aparece ninguna familia que es, creo, uno de los fuerte
de la escritura de Fante: las relaciones en el interior de una familia. Aquí es
Bandini con sus primeros intentos de dedicarse a la literatura y sus frustrados
y frustrantes amores. No obstante, las veinte últimas páginas de este texto me
parecen de lo mejor que he leído del autor y que peor sabor de boca me han
dejado al lograr meterme de lleno en una desagradable historia.
Una vez
más, recomendar la lectura de este o de cualquier otro libro de Fante. Además,
insistiendo en mis manías, siguen siendo textos cortos de apenas 200 páginas.
Enlazo una buena reseña del libro y el autor.
John
Fante, Pregúntale al polvo
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