Desde las elecciones europeas hasta hoy, Podemos no
ha dejado de incrementar, según las encuestas, el número de posibles votantes.
Está a punto de superar al PSOE, según algunas ya lo ha hecho, y deja a IU
reducida a una mínima representación. Evidentemente, no está muy claro el valor
que puedan tener ya que puede haber manipulaciones interesadas, pero algo debe
de estar pasando cuando desde casi todos los medios se ataca cada vez con mayor
virulencia a esta formación.
De alguna manera se está visualizando la idea, ya
comentada, lanzada por Pablo iglesias tras el éxito en las europeas sobre que
eso solo era el comienzo y que el objetivo final era alcanzar el gobierno.
A Podemos se le presentan en estos momentos muchos
retos y también muchos riesgos. Para hacerlos frente creo que dispone de varios
elementos que le dan fortaleza, pero también otros que le pueden debilitar.
La principal fortaleza de Podemos es la ilusión con
que tanta gente está participando más o menos activamente en su construcción.
También, obviamente, el no contar entre sus principales portavoces con nadie
del régimen anterior y, por lo tanto, estar libre de contaminaciones. Además,
aún no ha tenido que definirse ante muchos problemas a veces utilizando el
argumento, lógico y lícito por otra
parte, de que todavía no se había tratado en la organización y, por lo tanto,
no había una postura “oficial”. Otro elemento que fortalece a la organización,
aunque sea bien ajeno a ella, es el hundimiento del que hasta ahora era el
partido de la izquierda.
Al mismo tiempo existen varias debilidades
importantes. La primera sería estar creando y desarrollando la organización
casi al mismo tiempo en que habrá que preparar procesos electorales en los que
no se puede fallar. La segunda sería tener que dar la batalla política con la inmensa mayoría de
los medios de comunicación no solo en
contra sino, como ya se puede apreciar, con verdaderas campañas de desprestigio
tanto de sus ideas como, sobre todo, de sus actuales líderes. Una tercera
debilidad, que al mismo tiempo se puede interpretar como fortaleza, es una
cierta indefinición ideológica fruto de alguna manera del novedoso empleo del
término “gente” huyendo de otros como clase y también un cierto desmarque con
respecto al término izquierda. No se ha producido aún, pero no tardará mucho en
aparecer la que me parece puede convertirse en la principal debilidad: la
política de alianzas pre o pos electorales. Hoy por hoy no parece previsible
poder acceder a ninguna institución de gobierno desde esta organización sin
pactos con otras formaciones y eso generará tanto tensiones internas como con
otras organizaciones políticas.
El abanico de fortalezas y debilidades es más
amplio, pero creo que es suficiente con las enunciadas para hacerse una idea.
Para finalizar esta serie de escritos me gustaría
dejar constancia de cuáles son mis deseos, es decir, qué es lo que pediría a
una formación como Podemos.
En primer lugar, que la democracia no sea, una vez
más, una palabra hueca y utilizada como arma arrojadiza. Que haya, por tanto,
una participación real dentro de la organización y que las reformas que esta
haga, en el hipotético caso de tocar poder, vayan siempre encaminadas en esa
dirección. En este sentido hay algunos temas especialmente importantes: que los
cargos, a cualquier nivel, tengan una duración determinada; que siempre haya
controles y división de poderes; que sea fácil proceder a destituciones cuando
se demuestren actitudes antidemocráticas.
En segundo lugar, que se actúe con realismo a corto
y medio plazo porque como decía el bueno de Keynes “a largo plazo todos
estaremos muertos” y que se evite, transformando un tanto el dicho popular, que
“el bosque no nos deje ver los árboles”. Dicho de otra forma: que la palabra
revolución no ofusque las mentes y que buscando la utopía se dejen de hacer
cosas importantes hoy para la vida de la gente.
En tercer lugar, en ese actuar ya, que se aumenten
los derechos colectivos pero sin olvidar nunca la necesaria ampliación y tutela
de los derechos individuales (en este sentido soy especialmente sensible al
derecho a una muerte digna y, por lo tanto, a la eutanasia activa y el suicidio
asistido).
Finalmente, algo difícil de explicar con pocas
palabras: que se tenga siempre en cuenta la situación internacional, incluso me
atrevería a mencionar algo tan desprestigiado hoy como el internacionalismo. En
este sentido, creo que hace falta un debate en profundidad sobre la
globalización y sus efectos que se salga de los clichés habitualmente
utilizados por la izquierda.
En el fondo, se trata nada más, pero también nada menos, que de actuar, como en todos los aspectos de la vida, con sentido (común) y sensibilidad (social e
individual).
Estamos ante una oportunidad histórica que si se desaprovecha,
puede dejar tan maltrecha a la gente que busca el progreso, que se pueden
tardar muchos años en recuperar la ilusión.
Esta palabra, ilusión, con la que he encabezado
estos escritos, tiene un doble y muy diferente sentido: si por un lado se trata
de la esperanza por conseguir algo deseado, por el otro puede ser también una
representación sin verdadera realidad o un engaño de los sentidos. Con el deseo
de que lo que ahora empieza no termine siendo ese engaño y un mal sueño, para
todos: Salud.
Muy buen comentario. Estoy en consonancia con muchas de las cosas que apuntas y que en estos días se puede ver en la prensa.
ResponderEliminarUn saludo y felicidades por el comentario (o andamio) que has llevado a cabo.
Un saludo.