Continúa Losada con este libro su cruzada en defensa de lo público
emprendida en su anterior Piratas de lo
público. Ahora, desde la perspectiva de la crisis que estamos padeciendo, vuelve
a la carga demostrando cómo nos están engañando una vez más y desde el pensamiento patrocinado y la economoral (¡qué gran acierto el empleo
de estos términos!) lo que se está planteando, y por ahora consiguiendo, es un
cambio radical de modelo social en el que lo público pasa a segundo plano y
debe usarse principalmente de una forma asistencial para quienes no puedan
pagarse otras opciones. Al mismo tiempo se va privatizando lo público que será
usado por los ganadores de la crisis.
A lo largo de los cinco primeros capítulos, Losada va desmontando las ideas
que sobre la crisis y la posible recuperación actual nos están vendiendo, y
para ello, sin abrumar con la cantidad, escoge aquellos datos que pueden
clarificar mejor lo que está sucediendo realmente. Todo el análisis lo enmarca
dentro del concepto de una España neofeudal
con señores, ciudadanos y vasallos que no me parece lo más acertado del libro.
Creo que no es necesaria esta conceptualización que ya leí hace años en Alain
Minc aunque, por lo que recuerdo, era otra la intención del autor al hablar de
una nueva edad media. Prefiero el “capitalismo a la española” que también
utiliza en algún momento. En el capítulo con el que cierra el libro plantea
algunas cosas que se deberían hacer para construir una alternativa.
Lógicamente, es lo más problemático y flojo del libro por la dificultad del
tema y el carácter un tanto arbitrista que siempre tienen este tipo de
propuestas.
Losada se muestra como siempre claro, directo, sin que sobren frases ya que
casi en cada una va una idea, combativo hasta el extremo y, eso sí, en este
libro me parece que con un menor empleo de la ironía y el sentido del humor tan
característicos de este gran gallego. (Exceptúo, claro está, su colocación en el bando de los ricos y el uso recurrente de la primera persona al hablar de ellos.)
Un libro absolutamente recomendable para todo aquel que quiera entender
mejor lo que está pasando y, sobre todo, que esté dispuesto a colaborar en su
transformación.
De las innumerables frases que hay en el texto destacaré tres que me han
llamado especialmente la atención por diferentes razones. La primera porque
sale a diario en cualquier tertulia que se precie sobre todo si hay algún
representante de Podemos; la dos siguientes, que se complementan, porque
constituyen la clave de bóveda del texto; y la tercera porque, efectivamente,
la batalla del lenguaje es fundamental y
la vamos perdiendo por goleada.
“Los relatos alternativos con ricos y pobres, ganadores y perdedores, o las
opciones políticas que construyen sus programas sobre estos relatos son
sistemáticamente presentados como perversos para la libertad individual,
peligrosos para la democracia e inútiles para resolver los problemas económicos.”
(p.16)
“España es un país para ricos. Operamos como un paraíso fiscal para las
grandes corporaciones y patrimonios. Nuestro sistema fiscal premia a los
propietarios y castiga a los trabajadores.” (p.99), por eso, “El problema de
España es la cuestión fiscal. No existe otro problema público más urgente,
relevante o prioritario.” (p.226)
“Para comenzar a equilibrar esta balanza (se refiere al lenguaje que se emplea), tal vez los ciudadanos
deberían empezar a llamar “inversión” social a cuanto hasta ahora nos hemos
acostumbrado a calificar como gasto y empezar a calificar como “gasto público”
las subvenciones y ayudas que se embolsan las grandes corporaciones y
patrimonios, todas las transferencias a beneficio de los señores.” (p.154-155)
Antón Losada, Los ricos vamos
ganando. Señores contra ciudadanos en la España neofeudal
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