Decía hace poco en el blog al comentar Canadá que había sido un acierto retomar
la lectura de la obra de Ford. En esa línea he seguido con esta colección de
relatos recientemente publicada.
Aunque nunca he sido aficionado al género del relato,
poco a poco voy entrando en él y descubriendo que tiene cosas muy interesantes.
En este caso, de las cuatro historias que componen el libro las dos últimas me
parecen especialmente buenas. Todas tienen en común el paso anterior del
huracán Sandy con la consiguiente destrucción y también que sus coprotagonistas
son ex del protagonista principal, Frank Bascombe: alguien que le compró un
piso cuando Frank se dedicaba a la venta inmobiliaria, una mujer que vivió en
el piso que ahora habita Frank y que quiere visitarlo, su primera mujer que
padece una grave enfermedad y, finalmente, un antiguo amigo que también está
gravemente enfermo.
Con estos mimbres Ford va tejiendo unas historias en
las que habla sobre todo de la muerte, del envejecimiento, de la enfermedad, del deterioro sufrido por una
comunidad a causa del huracán, e incluso de Obama, en positivo, y del
Tea-Party, en negativo.
Derrocha ironía y un peculiar sentido del humor que
hace que resulte gratificante la lectura a pesar de que por momentos toca temas
complicados con aspectos bastante dramáticos. Obviamente, está lejos de la
riqueza de su última gran novela, pero es algo más que una obra menor.
Dejo el enlace a un artículo en La Vanguardia del propio Ford hablando de su obra y al buen
comentario de Sergi Sánchez en ElPeriódico.
Richard Ford, Francamente,
Frank
El otro día compre el libro. Es un autor que me gusta mucho, de los americanos referentes a seguir.
ResponderEliminarUn saludo.