Tras la lectura del libro de Owen Jones que ayer
comentaba en el blog, mi visión un tanto pesimista y desde luego indignada del
mundo se completa con este librito de la novelista y activista social india.
Reconozco mi desconocimiento enciclopédico de la
situación de la India. Si sobre China he podido leer varios libros desde que
iniciaron el proceso de apertura y conversión al capitalismo, no ha sido así
para el caso de este otro inmenso país. Con este librito de Roy se puede decir
que tomo contacto y quedo muy desagradablemente sorprendido.
En la sección primera, que constituye la mayor parte
del libro, la autora arremete contra la clase dirigente de su país con multitud
de ejemplos tanto de la economía como de la política y de la situación social.
Desde los obscenos exhibicionismos de riqueza como este : “Yo ya había leído
sobre esta vivienda, la más cara que se haya construido jamás, que cuenta con
veintisiete plantas, tres helipuertos, nueve ascensores, jardines colgantes,
salones de baile, gimnasios, seis plantas de aparcamiento y seiscientos
sirvientes.” (p.17), a los suicidios de miles de campesinos por la pérdida de
sus tierras para entregárselas a las grandes corporaciones, pasando por la
corrupción generalizada en el país en la que incluye a gran parte de las miles
de ONG existentes. Utilizando sus propias palabras:
“(…) podría pensar que estas instituciones –las
corporaciones, los medios y las ONG- tendrían que estar incluidas en la
jurisdicción de un proyecto de ley Lokpal (una
ley anticorrupción). Por el contrario, la ley propuesta los deja fuera por
completo.
De esta forma (…) han conseguido irse de rositas de
una manera muy inteligente. Lo que es peor, al demonizar solo al Gobierno, se
han construido un púlpito desde el que hacer llamamientos a que el Estado se
retire aún más de la esfera pública y a que se aplique a una segunda ronda de
reformas: Más privatizaciones, más acceso a las infraestructuras y a los
recursos públicos de la India. Puede que en breve la corrupción corporativa se
haga legal y se le cambie el nombre por el de tasa Lobbing.” (p.67)
En la sección segunda, se centra exclusivamente en
lo que sucede en el estado de Cachemira donde hay estacionados 600.000 soldados
indios para una población de 10 millones de habitantes. Lo que ya da una ligera
idea de por dónde va el tema.
Dos espléndidos y muy completos comentarios, el de
Varun M. Nayar en Babelia y el de Víctor Lenore en El Confidencial, me permiten
simplemente recomendar vivamente la lectura de este texto de poco más de 100
páginas y, cómo no, agradecer a la editorial Capitán Swing la publicación de textos como este o como el de Owen
Jones comentado ayer. Aunque no está muy de moda el término, ambos sirven para
tomar conciencia de en qué mundo vivimos.
Arundhati Roy, Espectros
del capitalismo
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