Leer un libro de los que
publica la editorial Sajalín es tener casi seguro la garantía de algo diferente
y de calidad. Hasta ahora me he centrado en su colección Al margen, de la que hay muchas entradas en el blog, pues han
publicado obras de autores con mucha
vida y muchas historias que contar, con un predominio de escritores
anglosajones.
En este caso se trata de un
autor noruego nacido en 1970 y que publicó Cerco
en 2007.
David, el protagonista que
no aparece en ningún momento en la obra, ha perdido la memoria y pide a gente
que le ha conocido que le cuenten cosas para recobrar partes de su vida. A esa
petición responden un amigo, Jon; su padrastro, Arvid; y una amiga y amor de
juventud, Silje.
El libro se divide en tres
partes que corresponden con las historias que cuentan cada uno de los
mencionados. Cada parte está a su vez subdividida en otras dos: una, que sucede
en la actualidad, 2006, y en la que el narrador relata cosas que le están
pasando, y otra, que corresponde a los años ochenta, en la que le escriben a
David comentándole historias sucedidas con él en aquella época.
Este doble juego le da pie a
Tiller para mostrar gran cantidad de situaciones y conflictos tanto de los
protagonistas entre sí como cada uno con sus familias respectivas. El libro se
convierte así en una sucesión de escenas muy bien resueltas a través de las que
vamos conociendo no solo algunos aspectos de la vida de David sino, sobre todo,
de la de los que le escriben.
Difíciles relaciones con las
madres (prácticamente no hay padres en la novela pues o han muerto o están en
la cárcel), no aceptación de la homosexualidad, deseo de huir del pequeño lugar
en el que residen y buscar nuevos horizontes, personalidades inseguras,
enamoradizas, influenciables, cobardes, intransigentes o fanáticas, según los
casos, frustrados intentos de suicidio, etc. Todo esto y mucho más aparece en
las diferentes historias en las que la felicidad no suele estar muy presente.
Para saber más hay una
magnífica reseña de Óscar Brox en diarios.detour.es.
Además del interés que
tienen los diferentes temas e historias, hay que mencionar también, y de forma
muy destacada, el estilo de Tilller. Todo el libro está escrito en primera
persona, lo que parece muy lógico por la índole de los temas, pero es que,
además, en la tercera parte, la contada por Silje, asistimos a dos largas
discusiones –ocupan unas quince páginas
cada una-, realizadas en estilo indirecto que me han resultado especialmente
interesantes desde el punto de vista formal y que muestran que Tiller no solo
quiere contarnos unas historias, sino que también quiere hacerlo variando el
enfoque y demostrando las posibilidades expresivas de diferentes formas
narrativas.
Un libro recomendable de un
autor del que espero que se traduzca algún otro libro pues promete interés y
calidad.
Carl Frode Tiller, Cerco
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