Había oído hablar muy bien de esta
novela de un escritor al que no conocía a pesar de haber recibido el Premio
Nacional de Narrativa en 2009. Además, después de leer Patria de Fernando Aramburu, esta de Uribe me parecía que suponía
algo parecido a indagar en los antecedentes de lo que se cuenta en la de
Aramburu.
Efectivamente hay mucho de eso en esta
novela. Se trata de una especie de biografía de una familia, la formada por
Karmele Urresti y Txomin Letamendi, desde los años veinte hasta 1979. Hay
algunas referencias a sus padres, pero el libro se centra sobre todo en ellos y
en sus hijos.
La guerra civil, el exilio primero en
Francia y luego en Venezuela, el regreso al pueblo natal, como espacios en el
que se desarrolla la historia. El trabajo de Txomin como trompetista y luego
como espía al servicio del gobierno vasco en el exilio o las preocupaciones de
Karmele por sus hijos de los que estuvieron alejados muchos años, como
elementos de la trama. Y enmarcándolo todo, la historia. Algunos retazos de lo
que pasaba en España, pero, sobre todo, de lo que sucedía en Euskadi y sobre la
actividad del lendakari Agirre y del espía Manu Sota.
En la mezcla de ambos aspectos creo
que está una de las virtudes de la novela que es, al mismo tiempo, quizá uno de
sus defectos. Virtud, porque nos cuenta unas realidades no siempre bien
conocidas (por ejemplo, la participación del lendakari en la fundación de la
ONU o el papel de Eleanor Roosevelt criticando tanto a su marido como a
Churchill por no apoyar a la República) y porque sabe explicar muy bien la
situación de los nacionalistas en toda la época. Defecto, porque en muchos
momentos se convierte casi en un libro de historia lo que hace que los
sentimientos y las emociones de la familia queden un tanto diluidos; de hecho,
a pesar de los elementos melodramáticos que tiene la historia, a mí apenas ha
logrado emocionarme salvo en momentos muy puntuales.
En todo caso, se trata de un
libro muy bien narrado, que mantiene
permanentemente el interés, que cuenta hechos relevantes y que tiene la
originalidad de contarnos la historia a partir de los avatares de una familia
que se puede considerar bastante representativa de un amplio sector de la
sociedad vasca. (Uno de los hijos, Txomin, terminó siendo miembro de ETA de la
que salió para formar parte de la LKI.)
Uribe es bastante complaciente con el
nacionalismo vasco, pero muy crítico con ETA como se puede apreciar en estos
dos fragmentos:
“Anita abandonó la iglesia con la idea
de que a Melitón Manzanas no lo habían asesinado sino que, de alguna manera, se
había impartido justicia –que de hecho es el mismo principio que se aduce para
justificar la pena de muerte-. A la luz de los años, lo más significativo de aquella
sensación es que penetrara en la idiosincrasia de toda una comunidad –contraria
a Franco-, que, a su vez, estaba formada por una mayoría que racionalmente se
oponía a la aplicación de la pena de muerte. Esta disfunción entre el pensar y
el sentir quizá explique mejor que ningún otro argumento el apoyo que, por
activa o por pasiva, logró el terrorismo de ETA en sus principios.” (p.392)
“¿Cómo fue posible que pasáramos de un
clima propicio a un infierno de indiferencia? ¿También a las conciencias las
atraviesan ejes que temblaron y transformaron nuestra moral? ¿Por qué no
supimos como individuos y como sociedad predecir lo que ocurriría los
siguientes cuarenta años? ¿Por qué no reaccionamos ante la espiral de violencia
y muerte? ¿Por qué no detuvimos a tiempo aquella inercia sin sentido? ¿Por qué
nos callamos? ¿Por qué negamos el sufrimiento ajeno? ¿Por qué nos volvimos la
mayoría un poco de piedra, como las estatuas medievales de la iglesia de Ondarroa?”
No me siento capaz de contestar a
ninguna de esas preguntas y creerme que mi respuesta vaya a ser la correcta”.
(p.423)
El libro tiene también la
particularidad de que, como se dice en la Nota del autor que cierra el texto,
todos los personajes que aparecen son reales e igualmente verídica es la
historia que protagonizan.
Con las salvedades que he hecho antes,
el libro me ha gustado, me ha entretenido mucho y me ha enseñado varias cosas
sobre el exilio sobre todo de los vascos. Por cierto, está escrito
originalmente en euskera.
Una reseña interesante que critica
algunas de las referencias históricas es la de José Carlos Mainer en
elpais,com.
Kirmen Uribe, La hora de despertarnos juntos. Traducción por J.M.Isasi
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