martes, 20 de diciembre de 2016

Biografía de una familia vasca




Había oído hablar muy bien de esta novela de un escritor al que no conocía a pesar de haber recibido el Premio Nacional de Narrativa en 2009. Además, después de leer Patria de Fernando Aramburu, esta de Uribe me parecía que suponía algo parecido a indagar en los antecedentes de lo que se cuenta en la de Aramburu.
Efectivamente hay mucho de eso en esta novela. Se trata de una especie de biografía de una familia, la formada por Karmele Urresti y Txomin Letamendi, desde los años veinte hasta 1979. Hay algunas referencias a sus padres, pero el libro se centra sobre todo en ellos y en sus hijos.
La guerra civil, el exilio primero en Francia y luego en Venezuela, el regreso al pueblo natal, como espacios en el que se desarrolla la historia. El trabajo de Txomin como trompetista y luego como espía al servicio del gobierno vasco en el exilio o las preocupaciones de Karmele por sus hijos de los que estuvieron alejados muchos años, como elementos de la trama. Y enmarcándolo todo, la historia. Algunos retazos de lo que pasaba en España, pero, sobre todo, de lo que sucedía en Euskadi y sobre la actividad del lendakari Agirre y del espía Manu Sota.
En la mezcla de ambos aspectos creo que está una de las virtudes de la novela que es, al mismo tiempo, quizá uno de sus defectos. Virtud, porque nos cuenta unas realidades no siempre bien conocidas (por ejemplo, la participación del lendakari en la fundación de la ONU o el papel de Eleanor Roosevelt criticando tanto a su marido como a Churchill por no apoyar a la República) y porque sabe explicar muy bien la situación de los nacionalistas en toda la época. Defecto, porque en muchos momentos se convierte casi en un libro de historia lo que hace que los sentimientos y las emociones de la familia queden un tanto diluidos; de hecho, a pesar de los elementos melodramáticos que tiene la historia, a mí apenas ha logrado emocionarme salvo en momentos muy puntuales.
En todo caso, se trata de un libro  muy bien narrado, que mantiene permanentemente el interés, que cuenta hechos relevantes y que tiene la originalidad de contarnos la historia a partir de los avatares de una familia que se puede considerar bastante representativa de un amplio sector de la sociedad vasca. (Uno de los hijos, Txomin, terminó siendo miembro de ETA de la que salió para formar parte de la LKI.)
Uribe es bastante complaciente con el nacionalismo vasco, pero muy crítico con ETA como se puede apreciar en estos dos fragmentos:

“Anita abandonó la iglesia con la idea de que a Melitón Manzanas no lo habían asesinado sino que, de alguna manera, se había impartido justicia –que de hecho es el mismo principio que se aduce para justificar la pena de muerte-. A la luz de los años, lo más significativo de aquella sensación es que penetrara en la idiosincrasia de toda una comunidad –contraria a Franco-, que, a su vez, estaba formada por una mayoría que racionalmente se oponía a la aplicación de la pena de muerte. Esta disfunción entre el pensar y el sentir quizá explique mejor que ningún otro argumento el apoyo que, por activa o por pasiva, logró el terrorismo de ETA en sus principios.” (p.392)

“¿Cómo fue posible que pasáramos de un clima propicio a un infierno de indiferencia? ¿También a las conciencias las atraviesan ejes que temblaron y transformaron nuestra moral? ¿Por qué no supimos como individuos y como sociedad predecir lo que ocurriría los siguientes cuarenta años? ¿Por qué no reaccionamos ante la espiral de violencia y muerte? ¿Por qué no detuvimos a tiempo aquella inercia sin sentido? ¿Por qué nos callamos? ¿Por qué negamos el sufrimiento ajeno? ¿Por qué nos volvimos la mayoría un poco de piedra, como las estatuas medievales de la iglesia de Ondarroa?”
No me siento capaz de contestar a ninguna de esas preguntas y creerme que mi respuesta vaya a ser la correcta”. (p.423)

El libro tiene también la particularidad de que, como se dice en la Nota del autor que cierra el texto, todos los personajes que aparecen son reales e igualmente verídica es la historia que protagonizan.
Con las salvedades que he hecho antes, el libro me ha gustado, me ha entretenido mucho y me ha enseñado varias cosas sobre el exilio sobre todo de los vascos. Por cierto, está escrito originalmente en euskera.
Una reseña interesante que critica algunas de las referencias históricas es la de José Carlos Mainer en elpais,com.



Kirmen Uribe, La hora de despertarnos juntos. Traducción por J.M.Isasi

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