Es necesario iniciar este comentario planteando una, al menos aparente, contradicción. Estamos ante un texto interesante y al mismo
tiempo prescindible. Interesante, porque todo lo que arroje alguna luz sobre el
funcionamiento de la política en los Estados Unidos lo es al tratarse no solo
del principal país del mundo, sino también del que más influencia tiene sobre
todo lo que nos sucede en distintos ámbitos de la vida. Pero, decía,
prescindible por dos razones: por un lado, porque es excesivamente prolijo y
detallista en unas informaciones que, dadas de esa forma, pueden interesar a
los especialistas sean politólogos o periodistas, pero bastante menos a un
simple lector que quiera estar más o menos informado; además, por otra parte,
quien haya visto la serie de televisión House
of Cards está ya al cabo de la calle de las innumerables intrigas
palaciegas que se producen en la Casa Blanca en la ficción, así que al
encontrárselas en un libro como este no descubren nada nuevo. Eso sí, de los
dos presidentes que aparecen en dicha serie no creo que se pudieran decir cosas
como las que Wolff recoge. Así:
“(…) parecía que no sabía nada. Sencillamente no
había ningún tema del que tuviera algún conocimiento sustancial.
(…)
Trump, el hombre de negocios, ni siquiera era capaz
de leer un estado de cuentas.”.(p.42)
Para Steve Bannon, la única virtud de Trump era ser
un macho alfa.” (p. 43)
“No tenía escrúpulos” (p. 44) (Aquí sí podría coincidir con los de la serie.)
En el nivel más básico, sencillamente era incapaz de
relacionar causa y efecto. (p.45)
Estos son algunos de los ejemplos de la caracterización
que de Donald Trump se hace en el libro. Ahora bien, no solo él sale mal
parado. Veamos qué se dice, por ejemplo, de un alto cargo como Stephen Miller,
encargado nada menos que de la OE (Orden Ejecutiva) sobre inmigración.
“(…) al
margen de ser un ultraconservador entregado a la causa, no estaban claro en qué
consistían sus habilidades. Se suponía que escribía discursos; sin embargo,
parecía limitarse a enumeraciones esquemáticas y era incapaz de construir
oraciones; se suponía que era consejero político, pero no sabía casi nada de
política; se suponía que era el intelectual de la casa, pero era un inculto
militante; se suponía que era un especialista en comunicación, pero se llevaba
mal con casi todo el mundo. Durante la transición, Bannon lo mandó a consultar
internet para que aprendiera algo e intentar redactar el borrador de la OE.”
(p. 95)
Como se ve, Wolff es duro en sus apreciaciones.
Quizá el personaje que mejor parado sale es Steve Bannon, el jefe de estrategia
que, al menos, aparece como alguien bien formado aunque evidentemente tan
manipulador como casi todo el resto de los comparecientes.
¿Exageración? ¿Búsqueda del negocio con la venta de
ejemplares del libro? Desconozco totalmente quién es Michael Wolff y qué tipo
de periodismo hace, pero queda claro que es alguien precavido y que cuida las
consecuencias de lo que dice. Así, en el capítulo de Agradecimientos se puede
leer:
“La lectura de tus textos puede ser como una visita
al dentista. No obstante, en mi dilatada experiencia, no hay un abogado de
pleitos por difamación más capaz con los matices, la sensibilidad y la
estrategia que Eric Rayman. Una vez más, ha sido un gran placer.” (p. 401)
Parecen precauciones lógicas cuando se escriben
cosas como las siguientes:
“En el Despacho Oval, delante de su padre, Bannon
atacó abiertamente a Ivanka. “Tú –dijo señalándola mientras el presidente
miraba- eres una puta mentirosa.” Las amargas quejas de la hija ante su padre,
que en el pasado habían servido para rebajar a Bannon, ahora se encontraban con
que Trump se quedaba al margen: “Ya te dije que Washington era un sitio duro,
nena.”” (p. 305)
“(…) la mayoría de los altos cargos creían que lo único
positivo de formar parte de la Casa Blanca de Trump era poder ayudar a evitar
que sucediera lo peor.” (p. 391)
En fin, como se ve un texto que ofrece oportunidades
para la diversión siempre que uno no sea un partidario de Trump.
A mí particularmente me ha interesado ver las
diferencias que pueden existir entre distintos sectores de la derecha, aunque
no siempre sea fácil apreciarlas. En este sentido resulta muy útil la parte
dedicada a explicar las que existen entre Bannon, Priebus (el jefe de gabinete)
y Jared Kushner, el yerno del presidente. También ver cómo se manifiestan en la
visión que tienen del conflicto de Afganistán.
Desde otro punto de vista hay que decir que se habla
mucho, realmente todo, de los problemas internos en la Casa Blanca y casi nada de lo que pueda estar haciendo la
actual administración hacia afuera. Hay que tener en cuenta que el libro recoge
desde las elecciones hasta más o menos el mes de septiembre de 2017. Además, esa dedicación tan hacia adentro es a veces difícil de seguir por el
desconocimiento de muchos de los personajes que pasan por sus páginas.
¿Un libro recomendable? Me resulta difícil
responder. Depende del interés que se tenga por el tema tratado de la forma en
que he intentado explicar que se hace.
Michael Wolff, Fuego
y Furia. En las entrañas de la Casa Blanca de Trump. Traducción Varios
autores.
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