viernes, 22 de febrero de 2019

La historia en detalle



Seguramente se ha traducido este libro dado el gran éxito que ha tenido la publicación del último escrito por Vuillard, El orden del día, que ya comenté en el blog, aunque fue escrito antes. Sin embargo, tras su lectura creo que no solo es oportuna su publicación en castellano, sino que lo extraño es que no se hiciera en su momento.
De la magnífica reseña hecho por Fran G. Matute para elcultural,com reproduzco algunas frases que me servirán para mi comentario:

“ (…)14 de julio se me antoja más un ejercicio de estilo que una novela, propiamente dicha, de tintes históricos.

 Lo imagina (re refiere al autor) uno apoyado, con los brazos abiertos, sobre una reproducción fidedigna, a gran escala, de un plano del París de la época, rodeado a su vez por todos los documentos históricos por él consultados, mientras vocea a quien le quiera escuchar (cuando se entona, Vuillard puede llegar a ser de lo más seductor) cada cruento episodio, señalando con el dedo cada calle, cada plaza, cada fábrica, cada lugar donde se produjo una refriega.

Para bien y para mal, todo es sincopado en 14 de julio.”

Tres ideas que reflejan muy bien algunos aspectos importantes del libro. Efectivamente, hay un ejercicio de estilo, pero también mucho más porque en él se cuentan, como indica su título, los hechos que sucedieron en torno a la toma de la Bastilla, ese momento paradigmático del proceso revolucionario francés; se hace, además con un gran detalle y, lo más novedoso  e importante, dando el protagonismo con nombres y apellidos –extraídos de los archivos correspondientes- a quienes participaron en esa conquista. Al hablar de detalle me refiero también a los diferentes recorridos a través de la ciudad que hacen algunos de los personajes y que, dado mi desconocimiento de París, es algo por lo que he tenido que pasar de puntillas.
El carácter sincopado que se menciona en la reseña me parece unos de los aciertos del texto con sus continuas descripciones con todo lujo de detalles y de contraposiciones. En este sentido la forma en que Vuillard muestra las desigualdades existentes entre la burguesía y los trabajadores por un lado y entre la corte, Versalles, y el resto de la sociedad por otro, me parecen de lo mejor que he leído nunca sobre ese tema y, desde luego, mejora lo que se ha escrito sobre el particular en multitud de libros sobre la historia de la revolución ( y reconozco que, por razones profesionales, he tenido que leer bastantes).
Claro que este tema de las desigualdades le sirve al autor para decir en el último fragmento del libro: 

“A veces, cuando el tiempo es demasiado gris, cuando el horizonte es demasiado mortecino, deberíamos abrir los cajones, romper los cristales a pedradas y arrojar los documentos por las ventanas.”

A buen entendedor…
Evidentemente, y como sucedía con el primero que se publicó en España, Vuillsard demuestra que es un magnífico escritor y, en este caso, hace una auténtica exhibición de lenguaje que, seguramente, habrá puesto en apuros en más de un momento al traductor. Desde luego a mí como lector me lo ha hecho y he tenido que acudir en varios momentos al diccionario, pero se hace con gusto cuando ves que el escritor está haciendo un gran esfuerzo de precisión o, como también sucede, está haciendo uso de su condición de poeta.
Para terminar dejo constancia de algunas expresiones tomadas de algunas críticas hechas en Francia que la editorial reproduce en la solapa: “Asombroso, literatura pura, relato épico, un grito de rebeldía, una obra a la vez lírica y brillante,…”
Obviamente se trata de un libro muy recomendable tanto para los interesados en la historia como para los que lo estén solo en la literatura.
Además de la mencionada reseña, hay una interesante entrevista de Elena Hevia con el autor en elperiodico.com.

Éric Vuillard, 14 de julio. Traducción Javier Albiñana.



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