Se recogen en este libro artículos que el periodista
estadounidense publicó en diversos medios mexicanos, la mayoría en la revista DF por Travesías. Obviamente se publicaron en castellano que es como
estaban escritos originalmente ya que Lida se fue a vivir al D.F. en 1990
aunque fue compartiendo esa estancia con
períodos en su Nueva York natal.
En los más de treinta artículos que contiene el libro aparece una variadísima galería de personajes: un cantante callejero de 79
años, una escultural entrenadora y paseadora de perros, un grupo de niños de la
calle (en recuerdo de Los olvidados
de Buñuel), actrices porno, prostitutas, los dueños de la empresa que hace las
guías Roji (las únicas que hay del D.F.), un malabarista argentino, dos
japoneses que se ganan la vida como luchador y como fotógrafo respectivamente,
y un largo etcétera. Estos artículos suelen ser bastante cortos, apenas dos
páginas.
También los hay más extensos cuando el tema o la
persona así lo requieren. Por ejemplo, uno sobre el mercado central de abastos
del D.F. con datos muy curiosos, otro dedicado a Phil Kelly, un pintor irlandés que desayuna con dos
botellas de vino tinto y, el más largo del libro, La triunfadora, el
único tiene como protagonista a la clase
alta de la ciudad ejemplificada en la figura de Viviana Corcuera, una argentina
que llegó en 1968 e hizo tres “buenos” matrimonios. De este último reproduzco
un significativo fragmento:
“La tarde del partido de futbol (sic) dijo a sus amigas que no se
preocupa por el dinero como antes. Ahora reconoce que lo importante es tener lo
suficiente para vivir.
-
¿Vivir cómo? –preguntó una de ellas.
-
Como nosotras –contestó Corcuera,
tranquila.
La respuesta implica una casa en Acapulco, otra en
una de las zonas más exclusivas de la ciudad de México, un chofer (sic), un cocinero, varios criados y unos
millones en el banco. Varias veces he escuchado decir que no es rica
“materialmente”, algo sorprendente en un país en que la mitad de la población
vive en la pobreza. Admite: “Si no vienen los comunistas para quitarnos todo,
estoy bien. La riqueza material no te da paz en el alma. Te sirve para hacer
feliz a los que te rodean y hacer las cosas que te gustan. Pero no soy rica materialmente.
Tengo la situación económica resulta.”” (p. 74-75) (En México hay palabras que se acentúan de forma diferente a como se
hace en España).
Esta impresionante galería de tipos bastaría por sí
sola para que el libro resultara interesante, pero es que, además, Lida es un
periodista que maneja muy bien el lenguaje, que es capaz también de reproducir
los diferentes registros y, sobre todo, alguien que está muy atento a los
detalles y que demuestra un profundo respeto por las personas que trata tengan la
condición que tengan.
Por todo ello se trata de un libro muy entretenido y también muy instructivo por sus magníficas descripciones de la condición humana, con
momentos para el humor pero también para la emoción.
Es una pena que en esta edición se hayan colado
algunas erratas que desmerecen un poco a una editorial tan interesante como
Sexto Piso.
David Lida, Las
llaves de la ciudad. Un mosaico de México.
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