Últimamente he vuelto a leer de vez en cuando autores anglosajones. He ido dejando atrás cierta manía y la verdad es que lo agradezco. Esta novela, que es la primera que escribió Haruf, se acaba de publicar y creo que ha sido, precisamente, la última en hacerlo. Así que por esta vez empiezo a leer a un autor por orden. Y digo empiezo porque pienso seguir sobre todo después de leer la reseña hecha en leeresvivirdosveces.com donde se afirma:
“Lo que convierte a Haruf en uno de mis autores favoritos es
su capacidad para narrar rutinas de vidas tranquilas de forma apasionante.
Haruf ha sido capaz de mantenerme pegado al libro sin grandes aspavientos
literarios, sin grandes giros de guion, sin personajes hiperbólicos, casi sin
buenos ni malos. Haruf atrapa desde la cotidianidad, la rutina y la normalidad
de unos personajes perfectamente reales. Porque la vida no necesita alicientes
para ser narrada, la vida es tremendamente interesante. Solo hay que saber
contarla. Y Haruf lo hace a las mil maravillas”.
Esto se dice mientras que, al mismo tiempo, se titula el comentario: “No ha cumplido las altas expectativas que tenía
depositadas en el autor”.
Entiendo entonces que si para un lector que conoce su obra esta es una pieza menor, a mí
que me ha gustado el resto me parecerá magnífica; al menos eso espero.
En esta novela, el
narrador, que a su vez es uno de los protagonistas, le cuenta a un periodista,
que ha acudido al lugar para investigar un posible homicidio, la historia de la
familia en la que se ha producido la muerte y, relacionada con ella, la de su
propia familia. El lugar es Holt, un pequeño e imaginario pueblo de Colorado a
unos 100 kilómetros de Denver. Allí llegó en los años veinte esa familia
procedente de Iowa y allí vivía ya la familia del narrador.
La narración se hace
en 1976 y se remonta a los años veinte para centrarse luego en los cuarenta y
en los sesenta. Hay mucho de esos valores que siempre se ponen como ejemplo de
los pioneros: el trabajo, el orgullo, la voluntad, la independencia, etc.
También hay algunos apuntes etnográficos, como la descripción que hace del
ordeño de vacas o de algunos trabajos agrícolas, por ejemplo.
Ahora bien, lo
central es la historia de esa familia y, sobre todo, del personaje de Edith, la
hija. Creo que aquí está lo mejor de un libro que, quizá por ser una primera
novela, es cierto que en algunos momentos se sale de la historia principal y pierde
fuerza.
Haruf es un magnífico
narrador que, aunque cuenta cosas que ya he leído o visto en películas más de
una vez, es capaz de encontrar el ángulo interesante de los personajes, unos
personajes muy bien caracterizados y trabajados.
En fin, me lo he pasado muy
bien leyendo el libro y espero seguir disfrutando con otros del autor.
Kent Haruf, El vínculo más
fuerte. Traducción Cruz Rodríguez Juiz.
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