martes, 19 de octubre de 2021

Buen inicio de una trilogía

 

No hace ni dos meses que comentaba El vínculo más fuerte, el primer libro que leía de Haruf que ha sido curiosamente el último en traducirse. Todo lo que decía en ese comentario lo podría reproducir ahora solo que aumentando los aspectos positivos.

No es fácil encontrarse con novelas como esta, novelas en las que prácticamente no hay conflictos y los dos que hay se resuelven de una forma muy natural; obras en las que se refleje con tanta naturalidad la vida cotidiana de un conjunto de personajes que no tienen nada excepcional y que están magníficamente caracterizados como son: Guthrie, un profesor de historia de América en un centro de secundaria; sus dos hijos de 9 y 10 años que reparten el periódico por las casas y que van despertando poco a poco a la ida con vivencias fuertes como asistir a la autopsia de su caballo; la joven Victoria, estudiante del centro, que se ha quedado embarazada de alguien que ni siquiera vive ya en Holt (por cierto, el lugar imaginario de Colorado en el que transcurren todas las novelas de este escritor); los hermanos McPheron, dos granjeros solteros amigos de Guthrie que acogerán a Victoria cuando su madre la eche de casa; Ella, la mujer del profesor que se va a vivir a Denver porque está en plena depresión y Maggie Jones, una profesora del instituto que tiene relaciones con Guthrie y facilita que Victoria sea acogida por los hermanos McPheron.

Con estos mimbres Haruf construye una historia en la que no hay sobresaltos y, como decía antes, apenas un par de conflictos. Uno del profesor con un alumno y su familia, y el otro de Victoria con el joven de cuya relación quedó embarazada. Esa falta de conflictos e incluso de momentos de tensión, la suple el autor a través de una escritura en la que destacan, por una parte, la gran facilidad para la creación de escenas que reflejan muy bien diferentes aspectos de la vida cotidiana y, por otra, sobre todo unos diálogos que creo que son el fuerte de este escritor, diálogos totalmente creíbles y que manifiestan muy bien el carácter de los personajes.

Por detrás de todo se encuentran una serie de temas como la necesidad de la familia entendida en un sentido extenso, la solidaridad, la bondad, la vida rural (esta a partir de dos escenas muy desarrolladas, una con el nacimiento de una novilla y la otra con la autopsia de un caballo), etc.

Estamos ante un ejemplo de lo que ahora algunos llamarían “buenismo”, pero que, sea como sea, lo es sobre todo de buena literatura, de esa que se lee con gusto y que deja un buen recuerdo en el lector, un tipo de lectura que no es demasiado habitual y que quizá por eso impacte más. A mí desde luego me motiva para leer el resto de la trilogía.

Hay una reseña muy buena y muy completa de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com


Kent Haruf, La canción de la llanura, Traducción Agustín Vergara.

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