jueves, 15 de diciembre de 2022

Magnífico acercamiento a un interesante personaje


Caparrós es uno de los escritores que más he leído en los últimos años. En el blog queda la constancia de muchas de esas lecturas. Además, aparece también en la serie de Mis autores favoritos. Es cierto que el Caparrós que más me interesa, y el que más he leído, es el periodista. Libros como Lacrónica, El hambre o Ñamérica creo que son lecturas indispensables para quien esté interesado en el periodismo actual. Sin embargo, también me he interesado por al menos una parte de su obra narrativa, desde Amor y anarquía hasta Echeverría, que también tiene una gran calidad literaria e interés por los temas que trata.

En este libro nos presenta a Sarmiento en su etapa presidencial de 1868 a 1873 y lo hace a partir de unas memorias escritas en primera persona pero redactadas realmente, siempre en la ficción,  por Aurelia Vélez Sarsfield, su amante en gran parte de su vida, subterfugio que emplea el autor como queda patente a  través del apartado De mis notas que coloca al final de cada uno de los seis capítulos en los que ha dividido el texto.

Desgraciadamente no conozco lo suficiente la historia de la República Argentina para sacar todo el provecho informativo y valorativo de un texto como este. Leí hace años muchos libros sobre esa historia, pero no es mucho lo que recuerdo actualmente. Sin embargo, al menos desde un punto de vista, no creo que sea necesario ese conocimiento para disfrutar de esta lectura. Caparrós es capaz ya desde la primera página de introducir al lector en el ambiente de la época y hasta me atrevería a decir que en la mente del mismo Sarmiento. Un ambiente en el que están presentes conflictos como el que enfrenta a unitarios y federales; en el que está planteado el tema de civilización o barbarie (utilizando el lenguaje del propio Sarmiento); y en el que siempre está la pugna por el poder con gente como Mitre (Bartolo en el libro), Urquiza, Alberdi, etc.

Sarmiento opta por los unitarios y por la civilización como afirma en el siguiente fragmento:

 

“Es cierto: no creo en este pueblo que he gobernado y con quien vivo. Querría que fuera otro, y a eso dirigí buena parte de mis esfuerzos. Todo mi intento consistió en civilizar al argentino. Convertir esa raza de pobres gauchos rebeldes perezosos en ciudadanos de provecho, para ellos y para la sociedad.”(p. 151)

 

Para esa tarea civilizadora menciona recurrentemente la necesidad de la educación, tema al que dedicó energías y dinero. Curiosamente se muestra no solo reacio sino incluso adverso a la presencia de la religión, no en balde era masón aunque abandonó la logia durante el periodo de su mandato presidencial. Una religión de la que decía cosas como:

 

“Así que llevo muchos años de alejamiento de esos señores tan orondos, tan seguros de sí. No solo por sus intolerables pretensiones de organizarnos la vida, ni por su éxito en manejar la de tantos incautos, ni por ese grito de “Religión o Muerte” tan caro a don Facundo. Religión o muerte es una falacia: la  y sería más apropiada. (p.193)

Más de una vez a lo largo del texto insiste en su humilde origen. Así:

 

“(…) siempre fui, sigo siendo, el hijo de una arriero y una tejedora de un pueblo de provincias. Siempre fui, sigo siendo, de otra raza que los que gobiernan”. (p 27)

 

Y, a pesar de ello, no puede evitar el elitismo tan general en el mundo en esa época y afirma lo siguiente sobre el derecho al voto:

 

“¿Es, en cambio,  democracia dejar que una runfla de analfabetos decidan cosas que les perjudicarían aunque ellos no lo sepan? ¿Habría que respetar, entonces, la prepotencia del número por sobre la solidez del conocimiento y la dedicación? El sufragio debe ser universal, por supuesto, solo hay que definir qué es el universo”. (p. 152)

 

Sé que estamos ante un personaje polémico, pero ¿qué personaje de la historia de ese país no lo es?. Da la sensación de que Caparrós nos muestra las mejores facetas de Sarmiento, de que en el fondo comparte bastantes de sus puntos de vista (no me refiero exactamente a los que acabo de mostrar) o al menos su visión general.

Para terminar quiero reproducir una frase del presidente que me ha llamado mucho la atención:

 

“La presidencia es para hombres casados. Sin eso, se transforma en una cárcel célibe. ¿Cómo tener mujeres, aventuras, cuando estás en el lugar más público? (p. 148)

 

Y digo que me ha llamado la atención por la cantidad de casos de los que he oído hablar en los que sucede todo lo contrario, esto es, la cantidad de aventuras que han tenido presidentes de ese país y, por supuesto, de otros.

Un libro muy recomendable. Muy bien escrito como es marca de la casa y con mucho interés también por lo que nos cuenta.

Hay una larga e interesante entrevista de Julieta Roffo con el autor en infobae.com y una buena reseña de Nicolás Mavrakis en lanacion.com.ar. En ambas se  puede obtener mucha información sobre el contenido del libro.

 

Martín Caparrós, Sarmiento.

 

 

 

 

 

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