Cuando no hace ni dos meses terminaba Para acabar con Eddy Bellegueule, el primer libro que escribió Louis, la impresión que me quedó es la de cómo alguien con esa historia (en el libro narra su terrible infancia y adolescencia en un pueblo del norte de Francia) podía haber llegado a escribir y publicar un libro con apenas 22 años, qué le habría tenido que suceder para poder avanzar a esa velocidad y cómo podía haberse alejado de esa familia y de ese pueblo. Pues bien, a todo esto y algo más contesta Louis en este su último libro (entre ambos ha publicado nada menos que tres). Da la sensación de que él también tenía necesidad de explicar el fenómeno de su evolución o, como reza el título, de su gran cambio. Un cambio que se puede resumir muy bien con estos dos fragmentos del libro:
“(…)
no había tenido una infancia, sino una infancia de clase”.
(p. 49)
“Hacer lo que yo estaba haciendo era adentrarme en una realidad radicalmente opuesta a la clase social de mi infancia, al pueblo; era romper para siempre con el entorno que había compartido contigo, con su odio y su asco por la mera hipótesis de la existencia de una imagen como aquélla (se refiere a tener un hombre en la cama junto a él). Hacer el amor con un hombre, dejar que me penetrase, o aprender a hablar sin acento del norte e ir al cine, eran resultados de una misma voluntad, de un mismo proceso, el de huir lejos del pasado.
Al hacer el amor con un hombre, rechazaba todos los valores de mi entorno, me convertía en burgués”. (p. 135)
Es
decir, a lo que asistimos a lo largo de las 284 páginas del libro es al proceso
de desclasamiento del autor o, si se prefiere, a su ascensión social. Louis
sigue utilizando la primera persona como en su primer libro, pero ahora lo que
hace es dirigirse a su padre en la primera parte y a su amiga Elena en la
tercera con el subtítulo de “explicaciones ficticias”.
La
historia de ese gran cambio que se produce en la vida de Louis, un cambio que
le lleva desde cambiar el nombre a evitar el acento del norte o a aprender las
formas educadas de comer o vestir; la historia de ese cambio decía es la
historia de las diferentes relaciones que va estableciendo. Al principio serán
mujeres quienes le ayudarán como su amiga Elena y, sobre todo, la familia de
esta que le acoge, le enseña normas de comportamiento y le fomenta el gusto por
la lectura. También, por ejemplo, la que le acepta para trabajar en el teatro
como vigilante y acomodador cuando realmente no le necesitaba. Todo esto sucede
ya en Amiens donde se desplaza para seguir los estudios.
Luego
serán diferentes hombres los que, sobre todo cuando se traslade a París, le
ayudarán llegando a facilitarle un apartamento e incluso pagándole las facturas
del dentista.
En
resumen, un cambio que fue posible gracias a la colaboración, parece que
siempre desinteresada, de diferentes personas que, eso sí, él supo aprovechar
y, por ejemplo, una vez que le facilitan la preparación para la entrada en la
famosa y muy elitista Escuela Normal Superior de París, dedicarse al estudio y
la lectura de forma casi compulsiva.
En
este proceso lo que desaparece de su vida es su familia. Primero porque cuando
estudia en Amiens solo va al pueblo algunos fines de semana, y luego porque
apenas menciona alguna visita esporádica. El desclasamiento es total. Eddy
Bellegueule se convirtió en Édouard Louis de forma oficial, es decir,
formalizándolo legalmente.
En
medio, trabajos de panadero, acomodador y hasta una época parisina en la que
ejerció la prostitución porque necesitaba dinero ya que llegó un momento en que
apenas tenía para comer.
Todo
esto nos lo cuenta el autor con una capacidad narrativa notable que hace que sea
difícil abandonar la lectura porque el lector asiste al espectáculo de
transformación real de una persona en otra.
Me
parece un libro muy recomendable. Hay momentos de gran crudeza y otros muy
emotivos aunque, por lo general, Louis es un narrador que en este libro da la
impresión de que busca principalmente informar de la forma más aséptica
posible.
Édouard
Louis, Cambiar: Método. Traducción
Encarna Castejón.
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