En enero de
este año leí por primera vez a de Vigan; me impactó tanto por el tema elegido
como por la forma de tratarlo. Desde entonces decidí seguir conociendo su obra
y así llego a esta tercera lectura que, una vez más, me ha encantado.
Los
protagonistas son dos adolescentes de doce años (no sé si tiene algo que ver en
mi interés el hecho de que mi hijo tenga 13). Uno, Théo, con una familia
bastante problemática. Padres separados: él con una fuerte depresión que le
hace estar días y días en la cama; ella una mujer poco afectuosa. Otro, Mathis,
que practica un cierto seguidismo de Théo también con una familia en la que la
madre descubre que el marido tiene un especie de doble personalidad con una
cuenta en las redes en las que se muestra homófobo, misógino y racista.
La historia
está contada en primera persona por ambas madres y por Hélène, la profesora de
los chicos, y en tercera cuando se narra lo que les sucede directamente a
ellos.
Esta estructura
resulta muy adecuada para entender mejor los diferentes comportamientos pues
vamos conociendo aspectos de los diferentes personajes contados por ellos
mismos. Además, y como se dice en el fragmento que la editorial reproduce de la
crítica hecha en Télérama, se trata de:
“Una narración
precisa, rigurosa, casi austera. De ahí nace la belleza áspera de esta novela
conmovedora, concienzuda y contenida”.
Es difícil
expresar mejor y con menos palabras las principales virtudes de esta magnífica y
muy interesante novela. Creo que hay que destacar efectivamente la precisión y
la contención con la que se expresa la autora que, por otra parte, son
elementos que se pueden apreciar también en sus otros libros.
Habrá que seguir
leyendo y conociendo más la obra de esta escritora.
Hay una buena
reseña en anikaentrelibros.com
Delphine de
Vigan, Las lealtades. Traducción
Javier Albiñana.
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