Hace más de cuatro años leí el anterior libro que se publicó de la autora. Al releer el comentario que hice en el blog me he encontrado con el siguiente fragmento:
“Algunos de los personajes que aparecen son prototipos para demostrar situaciones más que seres de carne y hueso. Curiosamente, a pesar de tratar un tema tan vital, la forma de hacerlo es bastante desapasionada; da más la impresión de que estamos leyendo un informe sociológico que una historia personal y, además, está escrita de una forma bastante ligera. Solamente el principio y las dos últimas páginas se salen un poco de este esquema”.
Creo que es la
primera vez que me pasa que algo que tenía pensado decir en un comentario
coincide casi frase a frase con lo dicho en uno anterior. En las notas que
suelo tomar había escrito: “Temas actuales e interesantes, pero…” o “No sé qué
le falta, pero le falta algo. Quizás vida”
En el libro se
recogen ocho relatos escritos entre 2010 y 2020 tal y como dice la autora en
una nota final en la que, además, explica de dónde le vino la idea del tema que
trata en cada uno. Creo que en esta explicación está la clave para entender la
decepción: Cho pretende ejemplificar una serie de comportamientos y para ello
crea unos personajes que en muchos casos parecen de cartón piedra, a los que
les falta vida, les falta pasión, les falta, en definitiva, ser algo más que
ser simplemente un juguete en manos de la escritora para hacer un muestrario
sociológico. Por otra parte, si en el libro anterior se aprendían cosas
interesantes de Corea del Sur, en este las historias son tan parecidas a lo que
pasa en occidente que tampoco tiene esa ventaja. Así sucede con, por
ejemplo, lo que cuenta sobre las
residencias de mayores, o los problemas y las luchas internas en las empresas,
o los abusos en el colegio.
Eso sí, el libro está
escrito con soltura y una prosa que se lee con gran facilidad. Este aspecto
hace que se deje leer aunque tengo que reconocer que en varias ocasiones me
encontré pensando en otros asuntos mientras lo leía.
La edición de
Alfaguara, por otro lado, deja la sensación de que o se ha hecho muy deprisa o
sin cuidarla demasiado. He encontrado unas diez erratas. Se lo comuniqué a la
editorial en una red social y no obtuve ninguna respuesta.
Cho Nam-joo, Lo
que sabe la señorita Kim. Traducción Joo Hasun.
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