En 1956 un joven francés blanco nacido en Argelia, es
decir, un pied noir, ponía una bomba en una zona donde no había peligro
para las personas. Antes de que explotase fue desactivada, él detenido,
interrogado, torturado y condenado a muerte. Esta es la historia a la que se
enfrenta Andras, en “Una requisitoria contra los horrores cometidos por Francia
en Argelia, escrita con un estilo seco que sin embargo transmite una emoción
contagiosa”. (Emily Barnett en Grazia. Fragmento reproducido por la
editorial en la contraportada).
El autor se centra en la vida de Iveton, así se
llamaba el joven, antes del atentado, desde su infancia hasta su relación
amorosa, pasando por sus ideales que le llevaron a militar en el Partido Comunista.
En la parte centrada en su detención y posterior juicio, arremete contra
carceleros, jueces, médicos, etc., en un alegato realmente valiente sobre la
actitud de los franceses.
El libro tiene apenas 130 páginas, pero bastan y
sobran para contar una historia de una forma magnífica porque, como pasaba en
su anterior publicación, el autor es un gran narrador; alguien que, además, usa
las palabras justas y adecuadas.
Este libro obtuvo el Premio Goncourt a la Primera
Novela que Andras rechazó por “su repudio a la institucionalización de la
escritura y la idea de competición literaria”, lo que nos da una idea de qué
tipo de persona es.
Desde luego, un libro muy recomendable como lo es el
anterior publicado también por Anagrama.
Joseph Andras, De nuestros hermanos heridos.
Traducción Álex Gibert.
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