Este es uno de esos libros que se cogen con toda la
ilusión del mundo pensando que al fin vas a conocer bien una realidad de la que
no tienes ni idea, pero que al terminarlo te das cuenta de que no ha sido así.
Zurutuza es, por lo que dice Ayestaran en el Prólogo,
un magnífico periodista, uno de esos periodistas que, además, se mete en los
lugares más remotos e inhóspitos para darlos a conocer. En este caso se trata
de un territorio llamado Baluchistán o Beluchistán, una zona montañosa situada
en tierras nada menos que de Pakistán, Irán y Afganistán, es decir, tres de los
lugares más conflictivos y peligrosos del planeta.
A cada uno de ellos dedica una parte de las tres en la
que está dividido el libro, si bien prácticamente la mitad se centra en
Pakistán que es, por otra parte, el país que tiene mayor territorio con
población belucha. La visión que ofrece el autor de este país es bastante
terrible desde la represión con desapariciones hechas por el ISI hasta la
persecución de los muy minoritarios cristianos. Algo menos dura parece la
situación en Irán y en Afganistán se habla más de otros grupos que de los
beluches.
Para mí un libro que es realmente muy interesante al
tocar un tema del que se desconoce casi todo en nuestro país y que no ocupa
espacio en los medios como no sea por algún desastre natural, tiene un par de
problemas en su construcción que hace que sea difícil de seguir en muchos
momentos. Por un lado, está el tema de las fechas. Zurutuza ha estado en varias
ocasiones en los tres países (por cierto, es curioso que haya tenido que viajar
como turista pues no le permitían hacerlo como periodista) y muchas veces el
lector no termina de saber bien en qué momento se desarrolla lo que está
leyendo. Por otra parte, y esto es más importante, hay algún capítulo que
resulta muy difícil de seguir dada la acumulación de nombres de personajes y de
siglas de grupos guerrilleros de los que, además, no se explica en qué se
pueden diferenciar.
También me parece un texto demasiado fragmentario. Da
la impresión de que el autor ha cogido diferentes artículos que ha escrito a lo
largo del tiempo y los ha reunido en un libro.
Digo todo esto desde el máximo respeto por un trabajo inmenso y, al mismo tiempo, desde la pena por no haber sido capaz de llegar a conocer la realidad de un pueblo al que, como pasa con el kurdo, no se le hace ningún caso en occidente. Como dice el mismo Kuturuza:
“Desconocer la complejidad de estas regiones hace imposible dar con las claves de sus conflictos, de ahí que surjan términos como “primavera árabe” bajo el que, entre otros, se engloba a pueblos que ni son árabes ni comparten su agenda, ni su cultura, ni, a menudo, el islam hegemónico en toda la región. ¿Cómo entender que los kurdos de Siria se desmarcaran de aquello si no sabemos quiénes son? (p. 252)
A pesar de los problemas mencionados, el libro merece
la pena porque nos pone en contacto con un pueblo desconocido en una zona del
mundo que sale casi a diario en los informativos.
Karlos Zurutuza, Una trinchera en Marte. Historias
de Baluchistán.
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