“Como dice en la
página 296: “Era verdad. Yo era diferente. ¿Cómo no podía serlo, después de
haber pasado por centros de menores a los diez, por el reformatorio a los trece
y por San Quintín a los diecisiete? Nunca vería el mundo como un miembro de la
burguesía y tampoco lo deseaba.”
El libro tiene casi 600 páginas por lo que el nivel de detalle en lo que cuenta es alto. Creo que aquí está lo único que yo criticaría, su excesiva extensión y ciertas reiteraciones, claro que si reflejan las de su vida están más que justificadas”.
Lo reproduzco porque la única diferencia que encuentro
entre ambos es que uno “trabajaba” en Estados Unidos y el otro, Smith, en el
Reino Unido. En lo demás tienen gran cantidad de similitudes desde los orígenes
hasta su dedicación al robo y sus largas estancias en diferentes cárceles.
También coinciden en algo que desde luego me resulta bastante sorprendente como
es su gran capacidad narrativa y la fluidez con la que cuentan las historias.
Smith ya dirigió una revista en una de las cárceles en las que estuvo y le
publicaron alguna poesía y algún artículo en medios serios como, por ejemplo, The
Guardian.
Como decía en el fragmento reproducido, también este
es un libro muy extenso, 623 páginas, por lo que hay una cierta reiteración de
acciones tanto en la calle como sobre todo en la cárcel, ya que es en esta en
la que ha pasado la mayor parte de su vida adulta. El libro lo escribió en 2004
mientras estaba precisamente en la cárcel de la que creo que salió en 2012 (no
sé si definitivamente). Quizá resulta demasiado extenso, pero dada la
intensidad de lo narrado no se pierde el interés en ningún momento.
Realmente resulta difícil comprender cómo alguien con
esa vida y esa formación inicial es capaz de escribir de esta manera y que
también tiene otro libro de memorias y varios de no ficción. Pero es que además
si algo queda claro a lo largo del libro es que según su autor la cárcel si
sirve para algo es para formar mejor a los delincuentes… para seguir
delinquiendo.
Smith arremete en muchos momentos contra jueces,
policías y guardias de prisiones. Hay muchas escenas de malos tratos y, sobre
todo, en algunas de las muchas cárceles en las que estuvo los guardias aparecen
retratados como verdaderos matones.
Hay que decir que en alguna de sus estancias en el exterior
Smith trabajó una vez de barrendero y otra de pintor de brocha gorda,
profesiones que no le suponían ni los ingresos ni la descarga de adrenalina de
los atracos, aspecto este que es de los que más me ha llamado la atención pues
da mucha importancia al “subidón” que estos le producían.
En fin, un libro muy interesante y que se lee con gran
facilidad por lo buen narrador que es “Razor” Smith.
Una vez más hay que agradecer a esta editorial la
publicación de este tipo de textos que nos pone en contacto con unas realidades
bastante desconocidas.
Noel “Razor” Smith, Palabras amables y una pistola
cargada. Autobiografía de un delincuente profesional. Traducción Diego de
los Santos.
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