domingo, 28 de febrero de 2010

Para hacer aficionados a la Historia.





Sebastian Haffner fue un escritor alemán que emigró en 1938 a Inglaterra, por el nazismo, para volver en 1954 a Alemania. Trabajó como periodista aunque había cursado estudios de derecho. Sus libros son enormemente interesantes.Trabaja muy bien los temas, es muy ágil escribiendo, sugerente en sus interpretaciones y polémico en muchas de sus opiniones. Desde que lo descubrí con sus Memorias (Historia de un joven alemán) no me he perdido ninguno de sus libros. Para un aficionado a la historia su libro sobre la revolución de 1918-19 es magnífico y no es de extrañar que levantase pasiones en Alemania.El resto se lee con suma facilidad y ayuda a comprender ese período tan difícl como es la historia de Alemania entre 1914 y 1945.



miércoles, 24 de febrero de 2010

Unas cuantas frases sobre la religión.


Examiné como es debido todos los argumentos favorables a Dios: su inexistencia quedó para mí intacta. Él posee el talento de hacerse desmentir por toda su obra; sus defensores le hacen odioso; sus adoradores, sospechosos. Quien tema amarle no tiene más que abrir a santo Tomás...

E.M.Cioran, Silogismos de la amargura.


Deicida es el insulto más halagador que se le puede dirigir a un individuo o a un pueblo.

E.M.Cioran, Ese maldito yo.


—Tiene usted un rencor infantil contra la religión -dijo.
—Lo que es infantil es su religión -dijo Wolf

Boris Vian, La hierba roja.


Ni siquiera soy tan ateo como antiteísta; no sólo mantengo que todas las religiones son versiones de la misma falsedad, sino que sostengo que la influencia de las Iglesias y el efecto de las creencias religiosas son claramente perniciosos (... la vida sería desdichada si fuese cierto lo que afirmaban los fieles).

Christopher Hitchens, Cartas a un joven disidente.


La única disculpa que tiene Dios es que no existe…

Klaus Mann, Cambio de rumbo. Crónica de una vida.

jueves, 18 de febrero de 2010

Algunas biografías de músicos de jazz.


Tres biografías: B.Evans, M.Davis y J.Coltrane. Muy completas las dos primeras que se centran, sobre todo, en la parte musical y muy resumida la de Coltrane pero interesante por el contexto sociopolítico.
El libro de W.Marsalis son unas reflexiones sobre el jazz, unido a pequeñas historias personales.
El de Malson consiste en breves pinceladas sobre 13 de los principales músicos de jazz.
Para mí, como seguidor de B.Evans que soy, el mejor con diferencia de los cinco es la gran biografía que ha hecho P.Pettinger, huyendo de algunos aspectos personales que pudieran resultar morbosos y centrándose en su música.
Recientemente se han publicado también biografías de D.Ellington, N.King Cole y comentarios sobre Ch.Parker de músicos que fueron sus amigos.
Todo esto manifiesta la importancia y el auge que va teniendo entre nosotros esta música.





Algunos libros para entrar en el mundo del jazz





Tres libros introductorios. El mejor es el ya clásico, su primera edición en alemán data de 1959 y la última de 1981, de Berendt. Muy completo por temas, instrumentos e intérpretes. Además es bastante claro cosa que no siempre sucede en estos temas. Muy completo y más actual, es de 1997, el de Gioia, pero también más complejo. Finalmente, el del argentino Casalla es una buena introducción aunque por momentos difícil de entender sin saber música. Muy útil resulta un glosario de términos al final.Los dos primeros incluyen también un utilísimo índice onomástico.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Unos CDs para introducirse en el jazz.



Bill Evans (piano), You Must Believe in Spring.
Miles Davis (trompeta), Kind of Blue (para muchos el mejor álbum de jazz de la historia).

John Coltrane (saxo tenor), Tranes's Blues.
Stan Getz (saxo tenor), Anniversary.




Ray Brown (bajo), Summer Wind.
J.J.Johnson (trombón), The Eminent Vol.1.

Una brevísima selección tomando varios instrumentos y formaciones (hay Tríos, Cuartetos, Quintetos,...).

lunes, 15 de febrero de 2010

Una película distinta.


Documental, con una extraordinaria fotografía en blanco y negro, sobre algunos aspectos de la vida del trompetista de jazz Chet Baker. Filmado en 1987 un año antes de su muerte. Se aprecia su gran deterioro pero, al mismo tiempo, su gran calidad como músico. Su interpretación de Almost Blue es realmente maravillosa y con una fuerte carga emotiva.




Más información y críticas extraídas de Filmaffinity.

1989: Nominado al Oscar al Mejor documental / Documental. Musical. Biográfico / SINOPSIS: Documental sobre la vida del trompetista y cantante estadounidense de jazz Chet Baker dirigido por el famoso fotógrafo Bruce Weber. Chet Baker fue una de las figuras más destacadas del mundo de la música del siglo XX. "Let´s get lost" surge de la enorme fascinación de Weber por este genio del jazz. Inicialmente la idea era hacer una serie de fotos del músico, pero tras la relación surgida entre ambos, el director terminó haciendo una película de más de dos horas de duración sobre la figura de Baker, el jazz y dos de sus grandes pasiones: los coches y las mujeres. En 1989, la película fue nominada al Oscar al Mejor Documental, y se alzó con el Premio de la Crítica en el Festival de Venecia poco después de que su protagonista se arrojase por la ventana de un hotel en Amsterdam. Documental fascinante sobre la vida de un músico irrepetible, "Let´s Get Lost" narra los últimos días de Chet Baker valiéndose de material rodado durante la última gira músico, con entrevistas con el propio Baker, sus esposas, hijos, amigos y novias. La película es un documento explícito que presenta, a modo de advertencia, las trampas en las que pueden caer los personajes famosos y llenos de talento. (FILMAFFINITY)
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"Quizás no desentrañe al profano el secreto de la excelencia artística del músico, pero sí ofrece un privilegiado testimonio de primera mano de ese feroz pulso entre turbulencia y fragilidad que Baker destiló en belleza perdurable." (Jordi Costa: Diario El País)
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"Un retrato que estremece y que hace del film uno de los mejores perfiles humanos de un músico jamás abordado por el documental de cualquier época y procedencia. (...) Puntuación: ***** (sobre 5)." (M. Torreiro: Fotogramas)
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"Fascinante retrato-elegía (...) Puntuación: **** (sobre 5)." (Antonio Weinrichter: Diario ABC)
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"Estético, profundo y terrible documental (...) un retrato impresionante del anverso y el reverso de Chet Baker" (Carlos Boyero: Diario El

domingo, 14 de febrero de 2010

Dos grandes más: Tommy Flanagan y Ben Webster


La elegancia al piano de Flanagan y el extraordinario sonido del saxo de Webster.



martes, 9 de febrero de 2010

Polémico artículo de Javier Marías sobre el tabaco.

Reproduzco este artículo con el que estoy de acuerdo prácticamente en todo, y lo hago con la tranquilidad que da el ser exfumador (desde hace más de dos años).

La cruzada antitabaco de Zapatero y su Ministra de Sanidad, Jiménez, está adquiriendo tintes tan demagógicos que, antes de tarifar con ellos a todos los efectos, he intentado darles la razón, a ver qué pasaba. En lo relativo a la inminente prohibición de fumar en todos los lugares públicos cerrados, no lo consigo. ¿Por qué en todos? ¿Es que los no fumadores piensan frecuentar todos y cada uno de las decenas de millares de bares y restaurantes desperdigados por España? Los fumadores ya sólo aspiramos a que en algunos locales se nos permita echarnos un pitillo mientras tomamos una caña o justo después de almorzar o cenar. ¿Por qué no puede haber unos cuantos sitios así, llámense clubs de fumadores o como se quiera? ¿Por qué, entre los muchísimos que prefieren que se fume en ellos –no me cansaré de repetir que esa ha sido la causa de la nueva ley que se avecina: que los propietarios han hecho uso de la libertad que se les concedió contrariamente a los deseos del Gobierno, en vista de lo cual éste se la retira, vaya libertad condicionada–, no se efectúa un sorteo y se consiente que cierto porcentaje admita el humo en sus dependencias? Los no fumadores no entrarían en ellos, como otros no entramos en casinos, puticlubs o sex-shops, eso sería todo. En cuanto a los camareros –también podrían ser autoservicios, y no haberlos–, tendrían que ser asimismo fumadores voluntarios, no se verían obligados a respirar una atmósfera indeseada.
Este ejercicio de comprensión que intento no lo están llevando a cabo muchos más fumadores. Conozco a no pocos que han prometido no volver a pisar un bar ni un restaurante una vez que la intolerante nueva ley entre en vigor. Así que es natural que el gremio de hostelería esté preocupado. Este diario se ha alineado con Zapatero y Jiménez hasta el punto de publicar un reportaje con el titular “Sin humo no se hunde el bar” y el subtitular “Los hosteleros vaticinan un desastre por la prohibición de fumar, pero la experiencia en otros países lo desmiente”, en el que sin embargo, al leer la información, ésta desmentía rotundamente dichos titulares, que se convertían en incomprensibles: resulta que en Irlanda hay un 25% menos pubs de los existentes antes de la prohibición; en el Reino Unido caen 52 a la semana, en el plazo de un año cerraron 2.377 y se redujeron 24.000 empleos; en Italia, un 12% de los establecimientos acusó pérdidas “significativas”; y en Francia la gente se ha refugiado en las terrazas, convirtiendo el “problema del humo” en el “problema del vocerío” desesperante para los vecinos, que es lo que sucederá en España, dados el buen tiempo reinante y los pingües beneficios que sacan los Ayuntamientos de la proliferación de mesas en las calles. Otro extraño titular de El País afirmaba que los partidarios de la prohibición total eran “clara mayoría”. Luego, la noticia revelaba que se trataba de una mayoría pelada del 52%, frente a un 44% que se oponía, si mal no recuerdo. Un 44% es mucha gente, como para cercenar su libertad completamente. Unos veinte millones de personas, con las cuales, yo creo, debería llegarse a algún tipo de entendimiento.
En lo que sí he logrado darles la razón a los tramposos Zapatero y Jiménez es en su última medida de adornar con pavorosas fotos los paquetes de cigarrillos: pulmones destrozados, dentaduras roídas, fetos, jeringuillas, gatillazos y demás males que pueden sobrevenir a los fumadores. Aunque eso no hará sino disparar la venta de pitilleras (yo las uso desde hace años), me parece bien, siempre que se haga lo mismo con todos los demás productos que pueden dañar nuestra salud o matarnos. Exijo, por tanto, que las botellas de vino, whisky y ginebra lleven fotos de repulsivos borrachos, de hígados con cirrosis y de las ratas y arañas que se aparecen a quienes sufren de delirium tremens. Quiero que en las carreteras, y sobre las portezuelas de los coches, haya, bien visibles, imágenes de muertos aplastados por la chatarra, tetrapléjicos en sillas de ruedas, motoristas decapitados, peatones atropellados, cueros cabelludos arrancados y brazos y piernas amputados. Que presidan las playas grandes fotos de ahogados, de miembros hinchados por las picaduras de las medusas y de afectados por cánceres de piel. Reclamo que los costados de los aviones exhiban imágenes de catástrofes aéreas, con cuerpos desmembrados, terroristas con bombas y momentáneos supervivientes chapoteando en un mar helado, y otro tanto los de los trenes, ilustrados por desastres ferroviarios y por las consecuencias del 11-M. Pido que en las fachadas de los Ayuntamientos se vean fotos de paisajes destruidos por la especulación inmobiliaria, y de gente sorda por culpa del ruido de sus infinitas y arbitrarias obras. Porque todas esas desgracias pueden acaecerle a quien bebe alcohol, o monta en coche o en moto o es un mero transeúnte, o a quien vuela o viaja en tren, o a quien se baña en el mar, o a quien está expuesto a los abusos del Ayuntamiento de turno. Sería un mundo alentador y alegre, lleno de estampas que nos describieran gráficamente los peligros y horrores que se ciernen sobre nosotros constantemente. Es posible que la economía se fuera al traste, pero qué se le va a hacer. Al fin y al cabo, ¿no son los Gobiernos los que sacan mayor provecho del consumo de tabaco? Si nos ponen fotos espantosas en las cajetillas, que las pongan también en todo el resto, incluyendo las de obesos inmovilizados en muchos productos alimenticios. Si no lo hacen, quedarán como hipócritas, además de como fanáticos y supresores de las libertades.
JAVIER MARÍAS
El País Semanal, 7 de febrero de 2010

Precioso título para un gran libro.



Descubrí a Olga Rodrígfuez cuando hacía las crónicas de la guerra de Irak para la cadena Ser en el año 2004.Desde entonces he procurado seguirla porque es uno de esos raros casos de periodistas que informan con conocimiento y sensibilidad. Ambas características de juntan una vez más en este caso en su libro El hombre mojado no teme la lluvia. Voces de Oriente Medio. Gran trabajo en el que conjuga a la perfección las historias personales de una serie de personajes muy bien elegidos, con elementos de la historia del territorio del que se trate: Irak, Palestina, Israel, Líbano, Siria, Egipto y Afganistán. Tiene la autora, además, una enorme facilidad para la narración que discurre con gran agilidad sin perder, cuando es necesario, precisión ni profundidad.
Desde el punto de vista ideológico hay,evidentemente, una toma de postura ya que entrevista principalmente a personajes enfrentados bien a Israel bien a Estados Unidos.

martes, 2 de febrero de 2010

Gran blog sobre Bill Evans


Para los grandes aficionados el mejor blog que he encontrado sobre el mejor pianista de jazz (para mí). Recoge una discografía muy completa con comentarios y, en la mayor parte de los casos, enlaces para poder acceder a ella.

Homenaje a Tomás Eloy Martínez


Tras la noticia del fallecimiento de Salinger a los 91 años, llega la de un autor al que he seguido a lo largo del tiempo, Tomás Eloy Martínez. Este argentino de Tucumán me ha enseñado un montón de cosas de las historias de su país. Su Novela de Perón o su Santa Evita son dos ejemplos de formas interesantes de contar historias. Como novelista bajada bastante. En los últimos años publicaba jugosos artículos en El País.








El hombre que inventaba mundos reales


SERGIO RAMÍREZ

EL PAÍS - Opinión - 07-02-2010
Cuando Eva Duarte se encontró por primera vez con Juan Domingo Perón en Luna Park, la noche del 22 de enero de 1944 en que se daba una función artística de beneficencia por los damnificados del terremoto de San Juan, ella le dijo cuando estuvieron sentados lado a lado: "Gracias por existir". O no se lo dijo nunca para los términos de la historia mezquina que resiente de imaginaciones, porque la frase la inventó Tomás Eloy Martínez, que acaba de morir en Buenos Aires, en su novela Santa Evita. Pero se lo dijo. La historia fue modificada a partir de la novela, igual que los propios personajes de la historia argentina, y de la novela, Juan Domingo Perón y Eva Duarte fueron modificados y ya no serían nunca más los mismos desde que pasaron por las manos de su novelista inevitable. Su creador, su inventor. Su falsario.
Tomás contaba historias en sus novelas y las contaba para sus amigos con la misma calidad seductora. Una de las que más me seguirá cautivando tiene que ver con esa frase maestra del arte de la seducción, que años después de haber sido publicada en Santa Evita pasó a ser el texto de una manta en una manifestación peronista: "General Perón, gracias por existir". Tomás protestó que se trataba de una frase suya escrita en una novela suya y puesta en boca de un personaje suyo, pero su intento resultó tan ingenuo como vano, al punto que fue acusado de falsear la historia del peronismo atribuyéndose lo que no le pertenecía, sino a la historia.
La historia, ya tomándose en serio, se apropió no sólo de la frase, sino de toda la novela, y la hizo suya. El novelista dejó de ser el inventor y pasó a ser el cronista, y a lo mejor ni siquiera eso, porque para negar que la Eva Perón que conocemos, tal como la conocemos, sea la invención de una persona, y para negar que las frases célebres que dijo sean también la invención de esa persona, hay que empezar por negar al novelista, y negar su novela. Para que Eva Perón sobreviva, hay que desaparecer a Tomás Eloy Martínez. La criatura sacrifica al creador; pero allí está precisamente su victoria. El personaje sale de las páginas de la novela y se queda en el mundo real.
Eso es lo primero que evoco frente a su muerte, su poder de inventar la historia y hacer que sea la suya, su historia inventada, la que pase a ocupar el lugar de la verdad, es decir, de lo que se da por aceptado y ya no podrá ser desmentido. Los hechos, tal como en verdad ocurrieron, si es que existe una sola verdad para los hechos, ya no importan.
Nada de eso es creíble, lo único creíble es la novela, que presenta un cuerpo organizado de mentiras basadas en evidencias suficientes aportadas por el novelista, y que estarán allí para convertirse en la sustancia de lo que verdaderamente ocurrió. Se ha operado un trasiego feliz desde la novela real a la realidad mentirosa. Gracias por existir. Como ocurre con los buenos guiones de cine, que dejan en herencia frases redondas, seguras, y por tanto memorables, así ocurre con la historia que necesita de frases precisas e irrebatibles. Y quien las aporta, ya ven, es el novelista.
En Santa Evita todo es verdad; nadie pone en duda los hechos. Tomás pasó años investigando la vida de Perón y de su esposa, aprendió todo lo que había que saber de ellos, pero a la hora de construir la verdad de la novela no aprovechó esos materiales ordenándolos, dándoles congruencia, procurándoles un orden cronológico, una tesitura didáctica, sino que los transformó, los falseó, usó lo que le convenía y lo demás fue a dar a la papelera; y de lo que le convenía, todo quedó irreconocible entre el esplendor de la mentira que ahora llena el campo de visión y se transforma de manera implacable en lo que verdaderamente ocurrió. Porque la historia es menos atractiva, la pobre, y la novela, que actúa con mayor eficacia que la historia, no admite desafíos en su altivez.
Recordaré a Tomás como el novelista que desafió a la historia y la venció, creando su propia versión triunfante de la Argentina contemporánea. Hombre de varios oficios, entre ellos principalmente el del periodista implacable colocado del lado del rigor, como en La pasión según Trelew. Qué paradoja. El que reclamó la verdad como consigna a la hora de contar la historia como periodista, niega la verdad, y crea la suya propia, a la hora de contar la historia como novelista.
Pero el periodista, en la vida de Tomás como novelista, no es sino el que proporciona instrumentos a la narración, técnicas, experiencias, estructuras del relato, maneras de contar. Pasó una vida de aprendizaje y experiencias en el periodismo para poder ser novelista. Como periodista, jamás habría podido contar la historia de Eva Perón tal como lo hizo como novelista en Santa Evita, ni la historia del general Perón tal como lo hizo en La novela de Perón. No hubiera sido creíble.
Qué desvarío sería llamar a estas novelas suyas novelas históricas, porque sería atribuirles el molde rígido de la historia. Para Tomás, dentro de su sentido de totalidad de la mentira, que es una manera de la libertad, primero hay que dinamitar la historia para poder inventar después a campo raso las frases célebres de Eva Perón, los caminos que escogió para su gloria y su fama, sus angustias y veleidades, la pasión de su muerte, la multiplicación folletinesca de su cadáver en copias perfectas.
La historia inventada que es ahora la historia verdadera y ya no dejará de serlo.

lunes, 1 de febrero de 2010

Homenaje a Salinger


El guardián es el libro que más he regalado a lo largo de los años y el que más he recomendado y prestado a mis alumnos. Tuve ocasión de leer un libro titulado El cazador oculto de un autor desconocido en aquel momento que se llamaba Salinger. Me pareció algo muy diferente a lo que se leía en aquella época. Posteriomente vi en las librerías El guardián entre el centeno e inmediatamente lo compré. Al iniciar su lectura me sonaba a conocido y efectivamente lo era pues se trataba de una mismo libro pero en una traducción distinta. La primera traducción se hizo en Sudamérica donde se publicó también el resto de su obra.
Seguramente se trata de un autor mitificado, pero de mitos de este tipo también se vive.






Dulce y desconocido señor Boletus

Lejos de los tópicos sobre su leyenda, Salinger vivió una apacible vida anónima

BARBARA CELIS - Los Ángeles

EL PAÍS - Cultura - 07-02-2010
La muerte se llevó a J. D. Salinger hace apenas 10 días, pero curiosamente fue la dama de la guadaña la que nos devolvió a un escritor cuya vida fue un absoluto misterio durante medio siglo. Los detalles que han ido apareciendo en la prensa estadounidense a través de amigos como la escritora Lillian Ross o sus fieles vecinos del pueblo de Cornish, donde vivió recluido desde los años cincuenta, van desvelando poco a poco al ser humano que se escondía tras aquel rostro enfadado de la fotografía con la que siempre se ilustraban las no-historias sobre Salinger.
Durante las últimas cinco décadas, prácticamente todo lo que se escribió sobre el autor de El guardián entre el centeno fueron puras especulaciones. Sus verdaderos amigos nunca hablaron o escribieron sobre él porque respetaron su voluntad de aspirar a la invisibilidad mediática. Pero quienes se atrevieron a serle desleales pagaron las consecuencias, como aquel tenaz editor de Virginia que en los años noventa consiguió que Salinger accediera a publicar como libro su relato Hapworth 16, 1929 y perdió su oportunidad en su afán por conseguir sus 15 minutos de fama (le contó a un periódico local que estaba en negociaciones con Salinger y éste fulminó el acuerdo).
Una razón más para que el autor le diera la espalda al mundo exterior y se dedicara sólo a su familia y amigos, que lo recuerdan escribiendo en la intimidad de su casa, sin preocuparse realmente de que su obra se publicara, como relataba esta semana en la revista The New Yorker la escritora Lillian Ross. "A lo largo de los años Salinger me habló de sus 'largas y extenuantes horas de trabajo escribiendo' y de sus intentos de mantenerse al margen de lo que se escribía sobre él. Le daban igual las críticas pero le molestaban sus efectos secundarios. Solía decir: 'Ya no hay escritores de verdad, sólo charlatanes y patanes que venden libros".
Ross traza un retrato sorprendente de un hombre sobre el que se han escrito demasiadas obviedades desde la distancia y apenas realidades como aquellas sobre las que puede hablar esta escritora después de 50 años de amistad. Su alejamiento voluntario del mundanal ruido no fue, a los ojos de Ross, una simple manía de genio loco, sino algo lógico teniendo en cuenta lo que pensaba de la fama, de los escritores y de su propio trabajo, definido como su única vía "para escapar de los horrores de una vida convencional". Según Ross, Salinger amaba a los niños y una vez le dijo a Ross: "Si tu hijo te quiere, ese mismo amor te romperá el corazón una vez al día". Comenzó a escribir y a inventarse personajes porque "casi nada al margen de la máquina de escribir llegaba a tocar mi corazón".
Frente a quienes dijeron que Salinger odiaba el cine porque eso afirma en El guardián entre el centeno, Holden Caulfield, el adolescente que le hizo literariamente inmortal, Ross desvela lo contrario: "Salinger amaba las películas y era divertidísimo comentarlas con él. Le encantaba observar a los actores trabajar y conocerlos. Adoraba a Anne Bancroft y odiaba a Audrey Hepburn y decía haber visto La gran ilusión [de Jean Renoir] diez veces". Llegó incluso a plantearse el venderle a Brigitte Bardot los derechos de su relato Un día perfecto para el pez plátano. "Es una 'niña perdida' guapa y con talento, y me siento tentado a facilitarle las cosas, 'pour le sport".
Su amor por el cine también queda patente a través de las memorias de otro escritor, John Seabrock, quien en la revista The New Yorker recuerda la primera vez que visitó la casa de Cornish, donde también vivía Matt Salinger -que siempre ha preservado la privacidad de su padre, al contrario que su hermana Margaret, autora de unas durísimas memorias tituladas Dream Catcher-. Fue a través de Matt como Seabrock conoció al escritor, quien atesoraba una pequeña colección de películas en 16 milímetros y con el que se sentó a ver El sargento York, de Howard Hawks. "La película tenía subtítulos, quizás porque se estaba quedando sordo. Al terminar, parecía estar a punto de llorar". Seabrock afirma que tras conocerlo un poco descubrió que era "un hombre dulce y muy amable" que tenía "un conocimiento enciclopédico sobre setas y a menudo viajaba bajo el seudónimo de míster Boletus, que era su variedad preferida". Con él jugó muchas veces al golf en Vermont, "aunque nunca nos permitía contabilizar la puntuación, jugaba con palos de bambú y blasfemaba como un marinero cada vez que fallaba".
Nunca permitió que nadie llevara su única novela o sus relatos al cine. Sin embargo, desde 2008 existe una película en Internet titulada El guardián entre el centeno de la que es muy posible que Salinger conociera su existencia, puesto que su tenacidad por preservar su obra era minuciosa. Claro que, teniendo en cuenta su sentido del humor, quizás hasta le pareciera divertido que un cineasta experimental lituano llamado Nigel Tomm colgara en la Red una película con el título de su novela en la que lo único que se muestra, durante 75 minutos, es una imagen de color azul.
En Cornish, donde vivió durante décadas, Peter Burling, senador de New Hampshire y vecino, aseguraba esta semana a la agencia AP: "Nos hemos pasado la vida escuchando basura sobre lo raro que era. Pero en realidad estaba completamente integrado en la vida de la ciudad". Iba a la biblioteca, cenaba en los restaurantes locales, contemplaba el paisaje y hablaba con los niños. En realidad los realmente raros eran los que acudían a Cornish y acampaban frente a su casa para intentar verle... Ahora, como ellos, el mundo entero está a la espera, pero esta vez parece que tiene sentido esperar: si escribir era realmente lo que le permitía escapar "de los horrores de una vida convencional", su casa podría ser una biblioteca desconocida llena de nuevos libros de J. D. Salinger. Pronto sus agentes desvelarán el misterio.

viernes, 29 de enero de 2010

Otro popurri de temas


Además, estaba tan bien informado que nunca hubiera podido ser optimista.

Luan Starova, El tiempo de las cabras

(...) tenía aspecto de profesor de bachillerato jubilado, y esa clase de gente siempre estaba dispuesta a entablar una conversación inteligente y a hablar de un futuro de perspectivas más halagüeñas. No les queda más remedio que ser así, es cuestión de deformación profesional, porque los profesores de instituto tienen que ser, como los políticos, optimistas profesionales.

Dzevad Karahasan, Sarajevo. Diario de un éxodo


No me atrevo a decir
que ya nada peor puede ocurrirme,
porque aún estoy vivo y sé de sobra
todos los riesgos que el vivir implica

Ángel González, Palabra sobre palabra

Otro modo de decir esto es que cuando uno es joven, su adversario es el futuro; pero cuando ya no es joven, su adversario es el pasado y todo lo que ha hecho en él y el problema consiste en librarse de él."


Richard Ford, El día de la Independencia

miércoles, 27 de enero de 2010

Escalofriante relato real.



Se trata del libro que contiene los pasajes más duros con los que me he enfrentado en mi ya larga vida de lector, de hecho he tenido que dejar y cerrar el libro en más de una ocasión. Reportaje periodístico basado en entrevistas, hechas en la cárcel, con autores de las matanzas de tutsis a manos de hutus en Ruanda en 1994. Va intercalando capítulos con las entrevistas con otros con informaciones adicionales. El autor ya escribió un libro desde el punto de vista de los masacrados que no se tradujo al castellano. Lo importante de éste que comento es el hacerlo dando la palabra de los genocidas, pues de un genocidio se trató. Ello no quiere decir que el periodista no tome partido, aunque basta con las respuestas de los entrevistados para poner los pelos de punta a cualquiera.
El libro se publicó en España en el 2004.
Sobre este conflicto se ha escrito mucho. Para mí uno de los que lo ha hecho con mayor claridad ha sido R.Kapucinski en Ébano. También es interesante la película Hotel Ruanda.

miércoles, 6 de enero de 2010

Para amantes de la literatura anglosajona.



Colección de relatos que terminan conformando una obra completa. Retrato de los habitantes de una pequeña comunidad de Ohio a principios del siglo XX. El autor aun no teniendo formación literaria es capaz de reflejar de maravilla tanto aspectos psicológicos de los personajes, como elementos de la vida cotidiana.
Sin ser un gran aficionado a este tipo de literatura he de reconocer que me ha encantado su lectura.
No conozco ninguna otra obra del autor. Según la solapa de la editorial se convirtió en el maestro de la generación de Falukner, Dos Passos, Steinbeck, etc.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Recuperación de A.Barea





Recuperación de una novela inédita hasta ahora en España. El autor de La forja de un rebelde se plantea cómo sería la vuelta a su país en 1949, desde Londres, de un exiliado republicano. Desaparece el carácter autobiográfico que tuvo La forja, y se convierte en la narración inventada de un desencuentro. Está mejor escrita que la anterior, pero pierde lo que tenía aquélla de bueno: la frescura,la verosimilitud, la autocrítica,... Aquí los personajes creados son más estereotipos que otra cosa y casi ninguno es creíble. En todo caso, bienvenida esta recuperación de uno de los autores que, con una sola obra, han sido más leídos y editados.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Novedosa historia real.



Interesantísimo relato de las visisitudes de los soldados y oficiales polacos en la zona soviética durante la II Guerra Mundial. El autor, oficial él mismo,cuenta con abundancia de detalles e información las peripecias y los sufrimientos de este grupo de polacos.No es un libro más sobre los refugiados y los campos de concentración de ese periodo ya que, por un lado, se trata de polacos (tema poco conocdioc) miembros del ejército que, además, parte de su historia consiste en recorrer la URSS para formar una unidad polaca, dentro del ejército soviético, para combatir a Hitler.
Un libro muy recomendable aunque a veces demasiado prolijo. Muy bien escrito por otra parte.

martes, 3 de noviembre de 2009

Dos grandes del contrabajo: Ray Brown y Ron Carter




Algunas frases que me han animado en mi tarea de profesor.


Creo en enseñar a la gente a ser individuos singulares y a entender a otras personas también distintas. Es lo único en lo que creo. En el Instituto lo mezclo con trigonometría y todo lo demás.

(Palabras del personaje Mr. Fielding, profesor de Instituto)

E.M. Foster, Un viaje a la India



(...) y dijo que estaba completamente decidido a dejar la oficina y el oficio y a encontrar trabajo como profesor en el colegio y el tío Lazar, que lo escuchaba con calma, le preguntó qué motivos tenía para hacerlo y Goldman dijo que quería hacer algo útil y que esperaba, e incluso estaba seguro de ello, que la enseñanza le proporcionaría tranquilidad que era lo que más ansiaba y lo salvaría de la sensación de futilidad que acompañaba el transcurso de su vida.

Y.Shabtai, Pretérito imperfecto



Y habló de la alegría de enseñar, de la aventura de cada lección, del juego apasionante y diario de atracciones espontáneas y aversiones vencidas, de telepatías naturales o conquistadas entre su mesa y las de los alumnos. Investigar, sí, pero para alimentar el hambre de cada nueva leva de curiosidades, para aumentar el poder de comunicación con una avidez interrogante. El amor a la ciencia, evidentemente, pero por amor a quien venía buscándola, por deseo de quien la pedía...Si no fuera por eso...

Miguel Torga, La creación del mundo


Volví a dar clases en Secundaria. El trabajo siempre ayuda. Ver diariamente los rostros de los pibes, más inocentes de lo que ellos creen, eso me estimula. Siempre se puede hacer algo, inculcar alguna duda saludable, sembrar una semillita, eso sí, todo con mucho cuidado.

M.Benedetti, Andamios

lunes, 2 de noviembre de 2009

Para aficionados a la historia



Interesantísimo relato de la vida de una familia durante el período, sobre todo, de 1914 a 1950. Se trata de una familia húngara procedente de la Transilvania rumana. Son varios hermanos pero el autor, un periodista inglés, se centra principalmente en la vida de László Rajk que llegó a ser ministro del interior y de exteriores en la Hungría comunista tras la Segunda Guerra Mundial, y que fue ejecutado por los comunistas estalinistas acusado de titismo. Extraordinariamente bien narrada y con momentos de una gran intensidad. Además, una buena selección de fotos.Especialmente recomendable para aquellos que disfruten con la historia (microhistoria en este caso) y con las historias bien contadas.
Recientemente he leído también un libro que comparte una parte del tema de éste. Se trata de Todos los colores del sol y de la noche de Lenka Reinerová. Escritora checa que pasó a comienzos de los 50 por las cárceles estalinistas.También es interesanrte pero mucho más concreto en su temática que el que comento ahora.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Artículo publicado en El País el 31/10/09 sobre la autoridad del profesor


TRIBUNA: FRANCISCO J. LAPORTA
La autoridad del profesor
El deterioro sistemático del papel del maestro nos sitúa ante un panorama desolador. No es sólo que tengamos una crisis de autoridad, es que nos acercamos a una oleada colectiva de ignorancia y estupidez
FRANCISCO J. LAPORTA 31/10/2009

Me alegra tener la oportunidad de empezar con un pequeño homenaje a don Manuel García Pelayo. Así definía él las cosas de las que aquí se va a hablar: se da una relación de autoridad -escribía- "cuando se sigue a otro o el criterio de otro por el crédito que éste ofrece en virtud de poseer en grado eminente y demostrado cualidades excepcionales de orden espiritual, moral o intelectual". Como algo diferente de la autoridad, definía así el poder: "La posibilidad directa o indirecta de determinar la conducta de los demás sin consideración a su voluntad... mediante la aplicación potencial o actual de cualquier medio coactivo o de un recurso psíquico inhibitorio de la resistencia".
Se pueden promulgar leyes, pero con normas jurídicas se ejerce poder, no se confiere autoridad
Ignorar directrices y consejos de la autoridad teórica es abandonarse a la irracionalidad
De acuerdo con ello, una hipotética ley sobre la autoridad del maestro como la propuesta el pasado mes de septiembre en la Comunidad de Madrid, y que tanto eco ha encontrado, sería un caso claro de ejercicio de poder y tiene poco que ver con las relaciones de autoridad. Con las normas jurídicas se ejerce el poder, no se confiere autoridad. Se trata, en efecto, de un acto de poder jurídico orientado a evitar que los estudiantes (o sus padres) desarrollen conductas agresivas o humillantes contra los profesores mediante el expediente de amenazarlos con una sanción penal. Y, claro, como resultado de ello es probable que tales conductas dejen de realizarse o disminuyan. Muchos han mostrado su satisfacción ante ese resultado, pero la expresan en un lenguaje ambiguo, porque atribuir legalmente la condición oficial de autoridad para poner en marcha un mecanismo penal ni crea ni incrementa la otra autoridad, la decisiva, la autoridad académica del profesor. Y ello porque una cosa es sancionar conductas claramente indeseables, y otra, muy diferente, identificar eso -como se viene haciendo- con "restablecer la autoridad del profesor".
Lo peor de esa confusión es que puede contribuir a que perdamos de vista algunos de los problemas de fondo que deberíamos abordar. Y ésos son los importantes.
Aunque proviene de fuentes muy clásicas del pensamiento, la caracterización de la autoridad en los términos de García Pelayo acaso sea considerada hoy demasiado exigente. Jóvenes estudiosos españoles (Bayón, Ródenas) han perfilado una teoría de la autoridad más acotada y rigurosa.
Mantienen que se reconoce la autoridad de otro cuando se siguen sus dictámenes con independencia de cuál sea el juicio propio sobre el contenido de esos dictámenes. Es decir, que las directrices de quien es considerado autoridad se aceptan como razones para las propias acciones con exclusión de las razones que uno pudiera tener al respecto. Si la autoridad lo dispone, eso vale ya como razón para comportarse de ese modo. No hace falta contrastarlo con otras razones. Lo que esto quiere decir, al margen de muchos matices que dejo aquí a un lado, es que la idea de autoridad sólo cabe si se piensa como algo que se incorpora a la racionalidad del individuo que la sigue. En determinadas situaciones, al seguir los dictados de la autoridad se es más racional, y sólo se es más racional cuando se siguen esos dictados.
Muchos se preguntarán por qué. Pues precisamente por algo que latía en la formulación de García Pelayo: que ciertas cualidades de quien es autoridad invitan a tomar como criterio propio lo que ella dispone. La autoridad, pues, nos presta un servicio fundamental al poner a nuestra disposición una racionalidad que necesitamos para tomar decisiones en un contexto en que carecemos de capacidad suficiente para hacerlo por nosotros mismos.
Vista desde esa perspectiva, la autoridad del profesor resulta ser una realidad innegable. Y no necesariamente porque posea cualidades excepcionales de orden intelectual o moral. Eso puede darse o no darse.
Para ser autoridad sólo le hace falta un conocimiento acreditado de su materia y una voluntad de transmitirlo. Y en ello ha de descansar la racionalidad de quien le escucha. Porque en la relación educativa el profesor suministra al estudiante unos conocimientos destinados sobre todo a servir a éste. Si el estudiante aprende, si asimila esos conocimientos, habrá realizado una opción más racional que si no lo hace; más racional, se entiende, desde el punto de vista del propio estudiante.
Esta perspectiva nueva de la noción de autoridad es lo que puede poner de manifiesto más vivamente la gravedad de la situación por la que estamos atravesando. Porque no es ya que tengamos una crisis de autoridad, es que parecemos estar cerca de una oleada colectiva de ignorancia y estupidez. O, dicho de otra manera, resulta que tener una crisis de autoridad en la escuela puede ser equivalente a experimentar un ataque colectivo de irracionalidad.
Se podría distinguir, sin embargo, entre autoridad teórica, que sería la propia del profesor (o del médico, por ejemplo), y autoridad práctica, aquella que prescribe normas de conducta para el comportamiento individual y social. Si uno no sigue las orientaciones del profesor, no aprende; si no sigue las recomendaciones del médico, no se cura. Supuesto que sea racional aprender o curarse, ignorar los consejos y directrices de cualquiera de ellos es simplemente abandonarse a la irracionalidad.
No escasean, por cierto, quienes así lo hacen. Todos hemos oído a gentes, incluso cultas, que oponen curanderías y patrañas al saber de los médicos. Con los profesores sucede a veces lo mismo. Se tienen por inútiles o banales muchas de las cosas que enseñan. Un latiguillo muy socorrido en estos tiempos es el del famoso "mercado de trabajo", incentivado ahora insensatamente por los responsables educativos con la cantinela de las "competencias" profesionales. Y, claro, no faltan padres, ignorantes por méritos propios o por la cultura televisiva de que se nutren, que desprecian lo que se enseña a sus hijos o demandan más de esto o más de aquello porque así será más fácil acceder a un puesto de trabajo o encontrar una "colocación". Lo que hay que enseñar a los chicos -repiten una y otra vez- son cosas "prácticas", cosas "útiles". Como si alguien supiera qué es eso.
Y no digamos nada de lo que sucede con la autoridad práctica del profesor. Si el componente teórico de su autoridad se cuestiona a veces, el componente práctico, es decir, el que se ocupa de la disciplina del estudiante y el orden en el centro escolar, se viene deteriorando sistemáticamente. La situación en muchos centros parece ser la siguiente: las reglas se cumplen a regañadientes, y parece natural desafiarlas. Se dice con frecuencia que todo profesor pierde una buena cantidad de su tiempo en forcejeos sobre ellas. Podría pensarse que en chicos y chicas de cierta edad ésa es una actitud casi natural; lo que es inexplicable es que venga reforzada por los padres. Y sin embargo, un día sí y otro también, allí se presentan a cuestionar las reglas o desacreditar al profesor ante el hijo o la hija, deteriorando con ello cualquier vestigio de autoridad práctica que aún pudiera quedarle.
De nuevo nos sale aquí al paso un comportamiento irracional. Y no sólo por la obviedad de que sin orden en el aula y en el centro resultará imposible cumplir el propósito educativo, sino por algo que va más allá: es que el seguimiento de reglas y la organización de las conductas en la sociedad es una condición necesaria para poder desarrollar un proyecto personal de vida. Y a respetar las reglas también se aprende en la escuela. En muchos casos más que en la propia familia. Deteriorar la autoridad práctica de los profesores, desactivando las exigencias de la disciplina o menospreciando las reglas que ordenan el centro, acaba por ser, pues, una amenaza para los propios hijos. La crisis de autoridad denota así un padecimiento general de nuestra racionalidad colectiva. No sé si somos conscientes de lo que eso supone.
Francisco J. Laporta es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid.

El Pais, 31 de octubre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009

Algunas citas un poco bestias sobre la enseñanza. Claro, son de E.Cioran


Nunca se criticará demasiado al siglo XIX por haber favorecido a esa ralea de glosadores, esas máquinas de leer, esa malformación del espíritu que encarna el Profesor—símbolo de la decadencia de una civilización, de la degradación del gusto, de la supremacía del trabajo sobre el capricho.
(...) En el pasado los profesores se consagraban con preferencia a la teología; al menos tenían la excusa de enseñar lo absoluto, de limitarse a Dios, mientras que ahora nada escapa su competencia asesina.

E. M. Cioran, Silogismos de la amargura

Siendo el gusto por el mal innato, no tenemos ninguna necesidad de fatigarnos para adquirirlo. ¡Con qué habilidad el niño ejerce de entrada sus malos instintos, con qué competencia, con qué furia!
Una pedagogía digna de ese nombre debería prever cursillos de camisa de fuerza. Habría quizá que extender, más allá de la infancia, esta medida a todas las edades, por el bien de la comunidad.

E.M. Cioran, Ese maldito yo


Lejos de mí el deseo de pervertir sus esperanzas: la vida se encargará de ello. Igual que todo el mundo, irá usted de decepción en decepción. A su edad, tuve la ventaja de tener gente que me desilusionó y me hizo enrojecer de mis ilusiones; ellos me educaron realmente. ¿Acaso, sin ellos, habría tenido el coraje de afrontar o de padecer los años? Imponiéndome sus amarguras, me prepararon para las mías.

E.M. Cioran, La tentación de existir.

martes, 27 de octubre de 2009

Algunas ideas sobre la profesión de alumno

Lo primero, una justificación del título. Hace ya muchos años que en algún momento del curso les decía a los alumnos que esa era precisamente su profesión, es más, que por ella recibían un sueldo que, además, no era demasiado malo. Caras de incredulidad, gestos de desaprobación, etc. Tras ello pasaba a justificar mi afirmación. En un instituto como el de Calvià con unos 700 alumnos y más de 100 profesores, y sin considerar todo aquello que sería preciso para llegar a la cifra exacta, se puede decir sin temor a equivocarse demasiado que cada alumno le cuesta a la administración una cifra entre 5.000 y 6.000 euros. Bien, pues ese es vuestro sueldo, les decía; lo que sucede es que lo cobráis en especie. “Pues a mí que me lo den en mano” saltaba el típico graciosillo.

Efectivamente, el coste de un alumno en la enseñanza secundaria resulta ser bastante elevado y de ahí que haya que exigirles que lo aprovechen el máximo posible. En este sentido, considerarlos como profesionales de la enseñanza creo que es lo más adecuado. Y ¿qué implicaciones tiene esto? En principio, las de cualquiera otra profesión.

Veamos. Lo primero y principal aunque no lo más importante: acudir a su puesto de trabajo y hacerlo con la puntualidad y el aseo debido. A continuación, tratar a sus compañeros y a sus “jefes” con el mismo respeto que para él desearía. En tercer lugar, cumplir con las tareas que le sean encomendadas a lo largo de la jornada laboral que, en el caso de estos profesionales como en de muchos otros (médicos, abogados, profesores,…), no es sólo el tiempo que están en el centro de trabajo. Para algún sociólogo de la educación éste es, bien que de forma larvada, el objetivo principal que la sociedad otorga al sistema educativo.

Estos serían los aspectos básicos. Ahora bien, exactamente igual que en la realidad laboral, en esta profesión además del sueldo base existen algunos pluses, el principal de los cuales es el de productividad que consiste en una mejor nota en las evaluaciones. A este plus todo el mundo tiene derecho y, por lo tanto, se deben dar en el aula las condiciones para que todo aquel que quiera pueda obtenerlo.

Hasta aquí hemos visto las principales obligaciones del alumno como “profesional”. No parecen demasiado difíciles de cumplir y, sin embargo, para un porcentaje cada vez mayor de estudiantes sí parece que cada vez les cuesta más trabajo cumplirlas. Esto nos lleva a hacer unas consideraciones complementarias.
La primera es que el esfuerzo, algo fundamental para seguir con aprovechamiento los estudios, ha dejado de ser algo valorado en nuestra sociedad y, desde luego, entre los jóvenes. Obtener la máxima satisfacción con el mínimo esfuerzo podría ser el lema para muchos de ellos. Y está muy bien si no se lleva hasta las últimas consecuencias de no hacer esfuerzos si la satisfacción no es inmediata como, por otra parte, sucede en el caso de los estudios. Muchas de las cosas que se estudian en la secundaria no parecen necesarias para nada en la vida y, sin embargo, la mayoría lo son aunque no se vaya a seguir estudiando.
En segundo lugar, los estudios, el conocimiento en definitiva, no aseguran ni mucho menos un mejor futuro económico (y yo diría que es bueno que sea así), pero mejoran nuestra calidad de vida en la medida en que nos abren muchas posibilidades “intelectuales” que sin las herramientas básicas que nos proporcionan no se podrían aprovechar.
Por último, hay un grupo de alumnos que, aunque no demasiado numeroso, queda al margen de todo lo dicho hasta ahora. Son los que, no sé si muy acertadamente, llaman objetores escolares, es decir, aquéllos a los que todo lo dicho hasta ahora les suena a música celestial. En este caso es muy poco lo que pude hacerse. Quizás, como parece que se plantea cada vez más la administración, buscar una cierta preparación para salidas profesionales pero que apenas tenga carga académica.

jueves, 22 de octubre de 2009

Diana Krall.

Actualmente una de las cantantes de jazz más famosas y,seguramente, la que más gente arrastra en sus actuaciones en directo a pesar de los elevados precios de las entradas. ¿Qué tiene de singular para que sea así? No es una gran voz ni una pianista extraordinaria, pero tiene una buenísima selección de temas
(mayoritariamente standards como el que he seleccionado) lo que unido a su swing y a su susurrante voz explicaría su éxito. Tiene muchos detractores dentro del mundo del jazz pero desde luego a mí me encanta escuchar sus CDs y ver las grabaciones que se han editado de sus conciertos en Montreal, París y Río de Janeiro.




miércoles, 21 de octubre de 2009

Les Luthiers. ¡Qué madrigal!

Hace unos días, al hablar de Pepe Rubianes, hacía alusión a este grupo argentino. Son enormemente conocidos y populares tanto en su país como en España. Humor "inteligente" a base de juegos de palabras y dobles significados, con buenas interpretaciones en la parte musical, unido a una extraordinaria puesta en escena. Todo ello hace que sus actuaciones en directo sean verdaderamente hilarantes. También son recomendables sus grabaciones tanto en DVD como en CD. En ambos sistemas está la mayor parte de su obra.