Aunque varias veces he tenido este libro en las
manos en la librería, no me decidía a comprarlo. Al leer el reciente estudio
sobre el exilio de Zweig, me enteré de que es de lo último que escribió y eso
me animó. He acertado.
Son poco más de 100 páginas, de hecho es un escrito
inacabado, pero en ellas, además de poder
conocer un poco quién era Montaigne, queda muy bien reflejado quién era
Zweig y qué le preocupaba por esas fechas. Casi se podría decir que toma a
Montaigne como pretexto para hablar de su situación, con muy pocas palabras,
efectivamente, pero muy bien trabajadas y medidas. La libertad individual, la
necesidad de vivir cada uno su propia vida, el humanismo, la tolerancia, el
cosmopolitismo, los libros como permanente presencia, etc. Como se ve, alguno
de los temas que aparecen a lo largo de toda su obra.
Tiene este libro el mérito añadido de escribirlo
cuando ya estaba en Brasil y ser muy poca la documentación y la bibliografía
que le quedaba, pero se nota que había hecho una buena lectura de los Ensayos
y, desde luego, que tenía algo más que respeto por el pensador francés.
Los aficionados a Zweig creo que disfrutarán con su
texto, y para los que no lo conozcan puede
ser un buen aperitivo.
Stefan Zweig, Montaigne
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