Cercas es uno de los pocos escritores españoles que
he leído en los últimos años. Leí Soldados
de Salamina y Las leyes de la
frontera y me interesó esa forma de plantear sus historias. Posteriormente
conocí la obra de un autor francés que ha aparecido varias veces en el blog,
Emmanuel Carrére, cuyos escritos tienen bastantes similitudes con los de Cercas
en lo que se refiere al planteamiento de los temas, es decir, al empleo de
materiales reales para dar forma a sus novelas. Cercas habla de novelas sin
ficción y tengo que re conocer que me ha convencido. Yo pensaba que una novela
lo era solo cuando contaba cosas ficticias e inventadas por el escritor. Desde
no hace mucho tiempo, desde que ha leído a Carrére y a Cercas, mi concepción ha
cambiado.
Todo lo anterior la verdad es que resulta bastante
irrelevante. Lo realmente importante es la forma y el contenido de esta nueva
obra de Cercas sea cual sea la manera en que se la defina. Es una novela en la
que he ido de menos a más, a mucho más. Me ha costado un poco entrar, me
resultaba un tanto fatigosa toda la iniciación, pero, poco a poco, de forma
casi imperceptible la novela me ha ido absorbiendo la atención hasta el punto de
que la terminé en una madrugada, algo poco habitual pues no suelo leer por la
noche.
La historia de Enric Marco tal como la cuenta Cercas
resulta apasionante tanto en lo que tiene de verdad como en lo inventado por el
protagonista; como apasionante resulta el método que ha empleado el autor para
contárnosla, en el que va mezclando los diferentes aspectos y etapas de la vida de Marco con la búsqueda que fue
realizando el propio Cercas para ir confirmando o rechazando los hechos y, de
vez en cuando, realizando digresiones sobre el carácter de la novela, la verdad
y la mentira, la ficción y la realidad, etc. Además, no todo lo cuenta de forma
lineal y cronológica, sino que va alternando momentos pero de tal manera que el
lector siempre sabe perfectamente dónde está.
Todo ello, además, contado con esa facilidad para la
narración que caracteriza al escritor no exenta, por supuesto, de la calidad
del lenguaje.
Al final me quedo con la duda de qué pensar de Marco
y sus mentiras. Si da la impresión de que Cercas sufre un cierto “síndrome de
Estocolmo” con él, creo que a mí me ha pasado un poco lo mismo y, desde luego,
lo cierto es que se trata de un auténtico personaje novelesco.
En fin, una gran novela de la que se pueden decir muchas
cosas para lo que remito al texto preparado
por Cercas como invitación a la lectura de su obra, a una entrevista realizada
por Guillermo Altares en El País y a la
crítica hecha por J.M Pozuelo en el ABC.
En los tres enlaces se puede encontrar información de gran interés para el
mejor conocimiento de la obra.
Javier Cercas, El
impostor
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