Es Semiónov un escritor prácticamente desconocido en
España a pesar de ser uno de los autores que tuvieron más éxito en la Unión
Soviética, que ha sido traducido a varios idiomas, que estuvo en la Semana de
cine negro de Gijón y que publicó más de una docena de novelas de espionaje con
el mismo protagonista que la que hoy comento.
El libro, escrito en 1969, está dividido en
diecisiete capítulos que se desarrollan en los últimos momentos de la Segunda
Guerra Mundial en los que el protagonista, Stirlitz, un espía soviético
introducido en el espionaje nazi, tiene que evitar que los nazis lleguen a un
acuerdo con los aliados en el frente occidental dejando así sola a la Unión
Soviética.
La construcción que hace Semiónov tiene elementos
típicos del género (y así en algún momento puede recordar a a un John LeCarré
que escribía también por esos años), pero también ofrece alguna novedad
interesante. En los primeros capítulos hay una especie de sección en la que bajo
el epígrafe de Información para un análisis, se van ofreciendo datos
interesante de personajes como Himmler, Goebbels, Goering o Bormann dentro del
mundo nazi, pero también de Churchill o del estadounidense. Allan Dulles. Estas
informaciones responden a una idea clave del autor que queda muy bien reflejada
en la contestación a una pregunta tal y como se recoge en el Prólogo. Así: ”¿Qué
pretende ofrecerle al lector en primer lugar?”, a lo que el escritor respondió:
“Información. El libro político, escrito a la manera de una obra de aventuras o
de detectives, debe ser lo más cercano posible al documento. La lucha del ser
humano por la información es fascinante.” (13)
Efectivamente, da bastante información y a mí en
particular es quizá lo que más me ha interesado del libro, no solo por el valor
que pueda tener para comprender mejor los entresijos del régimen nazi y sus
pugnas internas, sino por la novedad que supone en una novela de este género.
Antes hacía referencia a, para mi gusto, el mejor
autor de libros de espías, John LeCarré. Semiónov es capaz de montar tramas tan
complejas como las de LeCarré, pero hay momentos en que la acción resulta un
tanto atropellada y cuesta seguir los distintos planos y planes que se están
desarrollando. Además, su protagonista está poco perfilado y apenas sabemos
algo más de él que sus trabajos para evitar la negociación.
No obstante, se trata de una novela bien construida,
bien contada en general, bien escrita y muy interesante ya que tiene también el
enorme aliciente de haberse escrito y publicado sin ningún problema en la Unión
Soviética. Por cierto que en 1973 se convirtió en una serie de televisión de
grandísimo éxito. (He tenido ocasión de ver algunas imágenes, pero tienen poca
calidad.)
Hay una buena reseña de en fantasymundo.com.
Yulián Semiónov, Diecisiete
instantes de una primavera
No hay comentarios:
Publicar un comentario