Quinto libro de la serie que tiene como protagonista
al forense irlandés doctor Quirke, pero también es el libro en el que menos
participación tiene en la historia. Otra vez Dublín, aunque con menos problemas
meteorológicos y otra vez, sobre todo, una buena colección de personajes
secundarios que es la auténtica especialidad de Black. En este caso la trama recuerda más a las
creadas en su día por Agatha Christie que a las de las anteriores entregas de
esta serie y, desde luego, yo he echado en falta las referencias a los
problemas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, algo que no había faltado en ninguna de las
anteriores novelas.
Creo que, como bien apunta en su crítica de El País Berna González Harbour, se trata
del Black menos Black, aunque también es cierto lo que dice al final: “Pero
sigue siendo un Black. La lectura atrapa, su mundo enriquece, su pluma subyuga
y su trama es una dosis más que suficiente para pasar un gran rato en el sofá.
La reverencia, pues, sigue en su sitio.”
No mucho más que añadir salvo que pronto tendré
ocasión de comprobar si en el siguiente libro de la serie retoma los viejos
temas y tramas, o sigue en esta línea más policial y menos comprometida.
En cualquier caso, entretenimiento y calidad de
escritura no faltan.
Benjamin Black, Venganza
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