Ana Terradillos, a quien
conozco sobre todo por sus intervenciones en la SER y últimamente como
tertuliana en la televisión, se ha atrevido con un tema muy difícil: la
situación de los expresos de ETA que abandonaron la banda terrorista utilizando
la llamada vía Nanclares. Y es difícil porque en este país todo lo que toque a
ETA corre el riesgo de enfurecer bien a los miembros de la izquierda abertzale, bien a las víctimas de la
banda. Creo que ha logrado tratar el tema de forma tal que aunque no guste a
ninguno de esos sectores, seguramente tampoco provoque reacciones demasiado
adversas. (He buscado comentarios del libro y no he encontrado apenas nada lo
que me lleva a pensar lo anterior.)
El libro es realmente muy
interesante pues a partir de una serie de entrevistas personales o a través de
cuestionarios, la autora va relatando el porqué se llega a tomar la decisión de
abandonar la banda terrorista, cómo se vive en la cárcel y/o en la calle
después de hacerlo, qué represalias han padecido, qué problemas de reinserción
social y laboral tienen, cuál ha sido su relación con las víctimas (y aquí se
incluye información sobre los encuentros restaurativos), y un largo etcétera.
Como se ve temas todos muy sugerentes y con cuestiones que cualquiera que haya
seguido algo del proceso se ha planteado en algún momento.
A mí personalmente hay
algunas cosas que me han llamado mucho la atención como son: el control del
EPPK (Colectivo de presos de ETA) que ejercen en las cárceles hasta el punto de
decir lo que se tiene que comer; el papel transmisor de consignas de los
abogados de los etarras; las grandes
dificultades laborales al salir de los que han renunciado a ETA en comparación
con los que no lo han hecho; la gran importancia que se da a que quienes
renuncian a la organización compensen económicamente a las víctimas aunque sea
con cantidades muy pequeñas (las hay de 20 euros al mes); los casos de Pertur y
de la escisión de los polis-milis; etc. Pero, por encima de todo, lo que me ha
transmitido mejor y me ha aclarado más mis ideas previas es la descripción que
hace del ambiente en el que se tendrán
que mover los acogidos a la llamada vía Nanclares, un ambiente de gran presión
aunque estén fuera de la organización pues como dice la autora:
“(…) intentaba excusarse (se refiere a Ibon Etxezarreta)
explicándome que yo tenía que tener en cuenta que el discurso que los
disidentes seguían empleando era un discurso dirigido a su mundo.” (p.179)
Se entiende así mejor el
tema de la negativa de la mayoría a usar para ellos el término arrepentido en
el sentido político; a nivel personal sí están dispuestos varios.
Un libro, repito, muy
interesante al que quizá criticaría que no se utilicen más las respuestas
literales de los entrevistados, y la no muy clara separación por capítulos que
lleva a que a veces sea difícil recordar qué hizo el que está hablando porque
se ha explicado en un capítulo anterior.
El libro se complementa con
dos buenos apéndices. En el primero, muy
extenso, se hace una pequeña biografía de cada participante y las penas que le
fueron impuestas. En el segundo, muy curioso, se reproducen algunos de los
escritos presentados para entrar en la vía Nanclares.
Ana Terradillos, Vivir después de matar
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