“En 1971, mientras
consideraba posibles temáticas para su próximo libro, decidió que lo que más le
intrigaba era la nueva apertura estadounidense, su creciente consumo erótico y
la serena revolución que él percibía en la clase media contra los censores y
los clérigos que habían sido la fuerza inhibidora desde la fundación de la
república puritana.” (p. 474)
Con estas palabras, escritas
en tercera persona aunque se refiera a él mismo, explica Talese en el magnífico
capítulo final del libro qué es lo que le motivó para escribirlo, dedicándole
nada menos que nueve años de su vida. Como buen creador, junto con otros, del
llamado “nuevo periodismo”, el autor acudió como cliente a salas de masaje
erótico e incluso estuvo varios meses de gerente en una de ellas para ver qué
tipo de clientes acudían; también estuvo varias veces en Sandstone, la especie
de comuna nudista creada por John Williamson donde se practicaba el amor libre,
y mantuvo horas de conversaciones con multitud de protagonistas del cambio en
los comportamientos sexuales de los estadounidenses, desde creadores de
revistas como Playboy (Hugh Hefner es
uno de los principales protagonistas del libro) o Screw, pasando por
modelos que posaron para ellas hasta abogados que defendieron a estas personas
de las acusaciones de obscenidad de las que fueron objeto en muchas ocasiones.
Con todos estos materiales
va construyendo un extensísimo texto de más de 500 páginas (en una edición más
habitual serían 700 u 800) que se lee
con muchísimo interés sin que este apenas desfallezca salvo cuando expone, de
manera demasiado prolija, los casos en los que hubo juicios o problemas con la
ley, pues creo que rompen un poco la
dinámica del libro.
Publicado en 1980 recibió
fuertes críticas negativas y también alguna positiva como la que reproduzco
porque resulta útil para ver cómo es el libro:
“Este libro hará al señor
Talese mucho más rico de lo que ya es, pero sospecho que un número considerable
de sus lectores le encontrarán sorprendentemente comedido. Tiene un interés
serio en observar a los demás seres humanos, por escucharles y por presentar
con sinceridad lo que ha visto y oído. Escribe una prosa limpia y sin
pretensiones. Mediante una frase aquí y una oración allá, posee el don de
establecer importantes vínculos narrativos e históricos. Lo cierto es que se
nos ofrecen historias bien contadas con un mensaje social acumulativo: la
sexualidad en Estados Unidos se ha transformado drásticamente en las dos
últimas décadas.” (p.498) (The New York
Times Book Review)
También me parece un buen
resumen este fragmento del Prólogo escrito
por Katie Rophe para la edición de 2009:
“Talese tenía un inigualable
afán de historias, de contemplar la variedad de la experiencia humana en todo
su esplendor y perversidad. Dedica una atención a los pormenores de las vidas
de extraños que la mayoría de las personas apenas pueden reunir para sus amigos
más íntimos y su familia. Lo que le distingue del periodista común y corriente
es su interés inagotable por otras personas, famosas o no, su cariñosa inmersión
en el pasado de estas, en lo que su madre les decía cuando eran niños y en el
aspecto que tenía su dormitorio de la infancia.(…)
Sin excepción, los
personajes de este libro autorizaron a Talese para que utilizase sus verdaderas
nombres, lo cual resulta extraordinario dado que hablaban de infidelidades, de
fantasías sexuales, de experiencias eróticas inusitadas. Pero Talese se ganó
ese grado de confianza con la profundidad e intensidad de su compromiso, con la
naturaleza humana y precisa de sus preguntas, con el encanto de la clase de
atención que ofrecía, con su auténtica camaradería.” (p.13)
Poco queda por decir tras
estos dos fragmentos. Desde luego yo lo he leído con gran interés y me ha hecho
disfrutar y situarme en los años sesenta de Estados Unidos con unos problemas
que desde luego en España estábamos desgraciadamente lejos de tener (obviamente
no me refiero al puritanismo que aquí era dominante, sino a los intentos de
acabar con él). Talese escribe con una claridad y una agilidad que han hecho de
él uno de los grandes de todos los tiempos. Además, la sensación de verdad que
tiene sus libros es una de sus características principales; el lector tiene
siempre la impresión de que las cosas sucedieron tal y como nos las está
contando.
Es el cuarto libro que leo y
tendré que seguir al tanto de alguna nueva publicación pues es un autor que no
defrauda.
Hay buena reseña de Marcelo Covián
en latormentaenunvaso.blogspot.com
Gay Talese, La mujer de tu prójimo
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