Ha sido una suerte para los
aficionados a los buenos libros que los franceses redescubrieran a Bove en los
años ochenta del siglo pasado. Aquí, gracias a la labor de unas editoriales
pequeñas, lo estamos conociendo ahora poco a poco. En estos momentos hay cuatro
libros traducidos pero estoy seguro de que no serán los únicos.
Este que comento es el
tercero que leo y me ha gustado tanto como los dos anteriores. Realmente se
trata de un escritor muy original tanto por las historias que cuenta como por
la forma de hacerlo. En este libro se recogen siete relatos con diferentes
protagonistas y con historias muy variadas aunque tienen algo en común: en
todas resulta muy intrigante cómo se desarrollan los hechos; no se tiene nunca
muy claro ni lo que está pasando ni cuál puede ser el final; no se trata una
intriga de tipo policial aunque en una de ellas haya un muerto.
Además esa intriga, que dota
a los diferentes relatos de una cierta atmósfera, da unidad al conjunto junto a
ciertos rasgos que aparecen en algunos de los personajes como son: soledad,
tristeza, abandono. Estos rasgos y la construcción de atmósferas son, por otra
parte, elementos característicos de los libros que he leído de Bove.
Un autor muy recomendable y
del que espero poder seguir disfrutando pues, aunque murió en 1945
relativamente joven, tiene una obra bastante considerable.
Emmanuel Bove, Henri Duchemin y sus sombras
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