Al plantearme el comentario de este libro siento la
misma perplejidad e indecisión que sintió izas hace años al reseñarlo en
unlibroaldia.blogspot.com, porque no se trata de una lectura a la que uno esté
habituado. Dicen los traductores en la Nota biográfica que publican al final
del libro: “Enquist es uno de los escritores contemporáneos suecos más
conscientes de la forma y de técnica narrativa más depurada; su prosa es
analítica, intelectual y experimental.” (P.114) Precisamente en este libro se
aprecian bastante bien esas características.
Puedo decir que conozco algo al autor porque en los
últimos tres años he leído cinco libros con muy diferente resultado como se
puede comprobar por los comentarios que puse en el blog. No es un autor fácil;
sin embargo, da la casualidad de que el libro que leí hace apenas dos meses, La visita del médico de cámara, debe de
ser el que ha escrito a la manera más “tradicional” por lo que había perdido la
costumbre de enfrentarme a un texto con dificultades.
Al comenzar a leer este que ahora comento me sentí
perdido, no sabía muy bien qué estaba pasando ni por dónde podría continuar, pero
a medida que avanzaba iba poco a poco viendo el sentido y entendiendo al menos
una parte de la historia o historias que no son, desde luego, muy habituales.
Como dice Nils Schwatz en un extracto de su crítica reproducido en la
contraportada: “es un retrato grotesco, raro, pero que demuestra el triunfo del
amor entre seres humanos imperfectos”.
Raro, efectivamente, muy raro, pero en el que al
mismo tiempo, gracias a la magnífica escritura de Enquist, terminas entrando y
disfrutando.
Desde luego estamos ante un libro que hay que leer
más de una vez. Creo que la segunda lectura, al conocer ya por dónde va la
historia, debe de ser mucho más interesante.
No sé si lo recomendaría a quien no haya leído nada
de este autor.
Quizá convenga advertir que el libro se tradujo y
publicó en 1985 por lo que tampoco será fácil de conseguir. Me escribe la editorial en Facebook que sigue en catálogo y que puede adquirir.
Per Olov Enquist, El ángel caído. Traducción Martin Lexell y Cristina Cerezo Silva
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