Caparrós es uno de mis escritores favoritos y como
tal ha aparecido en la serie del blog en la que recojo aquellos autores que más
me gustan cada uno, eso sí, por razones
a veces bien diferentes.
Estamos ante uno de los grandes periodistas, a mí en
este caso me gusta más hablar de reportero o cronista, en
castellano. Empezó a hacerlo muy joven y aquí sigue con, por ejemplo, la serie
que está realizando para El País sobre ciudades sudamericanas, serie que no leo
semanalmente porque prefiero esperar a su edición en libro.
En esta Larga
distancia que ahora comento se recogen textos de sus primeras épocas. Los
hay de 1983 (cuando al autor tenía apenas veintiséis años), pero el bloque
fundamental lo forman artículos escritos en 1989 y 1991.
Los temas que trata son muy variados tanto en su
contenido como en la forma de tratarlos. Predominan en extensión las crónicas
viajeras desde Hong Kong a Haití, pasando por Bolivia, Lima, Moscú o China,
pero también hay espacio para breves relatos en los que los protagonistas
pueden ser personajes como Cervantes, Malcom Lowry, Alcibíades o el Che
Guevara.
Sea cual sea el texto, y como dice Tomás Eloy
Martínez en la breve introducción que titula Apogeo de un género:
“Tres cualidades saltan a la primera lectura: la
belleza de una escritura que desconfía de la belleza, la ternura con que el
autor se relaciona con sus personajes, la ironía con que se distancia de ellos
para no falsear el retrato.” (p. 7)
Estas cualidades, que con tanto acierto y precisión
menciona Martínez, las ha mantenido Caparrós a lo largo de toda su carrera y
son las claves de su éxito. Es un periodista que escribe muy bien, que domina
además de forma espléndida los diferentes registros de la lengua y que es capaz
de captar muy bien el lenguaje de la calle. En este libro hay más de un
artículo en los que retrata muy bien el habla de Perú o Bolivia. La ternura es
otra de sus señas de identidad. En este libro ya apuntaba esta característica
que luego ha sido una de sus mayores cualidades.
Reconozco que aunque he leído varias de sus obras de
ficción, de las que unas me han gustado bastante más que otras, el Caparrós que
más me interesa y al que leo con más placer es al cronista y al reportero por
la agudeza con la que es capaz de ver la realidad y la crudeza con la que la
describe. Por eso, de este libro yo destacaría tres o cuatro artículos por encima
de los otros: el dedicado a Bolivia y la coca con un Evo Morales como dirigente
cocalero; el que se desarrolla en Lima con una gran variedad de temas:
adopciones, Fujimori, Sendero Luminoso, Cárcel,..; aquel en el que se traslada
al lugar en el que asesinaron al Che y habla con la gente del pueblo o,
finalmente, el que trata sobre Haití en la época de Aristide.
Destaco los anteriores por mi predilección como he
dicho por una de las facetas del autor, pero creo que prácticamente en todos
ellos el lector puede encontrar aspectos interesantes.
Un libro absolutamente recomendable como lo son
todos los del autor. En este caso, además, con la curiosidad de ver sus
orígenes.
Hay dos reseñas que están muy bien: la de Nadal Suauen elcultural.com. y la de Koldo en unlibroaldia.blogspot.com.
Martín Caparrós, Larga
distancia.
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