miércoles, 22 de abril de 2020

Recuperando la obra periodística de Roth




Hace diez años iniciaba la serie del blog que titulé “Mis autores favoritos” precisamente con Joseph Roth. De ahí la alegría que me llevé cuando vi este nuevo libro en las estanterías de la librería ya que hace varios años que no salía ninguna novedad de la ingente obra del autor.
Se trata de una colección de 64 artículos seleccionados de los años veinte principalmente aunque los seis últimos sean de los treinta e incluso hay uno con la II Guerra Mundial ya iniciada.
Están agrupados por los temas en los que se centran. Así: Alemania, Bocetos, Austria y otros lugares, URSS, Albania, Hoteles, Los placeres y las penas y Final (aquí están los de los años treinta). Como se ve por la clasificación, aunque todos están escritos desde diversos lugares a los que viajó Roth, en unos escribe sobre el país y en otros se centra más en aspectos de la vida cotidiana más “universales”.
Obviamente, en un conjunto tan extenso hay un poco de todo si bien tiene en común la buena escritura de que siempre hace gala Roth y su gran capacidad de observación. También en algunos destila la fina ironía de la que era capaz e incluso un cierto sentido del humor.
Valgan los dos fragmentos siguientes como ejemplos de su forma de escribir y de ese humor que apreciará, sobre todo quien, como es mi caso, haya tenido ocasión de viajar en trenes expreso en la España de los sesenta: 

“Durante el día ese estrecho espacio es vergonzosamente ruidoso e indigno. De noche, sin embargo, infunde algo parecido al respeto: así de sagrada luce la pobreza al dormir. Todos los rostros expresan el auténtico patetismo de la ingenuidad, todos son como puertas abiertas a través de las que pueden verse almas inmaculadas y claras. Manos confusas tratan de ahuyentar las molestas luces de las lámparas como si de moscas se tratara.” (p. 132)

“El tren expreso es un lugar sofocante, lleno de ronquidos de pasajeros cualquiera, que no parecen en absoluto aventureros ni huelen a misterio, sino a los bocadillos que llevan envueltos en papel grasiento; son pasajeros que exhiben todos los signos de su lamentable humanidad en el estrecho compartimento donde se amontonan, y si alguien se asoma en busca de lugar lo miran de tal modo que sale despavorido.” (p. 252)

Por otro lado, no puede faltar en un texto del autor alguna referencia al imperio perdido ya que siempre fue un firme partidario y siempre defendió las ventajas que había tenido en una zona tan conflictiva de Europa. Así:

“El gélido sol de los Habsburgo desaparecía, pero al menos había sido un sol.” (p. 114)

(Resulta gracioso que en España fue Berlanga quien en varias de sus películas introdujese alguna frase en boca de sus personajes en las que echaba de menos el Imperio Austro-Húngaro).
Es difícil destacar artículos en un conjunto tan extenso y variopinto, pero sí puedo decir que me han llamado la atención por diferentes motivos los siguientes: Uno de 1924 en los que hace referencia a la esvástica y al auge del nacionalismo; el magnífico y tremendamente original “boceto” que hace sobre un payaso; La California polaca que dedica al petróleo en esa región y que es uno de los más extensos con 7 páginas; todos los que escribe sobre Albania, algunos muy duros y otros, como el dedicado al ejército de ese país que luego generaliza a los ejércitos en general, muy divertidos; también son especialmente buenos los que escribe sobre los viajes en tren de los que ya he dejado muestra en los dos fragmentos que he reproducido, a lo que tengo que añadir el titulado El “Romanticismo” del viaje, título pleno de ironía y, finalmente, destacaría en el que habla de Goebbels y la prensa.
Sin embargo, me han defraudado un tanto los que están incluidos en el apartado dedicado a la URSS porque están centrados en un viaje al sur y me hubiera gustado más ver sus observaciones sobre otras partes del país.
En fin, un libro muy recomendable para un lector interesado en el buen periodismo y en los temas que he comentado que se tratan y un libro que hará las delicias de los múltiples seguidores de este gran escritor.
  
Joseph Roth, Años de hotel. Postales de la Europa de entreguerras. Traducción  Miguel Sáenz.




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