Empezaré el comentario reproduciendo el extracto de la reseña de The Guardian que la editorial ha puesto, entre otros, en la solapa:
“Un meticuloso relato sobre desatados egos masculinos, espectaculares
desigualdades económicas y el peaje psicológico que sufren las empleadas más
jóvenes”.
Lo hago así porque creo que en muy pocas palabras queda perfectamente resumido lo mejor y lo peor del libro. Egos masculinos, desigualdades económicas (básicamente en lo que se refiere a los sueldos de las mujeres) y problemas de otro orden también para las mujeres; hasta aquí lo fundamental del retrato que hace Wiener del mundo de las empresas tecnológicas de Silicon Valley, pero también está esa meticulosidad que hace que muchas páginas de estas memorias noveladas resulten bastante aburridas y me atrevería a decir que prescindibles.
La autora trabajó varios años, a partir de los veinticinco, en varias startups
de ese sector; en concreto en una de análisis y gestión de datos y en otra de código
abierto, en ambas en el servicio de atención al cliente. En el libro nos cuenta
sus experiencias y abre un poco más el foco para mostrar ese mundo del que no
tiene precisamente una visión demasiado positiva como se puede ver en la cita
reproducida.
Describe un mundo muy centrado en el dinero, en los deseos de ascenso
social rápido, un mundo dominado por jóvenes blancos en el que las mujeres
tienen no solo un papel subalterno, sino en el que tienen que padecer desde la
misoginia hasta el sexismo y la cosificación pasando en algunos casos por los
abusos sexuales.
En el libro no se nombra a ninguna empresa por su nombre y utiliza
expresiones como: “la red social que todo el mundo odiaba” o “el gigante de los
buscadores de internet” (evidentemente no son difíciles de adivinar). Tampoco
aparecen apenas nombres propios sustituidos por expresiones del tipo: “el
analista de datos“, “la responsable de producto” o el Ceo.
Wiener, que actualmente escribe en revistas sobre cultura tecnológica,
tiene gran habilidad para describir ambientes, reuniones y personas con unos
pocos rasgos, por eso me parece que resulta innecesaria la insistencia y la
reiteración en algunos temas. Este libro con 100 páginas menos sería igual de
interesante y se leería con mayor atención; de hecho yo he pasado sobrevolando
por algunas páginas. Además, aunque no creo que esto afecte a lo dicho hasta
ahora, yo soy por razones obvias fundamentalmente analógico y eso hace que me
pierda algunas informaciones sobre el funcionamiento de las empresas; no obstante,
creo que esto no afecta a lo que quiere transmitir la autora.
Como resumen diría que el libro tiene su punto y es hasta divertido en
varios momentos, la acidez que destila es de las que a mí me gusta, pero sin
embargo me ha costado cogerlo en más de una ocasión y esto es muy sintomático
de que hay algo que no termina de funcionar.
Para terminar reproduzco dos fragmentos en los que se habla de dinero y
del papel de la mujer en ese mundo.
“Yo nunca había estado en una sala con tan pocas mujeres, tanto dinero y
tanta gente ansiosa por llevarse una parte. Era como presenciar una conversación
entre dos cajeros automáticos”. (p. 74)
“No tenía ni idea de lo que era ser una mujer en el mundo de la tecnología cuyos talentos fueran respetados. Me decepcionó enterarme de que no difería demasiado de ser una mujer cuyos talentos no lo eran”. (p 198)
Dejo el enlace a dos reseñas bastante completas y más favorables al
libro: la de Carmen López en eldiario.es y la de Alberto Olmos en
elconfidencial.com.
Anna Wiener, Valle inquietante.
Traducción Javier Calvo.
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