Otro escritor
que desconocía aunque acabo de descubrir que tengo una serie de televisión
basada en una novela suya anterior, El
ferrocarril subterráneo. Poco a poco, y casi sin darme cuenta, voy volviendo a la lectura de escritores
estadounidenses. Seguramente tiene que ver con el hecho de que últimamente
busco sobre todo libros que me cuenten historias interesantes y, leyendo la
contraportada, este me pareció que podía ser uno de ellos.
El libro se
basa en parte en algunos hechos reales al inspirarse en la historia de la
Escuela para Chicos de Marianna, Florida. Una escuela que, tal y como aparece
en el libro, se parece más a un reformatorio o un correccional.
El libro se
divide en tres partes claramente diferenciadas por su contenido e intención.
En la primera,
el autor nos muestra al personaje protagonista, Elwood Curtis, “El” en el libro,
en su primera juventud. Abandonado muy pronto por sus padres, vive con su
abuela Harriet. Trabaja fregando platos o en un estanco, pero lo que más le
define es que es un seguidor de Martin Luther King, del que tiene discursos
grabados en discos por los que se inicia
en el activismo. Son los primeros años
sesenta del siglo pasado. Esta parte es quizá lo mejor del libro al menos desde
el punto de vista literario y de conocimiento de personajes.
En la segunda
parte vemos a El ya en la Academia Nickel, a la que llega a partir de un error.
Las páginas de esta parte se dedican principalmente a describir las penosas
condiciones que tienen los chicos en ese lugar y el racismo imperante en el
mismo. Es una parte muy documental aunque en ella adquiere protagonismo un
alumno, Turner, que tendrá bastante importancia en el resto de la novela.
En la tercera,
ya ha salido de la Academia, porque Turner y El se han escapado, y ha montado
una empresa de mudanzas en Nueva York. En esta parte Whitehead va alternando
los tiempos tanto hacia atrás como hacia adelante, algo que no había hecho en
las partes anteriores en las que sigue la cronología de forma ordenada.
Hasta aquí las
grandes líneas de lo narrado en el libro. Sin embargo, lo importante es la
crítica por momentos feroz que hace de algunos aspectos de la sociedad de esa
época. Desde luego el racismo en primer lugar, pero también la corrupción de
los funcionarios de la institución que se dedican a vender las provisiones que
corresponden a los alumnos, los malos tratos que llegan a causar la muerte de
varios alumnos a los que se entierra en una fosa común y los abusos sexuales.
Prácticas todas ellas centradas sobre todo en los alumnos negros.
Creo que en
esto reside el gran valor de esta novela, en su denuncia de algo que pasó y que
de alguna manera se trató de ocultar. El problema quizá es que las tres partes
en las que la ha dividido el autor están un tanto desconectadas entre sí y
tienen un valor literario algo diferente por lo que la novela se resiente y
resulta un tanto irregular. No obstante, a mí me ha parecido muy interesante y,
en general, me ha gustado y creo que es una lectura bastante recomendable.
Hay una buena y
muy completa reseña de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com.
Colson
Whitehead, Los chicos de la Nickel.
Traducción Luis Murillo Fort.
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