No hace ni dos meses comentando
otro libro del autor, Los chicos de la
Nickel, decía que era un tanto irregular y que su gran valor estaba en la
denuncia de una serie de situaciones relacionadas con el racismo. Pensaba que
el que comento hoy iba a ser bastante mejor porque viene avalado por galardones
como el Premio Pulitzer, el National Book Award y algún otro. Sin embargo, me
he llevado una decepción.
El libro narra la historia de
Cora, una joven que está en una plantación y es hija y nieta de esclavas. Su
madre la abandonó de niña porque huyó de la plantación y eso es lo que quiere
hacer Cora, huir. Para ello utilizará el “ferrocarril subterráneo” que es un
elemento de fantasía que utiliza el autor porque existió con ese nombre una
agrupación que ayudaba a los esclavos a huir hacia zonas donde la esclavitud
había sido abolida.
Los primeros capítulos, sin
duda lo mejor del libro, los dedica Whitehead a contar cómo era el trabajo y la
vida de los esclavos en las plantaciones y también cómo estaba organizada la
recepción cuando llegaba algún huido a una zona “libre” (entrecomillo porque el
lector podrá ver cómo esta expresión tiene sus matices). Esto ocupa más o menos
unas 200 páginas. A partir de ahí, la novela se me ha caído de las manos; han
dejado de interesarme las peripecias de la protagonista y de los distintos
personajes que van apareciendo. Tengo la misma sensación que con alguna novela
que he leído recientemente, que les sobran páginas, que lo importante ya está
contado y el resto no aporta nada especialmente relevante a la historia salvo,
quizá, el intento de salvar moralmente a alguno de los protagonistas.
En fin, como no se debe
contar más por aquello del spoiler,
aquí lo dejo.
¿Recomendable? Según y cómo.
Hay libros bastante más interesantes sobre el tema, pero eso tampoco quita que
se pueda leer este con cierto interés.
Hay dos reseñas que ofrecen perspectivas diferentes: la de Fran G. Matute en elcultural.com bastante crítica y la más favorable de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com que tiene además la ventaja de que da información pero sin desvelar tampoco aspectos importantes.
Por cierto, se ha hecho la serie que consta de 10 capítulos de una hora que es bastante tiempo para una novela de 316 páginas. Habrá que ver alguno para comprobar cómo han hecho la adaptación.
Colson Whitehead, El ferrocarril subterráneo. Traducción
Cruz Rodríguez Juiz
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