martes, 18 de abril de 2023

Inagotable


Desde luego la capacidad de trabajo y la creatividad de esta escritora francesa fue absolutamente increíble. Nacida en 1903 en Kiev, se trasladó con su familia a París en 1919 y terminó asesinada en Auschwitz en 1942, es decir, que tuvo menos de veinte años para escribir, quizá algo menos pues lo hacía en francés. Pues bien, este libro hace el número diecisiete de los traducidos desde que la misma editorial Salamandra, que ha publicado todos sus libros en España, publicó la afamada Suite francesa, y me imagino que aún pueden quedar otros, sobre todo teniendo en cuenta la calidad de este Dos.

Tiene Némirovsky muchas virtudes literarias y no es la menor el ser una gran contadora de historias, una gran narradora. Tiene imaginación, sabe crear personajes llamativos, construye buenos diálogos y en sus historias siempre suele haber, sea como trasfondo o en primer plano, temas interesantes.

En esta novela son varios los temas que se tratan: el amor, el matrimonio, las relaciones entre padres e hijos, la madurez o la vejez.

Para ello se sirve fundamentalmente de los miembros de dos familias: los padres, que no mantienen demasiado buenas relaciones entre sí,  y sus  hijos que, junto con algunos otros amigos, irán tejiendo diferentes relaciones a lo largo de la novela.

De los temas que antes enumeraba es quizá el del matrimonio el que sale peor parado. Un fragmento puede servir de ejemplo:

 

“Hasta entonces él y su esposa no habían conocido la maldición congénita del matrimonio: las peleas sin motivo que estallan repentinamente, como una tormenta en pleno verano, y que, raras al principio y motivo de vergüenza para los dos cónyuges, acaban ocupando el tiempo y la mente de ambos y produciéndoles un oscuro placer”. (p. 22)

 

Pero más allá de esto, incluso aquellos que logran mantenerse no solo tienen conflictos como los del fragmento, sino que suele haber un tercero o tercera en discordia. Está claro que la autora no tiene una visión muy optimista sobre esta institución.

La novela, publicada en 1936, transcurre durante los años veinte pues se inicia en la inmediata posguerra, 1919, y termina en 1931. Sin embargo no hay en ella ninguna referencia a los “felices” veinte si bien se puede deducir  por las ganas que tenían los jóvenes de fiesta y diversión.

En la novela hay varios momentos en los que la narradora reflexiona sobre distintos aspectos de forma un tanto pesimista a veces como en el siguiente fragmento dedicado a la vejez:

 

“Todo adulto (…). Cuando llega a viejo, pese a las consoladoras ficciones del amor filial y conyugal, sabe a ciencia cierta, y cada día con más claridad, que su dominio sobre esos corazones se debilita, que ya no le quieren, que lo compadecen, que lo respetan y lo soportan, pero su presencia, su existencia, ya no es necesaria para nadie”. (p. 165)

 

Hacía tiempo que no leía una novela de Némirovsky (creo que he leído todo lo traducido) y, sinceramente, he pasado un buen rato y me he llevado también algún disgusto como la lectura del fragmento anterior. En cualquier caso, sigo recomendando la obra de esta escritora que no sabemos hasta dónde podría haber llegado de no haber tenido tan terrible final.

 

Irène Némirovsky, Dos. Traducción José Antonio Soriano Marco.

 

 

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