Lo primero que
me surge a medida que avanzo en la lectura del libro es mi enciclopédico
desconocimiento de la realidad de esos países a pesar de que, gracias
precisamente Óscar Martínez, periodista salvadoreño y que trabaja también en El
Faro, empecé a conocerla desde que, hace ahora justamente dos años, leí Los muertos y el periodista y el año
pasado todo lo que se había publicado en España de él. Sin embargo, tanto
Honduras como Nicaragua apenas aparecen en esos trabajos.
Es curioso
que, por lo que parece, tampoco se conocen en sus países muchas cosas de las
que se habla en el libro, al menos es lo que se deduce del siguiente fragmento:
“Recogí la mayoría de estas historias en caseríos, valles entre volcanes y veredas en las montañas, donde transcurre la vida centroamericana a espaldas de las instituciones del Estado. Lugares que son como pliegues: donde no llegan los reflectores y las cuestiones que allí suceden suelen permanecer ausentes de nuestras narrativas nacionales”. (p. 12)
El libro de
Dada, por cierto creador y director de El Faro, recoge diez artículos
publicados entre 2010 y 2021 mayoritariamente en su periódico pero alguno en
otros medios. Solo Costa Rica está ausente, mientras que el resto es tratado de
forma casi igualitaria. Así: Honduras (3), Nicaragua (2), Guatemala (2) y El
Salvador (3).
Los temas son
muy variados pues van desde el zoológico que tiene en plena selva un narco
hondureño que afirma haber asesinado a 78 personas y que tiene fuertes
conexiones con la política a través de los hijos de dos presidentes, hasta las
averiguaciones que hace sobre el asesinato de Monseñor Romero, pasando por el
narco de Guatemala que descubre siguiendo la pista de la muerte de unos
migrantes ¡cameruneses! También los problemas con la hidroelectricidad en
Honduras con un estado ausente que todo lo privatiza y que, al final, se
convierte en un conflicto de pobres contra pobres.
Todos los
artículos son muy interesantes y reflejan unas situaciones de enorme dureza,
pero al mismo tiempo aparecen personajes de gran entereza capaces de sobrevivir
e incluso de pelear por mejorar en unos medios totalmente adversos, tanto
económica como políticamente.
En este
sentido me ha llamado la atención lo que Dada afirma en el siguiente fragmento:
“Para mi
generación fue especialmente decepcionante confirmar que, en su ejercicio del
poder, la derecha y la izquierda habían mostrado la misma capacidad para la
corrupción y su desconexión con los más vulnerables”. (p 12)
Como decía,
todos son muy interesantes, pero quisiera destacar dos: Por un lado, el
titulado Roque en Saturno en el que
hace un recorrido sobre la historia reciente de El Salvador que resulta muy
claro y ayuda a comprender muchas de las cosas que han pasado, y por otra
parte, La generación rota de Nicaragua
un artículo difícil de leer para los que ya tenemos unos años y pusimos tanto
entusiasmo y esperanzas en la revolución sandinista.
En fin, dejo
algunos sin mencionar expresamente, pero son tan buenos e interesantes como los
mencionados. Dada tiene una gran capacidad de comunicación y una escritura muy
fluida y centrada en lo que cuenta. No huye de la violencia pero tampoco se
ceba en ella, algo que resultaría muy fácil por la constante presencia en esas
sociedades.
Un libro muy
recomendable que, al mismo tiempo, deja un regusto amargo porque habla de
realidades tremendamente duras y, lo que es peor, a las que no se les ve
ninguna salida. Un ejemplo sería la del propio Dada y El Faro que se han tenido
que trasladar a Costa Rica ante los riesgos que corrían en su país.
Aprovecho para
recomendar también cualquiera de los cuatro libros publicados aquí de Óscar
Martínez (hay comentario de todos en el blog).
Carlos Dada, Los pliegues de la cintura.
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