Como periodista es realmente muy buena, tanto como
para ser capaz de que un libro como Opus
Gelber, en el que hace un extenso retrato de un pianista argentino de
música clásica del que yo desconocía hasta su existencia, me atrapara desde el
principio. Pero es que, además, escribe muy bien y tiene una gran capacidad
para escuchar y a partir de ahí sacar lo mejor de los personajes.
En este retrato de la exmilitante montonera Silvia
Labayru que ahora comento está una Guerriero creo que en la cumbre de su
madurez como periodista y escritora. Se ha metido con un tema complicado y
complejo y lo ha resuelto con gran maestría y dejando al lector con ganas de
más después de leer 430 páginas.
Labayru formaba parte del equipo de Inteligencia de
Montoneros cuando se produjo el golpe de Estado en 1976. Tenía veinte años y
estaba embarazada. El 29 de diciembre de ese año fue detenida e ingresada en la
ESMA donde fue torturada, violada y donde dio a luz a una niña que entregaron a
sus padres (su padre era miembro de la Fuerza Aérea).
Guerriero ha entrevistado para hacer el libro a
muchas personas, creo haber leído en algún lugar que unas 60. Entre ellas: dos
de sus tres parejas, el primero y el actual, (el otro ya había fallecido cuando
hace el libro) y un tercer hombre con el que tuvo relación en los ochenta; varias
de sus principales amigas y compañeras de militancia y cautiverio; algunos
amigos (Martín Caparrós entre otros), sus hijos, sobre todo su hija Vera, la
que nació en cautividad, y, obviamente, un montón de horas con la propia
Labayru a lo largo de casi dos años que empezaron en 2021.
Con estos mimbres monta un retrato realmente impresionante sobre la vida de esta mujer que, además de lo ya relatado, sufrió el rechazo de gran parte de sus compañeros de militancia tras su puesta en libertad. Cómo arma el retrato y cómo va dando voz a los diferentes intervinientes es algo que me parece la clave de este libro y lo que hacen de él un texto fundamental para entender muchas de las cosas que han sucedido en Argentina.
A mí particularmente es un libro que me ha impactado.
Tengo muchos afectos aún en ese país y otros desgraciadamente ya nos han
abandonado. He pasado muchas horas en Buenos Aires hablando y escuchando
historias de esa época, he visto bastantes documentales y he leído libros de
Bonasso (como el Recuerdo de la muerte
que menciona Guerriero), Galimberti y Horacio Verbitsky entre otros. Me
interesa y me preocupa todo lo que pasa allí. Con todo, jamás había visto una
exposición tan clara y tan sincera de muchas de las cosas que sucedieron en los
setenta y después. Obviamente, aquí no hay espacio para mencionarlas. Sí para decir que es un libro en el que hay muchos grises y pocos blancos y negros
(estos últimos muy evidentes, claro). Un libro en el que se cuentan cosas tan
chocantes como que Labayru fue violada por su torturador, algo “normal”, pero
también por la mujer y en la casa del matrimonio, o que estando detenida en la
ESMA pudo ver a su marido de entonces, Alberto Lennie, en Brasil, en Madrid y
en México. En fin, un libro algo más que interesante, un libro impactante y que
dice mucho sobre la condición humana, ( sobre
lo peor sobre todo, pero también algo sobre lo mejor).
Otro apunte personal: Silvia Labayru tiene una casa
en Valsaín, un pequeño pueblo de Segovia
que está en las estribaciones del puerto de Navacerrada, a la que acude con
frecuencia porque es el lugar donde mejor se siente. En ese pueblo pasé muchos
de los mejores momentos de mi infancia y juventud, y a él he vuelto varias
veces en los últimos años para enseñárselo a mi mujer y a mi hijo. A ambos les encanta.
Hay una interesante entrevista con Carmen López en
eldiario.es
Leila Guerriero, La
llamada. Un retrato.
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