Dice el jurado justificando la concesión:
“Una novela curativa y luminosa que narra el proceso de restauración de una casa en el campo que termina redimiendo a la familia que la ocupa. Una hermosa parábola humana sobre la importancia del trabajo manual como origen último del arte”
Efectivamente, el libro se dedica a narrar el
proceso de restauración de una casa, el problema es que lo hace imitando el
programa que había en la televisión
dedicado al bricolaje. Hay páginas y páginas lijando, pintando, atornillando,…
ya sea al patio interior, el exterior, la cocina, el emparrado,... Por dos
veces tuve la tentación de abandonar la lectura, pero pensé que habría otros
momentos y otros temas. Acerté, en parte al menos, porque hay algunos aspectos
que me llevaron a los años de finales de los cincuenta e inicios de los sesenta
en los que pasaba los tres meses de vacaciones en un pueblo de Toledo, con la
familia de mi madre, dedicado a ayudar en lo que podía en las labores
agrícolas. Así, cuando describe cómo se hierra a un caballo, o el
descubrimiento de los gatos recién nacidos o la forma de aparejar una
caballería, por citar solo algunos. Recuerdos todos muy gratos en mi historia
personal.
Ahora bien, el texto se dedica en general a
describir con todo lujo de detalles los diferentes trabajos manuales. En la
novela no hay realmente personajes más allá del protagonista, un escritor que
es claramente trasunto del propio Carrasco; no hay ningún tipo de trama; no avanza más
allá de lo que avanzan las mejoras en la rehabilitación de la casa. No entiendo
la redención de la que habla el jurado y menos aún de dónde sale la afirmación
sobre “la importancia del trabajo manual como origen último del arte”.
Hay algunas reflexiones del autor que, en general,
son bastante peregrinas. También un exceso al principio de nombres de autores
como: Tanizaki, Stevenson, Perec, Tabucchi, Manoel de Barros, Ginzburg o Agnès
Varda; nombres que luego va espaciando, pero que choca bastante por su
proliferación en las primeras páginas.
Tengo que advertir que Carrasco es un escritor que
me cae bien que, como decía antes, me encantó con su primera novela, que me
gusta que desarrolle sus historias en esos ambientes, que escribe muy bien, pero
no por eso debo evitar la crítica, incluso aunque parezca muy dura. No soy
crítico literario, solo un lector al que le gusta que le cuenten historias
interesantes con buenos personajes, dos cosas de las que carece esta novela.
Jesús Carraco, Elogio
de las manos.
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