La verdad es
que hablar de un relato de Zweig a estas alturas parece raro en un blog
en el que este magnífico escritor ocupa el segundo lugar, inmediatamente detrás
de su amigo Joseph Roth, en la sección que dedico a “Mis autores favoritos”.
Seguro que hace muchos años leí este relato, pero
gracias a mi (escasa) memoria he podido leerlo ahora como si fuese nuevo.
En él está el estilo característico de su autor y
dos temas que también trató en más de una ocasión: la pulsión sexual, presente
en muchas de sus obras, y la pasión por el juego, en este caso convertida en
auténtica ludopatía.
En este caso es una señora de cierta edad quien le
cuenta al narrador, que funciona como intermediario de la historia, algo que le
sucedió hace unos años cuando tuvo una relación de un día con un joven adicto
al juego.
El relato va ganando en intensidad a medida que
avanza y mantiene muy bien la tensión
narrativa para que el lector se interese por lo que pasó entre la señora y el
jugador. Zweig es un verdadero maestro en este tipo de relatos o novelas
cortas, apenas 100 páginas, en las que es capaz de reflejar muchos aspectos de
los comportamientos de la gente.
Tan recomendable como todo lo que escribió este
maestro entre maestros.
Stefan Zweig, Veinticuatro
horas en la vida de una mujer. Traducción María Daniela Landa
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